《Siempre》
Aquella era la palabra que marcaba el rumbo de su vida. Siempre mirando hacia delante, siempre soñando con alejarse del mundanal ruido de la ciudad y huir al bosque, donde siempre podría respirar libre.
Diana miraba siempre a través de la ventana hacia el infinito horizonte, queriendo echar a correr sin rumbo hasta topar el bosque en el que vivir su vida en paz, sin ruidos ni personas que pongan freno a sus sueños... Un lugar donde poder alzar el vuelo sin miedo de cadenas que la agarraran al mundanal suelo, rasgar sus sueños y siempre ser valiente.
Estaba tan cansada de todo lo terrenal que un día comenzó a escribir su propia historia, comenzó a mentirse así misma y creerse que lo escrito.
Ella siempre quiso ser gigante, volar lejos para tomar fresco el aire, olvidarse de los golpes y de todos sus males.
Pero para su suerte o fortuna tenía una cuerda que la mantenía cerca del suelo, cerca de lo real y este era su gran amor, su cadena al cuello él era Fernando.
Su eterno compañero, su vecino desde niñez... Su nunca de siempre.
《Nunca》
Era su palabra clave. Fernando era serio, negaba de levantar los pies del suelo, nunca quiso perseguir sueños y sentir el aire puro.
Nunca quiso ver alzar el vuelo a Diana, sufría al verla huir de la realidad imperante, él solo quería echar raíces en el suelo y sentir que todo era real.
Ella siempre luchaba por conseguir huir al bosque y llevárselo, pero él nunca iba a ceder. Por más que la amase y luchará por devolverla a lo real, ella siempre y él núnca. Dos contrarios imposibles amando ser algo que siempre iba a ser nunca.
《El beso》
Cuando sus labios chocaron por primera vez ambos sintieron lo que siempre quisieron sentir.
Ella por fin se sintió libre y como si volara por siempre, llenando sus pulmones con el aire fresco. Por fin despegó sus pies del mundanal suelo, olvido el molesto ruido de la ciudad y este se cambió por la armonía del ansiado bosque. Siempre quiso que durara esa sensación y por eso comenzó a creerse sus mentiras, porque con su roce por fin todo era como siempre quiso que fuera.
Él sintió echar raíces, unirse al suelo y por fin se sintió real. Al fin libre de sus sueños, fundido con la realidad sin pájaros en su cabeza, por fin sintió real el ruido coordinado de la ciudad latente. En ese roce el decició que nunca dejaría que alzara el vuelo, decidió ser sus cadenas. Nunca estaría dispuesto a renunciar a ella.
Es así es como Siempre y Nunca pasaron a engañarse el uno al otro, ella fingiendo vivir en sus sueños y él soñando con frenan su huida.
Pero como sabes queridos lectores, nunca es para siempre.
《Reflexión》
Ella pasado los años se topó con una reflexión de su fingida realidad.
-Él nunca será siempre- daba vueltas en su cama rozando donde su cuerpo se encontraba, sabiendo que apesar de tener los ojos cerrados soñaba. Suspirando bajo ella sus párpados, para sumergirse como siempre en el bosque silencioso y armónico de sus sueños.- Debería huir, dejarle... alejarme de ese blablabla y de siempre mentir.
-Ella siempre dirá nunca a lo real, renuncia a este mundanal mundo... Pero soy sus cadenas, pero es un sueño que nunca he querido...Nunca quise tener sueños.- con los ojos cerrados sentía sus caricias en la cara, esas caricias que le hacían sentir real ahora tan solo le suponían ese sueño... ese sueño que nunca quiso tener.- Debería dejarla huir, dejarla alejarse de ese blablabla y de nunca ser sincero.
De esta forma, el amor del uno por el otro, les obligó a llegar a esta triste conclusión queridos lectores. Puesto que amar es también seguir lo que uno quiere, ya que a veces somos el nunca de un siempre, las cadenas de alguien o el globo que eleva a quien quiere tener los pies en el suelo.
《El silencio en el bosque》
- Quizás por el miedo a tenerte nunca supe amarte...- le susurra Fernando entre lágrimas.
-Siempre fui de frente pero nunca fui valiente, ni tentarte como la serpiente...Siempre he querido saber como amarte, pero no siempre es posible...- responde Diana entre el llanto abrazando el recuerdo de ese amor que se evapora.
-Quizás solo quise ser las cadenas de tus ganas de volar, quizás solo quise sumergirme en los retales de tu bajo vientre.- él ya no aguanta y se desmorona en la entrada de aquel infinito bosque. Ella le observa y le tiende su mano secando sus lágrimas con la otra.- Siempre te amare...
-Nunca digas siempre porque siempre te arrepientes...-Diana esbozaba una sonrisa, Fernando agarró su mano y se levantó limpiándose el polvo.- Siempre olvido las despedidas, pero nunca será siempre para ti... Yo creía quererte de igual modo que tu lo deseabas así, pero Fer nunca quisiste soñar y yo siempre quise huir.
-Nunca podre ser tu siempre... Pero solo prométeme que regresaras...
Se besan por última vez, antes de que ella diga sus palabras definitivas.
- Siempre fui de frente pero nunca valiente...Pero esta vez seré valiente y te diré que no podré volver- susurra en su oído, secando su última lágrima.- Siempre querrás echar raíces en la realidad y yo ser libre con mis sueños.
Tras este desapareció entre las ramas del bosque, las ramas que parecían abrazarla y alegrarse de su presencia.. como si Diana siempre hubiera pertenecido a aquel mundo. En cuanto a Fernando logró echar raíces en el suelo, fundirse con la realidad sentirse por fin alguien... Espanto a todos los pájaros que amenazaban con anidar en su mente y se volvió Real.