Capítulo cuatro: Un poco de "juego".

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Tal y como le había propuesto al rubio, Ferid le llevó hasta su habitación, sin que los vean nadie, aún no quería que descubriesen su romance con él. Cerró la puerta con llave para que nadie pudiese entrar e interrumpir lo que iban a hacer a continuación, girándose para mirar al rubio y sonreír de medio lado, comenzando a acercarse a él a paso tranquilo, sin prisa alguna, pues tenían toda la noche para hacer lo que les plazca. –Ponte cómodo, Mi-Mika~- Dijo Ferid, pasando de largo para sentarse en el borde de la cama, mirándole desde ahí, manteniendo aún aquella sonrisa en los labios, esperando a que el menor se acercase o hiciese algo. Mika asintió ligeramente y se acercó a él, sentándose a su lado y mirándole de reojo, un tanto sonrojado. –Pero yo no... no sé qué hay que hacer.- Confesó el rubio, agachando la cabeza, un tanto avergonzado. Tenía miedo de que fuese a reírse de él o no le agradase que tuviese que hacerlo él todo, pues quería hacerle sentir bien de algún modo y no tener que hacer siempre lo que le dijese, necesitaba hacer algo por su propia cuenta. Ferid simplemente suspiró y le besó la mejilla, sonriendo suave. –No pasa nada, te iré enseñando poco a poco, no tienes que sentir vergüenza.-

Mika sonrió suave ante sus palabras, asintiendo de forma leve, devolviéndole el beso en la mejilla al peli plateado, en cambio, se quedó quieto, ya que no sabía qué hacer a continuación, cosa que le causó algo de gracia a Ferid, eso era a lo que más le temía, que el vampiro se riese de él y que lo tratase como si fuese un mocoso sin experiencia, aunque la verdad, era eso... -Solo relájate y déjate llevar, ¿vale?- Susurró el mayor cerca de su oído, empujando suavemente al contrario para dejarlo tumbado sobre la cama, asegurándose no ser muy brusco aquella vez, por supuesto no quería hacer daño a su amante, al menos no la primera vez. Se colocó encima de él, colocando las piernas a cada lado del cuerpo del menor para no aplastarle, inclinándose un poco para comenzar a besarle en los labios, bajando poco a poco por su cuello mientras con sus manos comenzaba a quitarle la chaqueta del uniforme, siguiendo por la camisa. Mika no se quedó quieto y siguió sus mismos pasos, deshaciéndose completamente de la parte de arriba del uniforme ajeno, mirándole de reojo, sintiendo cada beso que le depositaba sobre la piel. Ambos dejaron las prendas a un lado de la enorme cama, Ferid volvió a inclinarse un poco para seguir el camino de besos que había empezado, bajando desde su cuello hasta su pecho, ahora al descubierto, mientras Mika se limitaba a cerrar los ojos, sintiendo como su pulso comenzaba a acelerarse y su respiración a agitarse, a parte del pequeño nerviosismo que invadía su cuerpo. El peli plateado se daba cuenta de su nerviosismo, por ello trataba de calmarle con aquellos besos, viendo que no lo conseguía, o no mucho, volvió a subir para besarle en los labios, viendo que su beso era correspondido del mismo modo en el que se lo daba, suave y cariñoso. Deslizó sus manos por el pecho del rubio, bajándolas hasta el principio de los pantalones, procediendo a quitárselos lentamente, aún sin separarse del beso, ya que notaba que cada vez se ponía más nervioso. –Tranquilízate...- Susurró contra sus labios, rozando estos al hablar, volviendo a besarle una vez más a la par que seguía deshaciéndose de sus pantalones.

Mika no pudo evitar removerse ligeramente al sentir que ya no llevaba los pantalones puestos, desviando un poco la mirada, más avergonzado de lo que se sentía antes, aún no se acostumbraba a aquello, y no creía que fuese acostumbrarse en todo el acto... Quizás en el próximo ya estuviese más calmado, más... acostumbrado. Sin embargo no dijo ni una sola palabra, se limitaba a respirar bastante agitado y a mirar de vez en cuando lo que hacía el peli plateado. Extendió las manos, un tanto temblorosas, a los pantalones ajenos, también debía quitárselos si quería hacer algo, claro está, desabrochando cuidadosamente el botón, deslizando a continuación la cremallera, deshaciéndose por completo de los pantalones. Los besos que seguía recibiendo por parte del mayor, hacía que se tranquilizase un poco, sin embargo no del todo, o no tanto como le gustaría. Se estremeció de forma suave al sentir un beso en su vientre, clavando la vista sobre el contrario, viendo que este le estaba sonriendo. –Al fin bajaste de las nubes, Mikaela.- Musitó, acariciándole el vientre con las yemas de los dedos, sonriendo algo más al ver como temblaba ligeramente por las caricias. –Prometo no hacerte daño, así que puedes estar tranquilo, ¿de acuerdo?- Mika asintió ante aquello, ahogando un jadeo cuando la mano ajena bajó del vientre a su entrepierna y comenzó a acariciarla por encima de la tela de los boxers, no había esperado que hiciese aquello tan pronto, además que le pilló de sorpresa, no estaba preparado. Sus mejillas se tiñeron de un rojo más notorio conforme la mano del peli plateado continuaba con las caricias en aquella zona, sintiendo como su cuerpo comenzaba a reaccionar ante estas caricias. –Mhg... F-Ferid...- Susurró, jadeando de forma suave, removiéndose un poco por el cosquilleo que le producía, viendo que su hombría había crecido en cuanto este apartó la mano de ahí. Se sentía demasiado extraño, necesitaba que le siguiese tocando, en cambio no fue lo que hizo, le liberó de la única prenda que le quedaba, dejándola junto a las demás mientras le contemplaba por completo, verle desnudo frente a él le provocaba demasiado, necesitaba tenerle entre sus brazos.

Forget everything you were. {MikaFerid} (Suspendido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora