Capítulo Cinco.

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5 de diciembre, 2015.

El sonido de mi teléfono se coló por completo en mis sueños arruinándolos. Moví mi mano, sin abrir mis ojos, hacia el buró para tomar el artefacto y contestar la llamada. Coloqué el celular sobre mi oreja e hice un sonido con mi garganta para dar señales de vida.

– Dime que no estabas dormida. – abrí mis ojos de golpe y como un resorte salté de la cama. Alex se despertó con una mirada confundida y algo aterrada. – ¡Lauren!

– Creí que la boda era en la tarde. – me justifiqué, Alex rodó sus ojos y se volvió a recostar en la almohada con la intención de seguir durmiendo. – Y son las siete de la mañana.

– Lauren, el vuelo sale a las diez. – sacudí mi cabeza como si eso fuera a repetir lo que Scar había dicho.

– ¿Vuelo? – vi a Alex voltear a verme con el ceño fruncido, se incorporó en la cama sin apartar la mirada de mí.

– ¿No te lo dije? – negué con mi cabeza. – Bueno, no importa. Solo haz un bolso pequeño con un par de mudadas y pasamos por ustedes en una hora.

Cortó la llamada antes de que pudiera decir algo más. Me quedé mirando la pantalla del celular esperando una explicación más completa.

– ¿Tú sabías de que teníamos que volar? – pregunté mirando al castaño un tanto adormilado. Alex negó con su cabeza. Di un bufido y caminé hacia el ropero, abrí ambas puertas para revisar que podía llevar. Lo peor es que no me dijo a donde es, ni cuanto vamos. Así que no sé si llevar blusas frescas y luego sea en la Antártica o llevar abrigos y que sea en el trópico.

Pasé mis manos con desesperación por mi cabello. Tomé la maleta pequeña y la abrí. Eché un par de blusas y dos abrigos, la ropa interior, un pantalón y el vestido azul que tenía planeado ponerme.

– ¿Tienes suficiente ropa para llevar? – me volteé a verlo.

– Vivo con una maleta hecha, amor. – contestó levantándose de la cama y estirándose. – Solo tengo que sacar un par de camisas para no llevar mucho. Allá aplancho el traje. – se encogió de hombros y se dirigió al baño.

Salí de mi habitación para caminar hacia la cocina. Tenía tanta pereza que iba arrastrando mis pies por el suelo de la casa. Tomé el envase donde guardo el café y una cuchara, puse el percolador y me dirigí de vuelta a mi cuarto.

Alex aún no había salido, rodé mis ojos, tomé la ropa y entré a la habitación de Clarie. La pelinegra estaba completamente dormida, abrazada a su peluche gigante; tiene el sueño bastante pesado, por lo que puedo pasarle por encima y ni así se despertará.

***

– Tengo una duda rápida. – le habló Alex a Scar. Ella asintió sin dejar de caminar. – ¿Cuándo volvemos? ¿Quién pagó los tiquetes? ¿Y a dónde vamos? – hizo una pausa. – Creo que era más que una duda.

Scar había corrido a pasar el check in por lo que nosotros nos atrasamos. Luego llegó y comenzó a caminar hacia la zona de seguridad del aeropuerto.

– Volvemos mañana en la tarde. Mike pagó el de ustedes dos. – lo volteé a ver acusadoramente a lo que él agrandó su sonrisa inocente. – Y vamos a Nueva Orleans. – abrí mis ojos sorprendida, de nuevo.

No nos dio tiempo de contestar a sus palabras puesto que comenzó a caminar en dirección a la puerta de abordaje. Perdí a Alex de mi vista, fruncí el ceño y me giré sobre mi eje para intentar encontrarlo.

Mike se cruzó por mi vista, tenía su mirada confundida y una ceja enarcada.

– ¿Estás bien, pequeño ángel? – asentí sin mucho cuidado. Mike se acercó con su ceño completamente fruncido hacia mí, dejó sus manos en mis hombros. – Lauren, pareces distraída.

Recuperando El Pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora