Pequeña rosa

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Hoy al igual que ayer, igual que mañana la reina pasea por su jardín de rosas con mirada melancólica, con los ojos tristes, suspira cada vez que ve una rosa blanca...Hoy no tenia ganas de discutir ni de exigir nada...se sentía sola, vacía, su alma no estaba en su cuerpo. su mente esta en otro lado a millones de kilómetros del país de las maravillas  en el castillo de su hermana, su dulce hermana... 

Estaba loca...no podía estar mas loca, ¿como pudo haber sido capaz de enamorarse del caballero de su hermana?, recogiendo todas las cosas malas que hizo esta la consideraba la peor, ignorando claro todos los sacrificios y derrames de sangre.

llego al final de su jardín, el cual en esta ocasión se sintió mas corto que el día anterior y seguramente mañana seria mas corto, es increíble como podía perderse en sus pensamientos e ignorar  todo a su alrededor...

Esta cansada

Sus ojos tenían las marcas de ojeras removidas con una poción del sombrerero y su pintura era incorrectamente correcta, en sus labios no había un simétrico corazón, estaban pintados completamente rojos, remarcando la forma sutil de sus delicados labios, y su cara con pintura blanca perfectamente pintada, se comenzaba a correr con una sutil lagrima que empapa su mejilla derecha dejando en ella una perfecta linea hasta caer en un arbusto cercano, haciendo una vez mas que una pequeña rosa florezca de el. Ella soltó un suspiro...y otra rosa surgió al lado de otra.

volvió en si cuando sintió rápidas pisadas hacia ella, era el conejo blanco que seguramente llegaba tarde para entregarle alguna noticia...quizás otro baile con la duquesa  o tal vez otro juicio, no importaba en cual siempre intentaban emparejarla con alguien, para que lograse olvidar al rey...solo que tanto el conejo, la duquesa, sus soldados, ignoraban la verdad, ella aun no olvidaba al rey seguramente jamas lo haría, pero esto nuevo que sentía... estos sentimientos incoherentes que la invadían no los había sentido por nadie...ni siquiera por el rey...y se sentía mal por eso se sentía despreciable.

-reina, reina -llamo el conejo...cuando finalmente llego a ella se detuvo de golpe y se inclino haciendo que su nariz tocara el suelo, esto le pareció cómico a la reina y  una leve sonrisa nació de sus labios

-habla ahora, conejo...¿que se te ofrece?- pregunto esta - ¿que te trae a mis dominios? - su voz era fuerte y poderosa 

-se...se...señoría- tartamudeo el conejo y de su bolsillo  saco una carta que le tendió -es de vuestra hermana- dijo el conejo...La reina lo observo y asintió con la cabeza...temiendo lo que podría decir esa carta 

-gracias, puedes retirarte - dijo la reina dando por supuesto que el conejo llegaría tarde a otro lugar y tenia razón, al darle permiso este observo su reloj y se fue corriendo muy rápido... a lo lejos aun se escuchaba su "es tarde, es tarde"  esto le saco una divertida sonrisa a la reina que tenia la carta en sus manos...fragancia a violetas.

Una vez en su alcoba la reina abrió la carta con cuidado de no manchar su perfume con el viento, y comenzó a leer, su pelo rojo estaba suelto y caía como cascadas sobre sus hombros y sus ojos azules brillaban con cada palabra que leía. Al terminar la carta, la dejo suavemente en su escritorio  y corrió a su armario. Debía escoger un vestido para mañana en la noche...y todo saldría perfecto.

                                                                       ...

La reina ya estaba dormida, descansaba tranquilamente en su cama, sin maquillaje, con su piel blanca como la porcelana y su pelo en la cara, era cuando se veía mas humana...

-te ves hermosa...mi reina - pensaba el caballero rojo que la observaba cuando ella no sabia... y suavemente dejo una pequeña rosa roja en la almohada de su majestad.

-que tenga dulces sueños- le susurro, antes de irse deposito sus labios en los de ella con suma suavidad, no quería despertarla...era un amor infame uno prohibido...uno que no podría ser visto... un amor de el y de su reina durmiente.

El amor de la Reina RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora