Estaba sentada en la sala de espera de primera clase, esperando el momento en que nos llamaran para abordar. Me picaba el cuero cabelludo, al igual que los nudillos de deseo de plantárselos a ese payaso que no dejaba de mirarme desde la puerta. Si me movía un solo centímetro, sus ojos también lo hacían. Le di la espalda, pero seguí sintiendo su mirada sobre la mía. Tras veinte minutos no soporté más.
-¿Qué coño quieres? -le chillé desde el otro extremo de la sala-. Ya la he liado una vez en este aeropuerto, no querrás saber por qué.
El hombre esbozó media sonrisa y se fue. En cuanto se me bajó el cabreo miré que todos los demás pasajeros se habían quedado mirándome. Una chica vestida de marinero se acercó a mí y me ofreció un vaso con hielo. Me lo empiné de golpe, sin preguntar nada.
-¿Quiere vodka, señor? -le ofreció al hombre que estaba a mi lado.
Escupí lo que tenía en la boca, aunque ya me lo había bebido todo. Llené todo el suelo de la sala de saliva. No, no, no.
-Genial -susurré para mí misma-. Será un milagro si ese avión logra aterrizar.
Me puse de pie y me dirigí hacia los lavabos. Entré en una de las casetas y me arrodillé en el suelo frente al váter.
-Mierda -renegué, respirando. Cerré los ojos y abrí la boca. Me metí dos dedos en la garganta y empecé a vomitar el ácido líquido que seguía en mi esófago. Estuve a punto de ahogarme un par de veces, sintiendo el escozor del alcohol en mi garganta. Por suerte llevaba el cabello blanco atado en un moño desenfadado. ¿Cuándo había sido la última vez que me había arreglado el pelo? Me arqueé sobre el excusado y lo lancé todo.
Escuché la llamada de mi vuelo desde los altavoces, así que, con todo el esfuerzo del mundo, me puse de pie. Todavía llevaba el traje amarillo canario a juego con el de Shane, pero las rodillas se me habían ensuciado. Joder, no me había lavado las manos para meterme los dedos a la boca. Me consolé recordándome que me había metido peores cosas en el pasado.
Me enjuagué la cara en el lavamanos y me miré los ojos. Estaban un poco hinchados y enrojecidos. Me temblaban un poco los brazos; algo de vodka seguro que sí me había quedado dentro. Escuché la última llamada y salí corriendo en busca de la puerta de entrada. Entré de una vez, puesto que todo el mundo ya había embarcado.
-Adelante, señorita -me indicó una de las azafatas.
Me guio por la cabina de primera clase, y desde el primer momento reconocí el brazo de Levi asomándose desde el asiento de atrás. Me apresuré a ella con la mano estirada, pero me abstuve de tocarla cuando vi que no era ella. Un instante de duda me embargó. ¿Sí era ella? Se estaba besando con un tío.
-¿Señorita? -inquirió la azafata detrás de mí-. ¿Necesita ayuda?
La pareja se separó y se quedaron mirándome. Sí era Levi. Y el tío era Shane.
-¿Qué coño? -jadeé, sin aliento.
El mundo se congeló durante un segundo. Mi mirada se perdió entre ambos, y mi cerebro dejó de funcionar. Levi tenía cara de culpabilidad, pero no se hallaba nada sorprendida. Mientras que Shane parecía haber estado esperándome.
-¿Qué estás haciendo? -le pregunté a Levi. No estaba para mis llamadas, ¿pero sí para chuparse las amígdalas con ése?-. ¿Shane? -Lo miré. ¿Qué clase de enfermo era? ¿A qué juego estaba jugando? Primero Hassan ¿y ahora Levi? Se había tomado la tarea de destruirme la vida demasiado en serio.
Él no parecía arrepentido, sino todo lo contrario. Me dedicó una sonrisa de oreja a oreja y se sacudió el cabello. Estiró un brazo y lo pasó por encima de los hombros de mi mejor amiga.
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2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]
Teen Fiction[SEGUNDA PARTE DE LA VERSIÓN CORREGIDA DE NIÑA MAL, DE HARRY STYLES, (POR LA AUTORA ORIGINAL)] Blake ha logrado lo que se había propuesto: regresar a Las Vegas. Lo que no había planeado era ser acusada por el asesinato de la madre del amor de su vid...