No se puede escapar de la muerte

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Pasé por el mismo sitio de siempre pero esta vez había una chica sentada en el banco cerca del río. Estaba sentada mirando hacia atrás, parecía estar esperando a alguien. Continué andando y ví al señor de siempre empujando una silla de ruedas con el mismo paralítico de siempre. Después, pasó un chico con muletas. Era alto y delgado, parecía que se iba a partir en cualquier momento. Miré a la carretera y pasaban muchos coches. Me puse en el lado donde no pasaban coches para... variar un poco. Mi mirada se dirigió esta vez hacia una especie de parque en el que un grupo de adolescentes estaban haciendo lo que parecía un picnic. Seguí caminando. Había dos niños que parecían hermanos, los dos igual de insoportables; había una niña, de unos 7 años; y un niño, de unos 3 años. Continué avanzando. Ví a una mujer de unos 20 años, tenía el pelo rojo... se notaba que era teñido, y tenia algo... un tanto raro... llevaba el flequillo de amarillo. Hoy me apetecía ir andando así que... No cogí el autobús. Seguí dirigiéndome a mi destino. Deceleré un poco el paso y, de repente, el autobús pasó delante mío, torció a la derecha y se cayó del puente arroyando 3 hombres mayores y matándoles. No le di importancia y seguí caminando pero más rápido. Toda la gente se paró a ver lo que había sucedido. Unos minutos más tarde me fijé en un coche aparcado en una zona verde. Dentro pude distinguir a un chico y una chica besándose... Y no quise ver más. Después pasé por al lado de una casa abandonada y luego ví a un hombre... "fortachón", digámoslo así; que llevan una bolsa negra bastante grande. Desapareció por un callejón. Crucé de acera, ¿por qué? Pues porque me apetecía. En la acera de la que provenía, atropellaron a un hombre y le dejaron allí, tendido en el suelo con una herida bastante grande en el bazo izquierdo. Pasados unos minutos llegué cerca de un gran árbol con flores moradas. Eran hermosas. Tomé una entre mis manos y la puse en mi pelo. Me quedaba mal, lo sé, pero era reconfortante sentirme linda antes de mi muerte. Sonreí feliz pero a la vez triste. Oí un disparo y una bala atravesó mi cabeza quitándome la vida de entre mis manos y la flor de mi pelo.

La muerte no perdonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora