Capitulo 34 [2/2]

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Aviso: Este capitulo para mi es uno de los más importantes de toda la novela que estoy escribiendo, en cualquier caso pido que lo respetéis ante todo, sé que lo haréis. Este capitulo puede contener partes intensas y que quizás puedan afectar a tu sensibilidad. Me encantaría leer vuestros comentarios, de verdad. Un beso.

Creo que al nacer a todos nos dieron un par, yo quise volar sin dejar el suelo, pero todo se convirtió en imposible. Cuando eres niño, solo pides una estrella para alcanzar y cuando creces solo pides estrellas para ver, por que todo lo que hay aquí abajo estropea la visión del mundo que tenías antes.

En el momento en el que mi padre sujetó mi mano, agarró el hilo que colgaba de mi espalda y en cuanto todos se marcharon por la puerta, me arrancaron las alas. No sé que estaba pasando, sentía que me quedaba sin aire, mi pecho estaba abierto de par en par, el aire se me escapa. Mi cabeza se llenaba de sangre aun estando con los pies en el suelo. ¿En qué momento todo se puso patas arriba?

El miedo que había sentido 2 horas atrás era real, ya no era la misma. ¿A caso quitarme la máscara fue una buena idea? Lo hice, pero no me quité la máscara, la arranqué. Había estado pegada a mi piel durante tanto tiempo, que no se iba a ir como niño que roba un simple chicle en una tienda, no. Se iba a marchar, dejándome con el dolor más fuerte que había sentido nunca.

¿A caso soy una nueva persona? ¿A caso he cambiado? ¿De verdad, soy libre ahora?

¿Entonces por qué se siente tan mal? Podía recordar todas las miradas que compartí con ella, la primera vez que nos vimos y cómo observé como escondía mi pequeño par de calcetines entre sus manos. Recuerdo todo tipo de polvos cayendo sobre mi pelo y piel, acompañado de mil risas que nunca se habían sentido como aquel día. Podía escuchar su voz, y como ella me llamaba valiente, honesta y preciosa. Podía recordarlo todo, de como me dio fuerzas para perder las alas que mis padres me habían dado.

¿Cómo alguien que no me recuerda podría coser mis alas ahora?

Quiero correr pero lo único que hago es encerrarme en el baño. Me miro al espejo, me siento sucia. La chica que estoy mirando no soy yo, no quiero ser esta chica. Las uñas que habían tardado semanas en crecer, descansaban arrancadas en el suelo. Puedo ver como las lagrimas escapan de mis ojos, y como mi cara ha pasado a un tono rojizo. Ojala pudiese tener su abrazo ahora mismo.

Escucho la puerta de la casa abrirse, y yo solo pongo el pestillo en la puerta del baño. La chica morena entra desorientada pero tranquila, preguntando por mi nombre en cada rincón de la casa. Piensa que no estoy, pero un quejido por falta de aire me delata.

Laris: ¿Camila? - pregunta preocupada - ¿Estás bien?

Intento hablar pero mi voz se quiebra al salir de mi garganta.

Laris: Camila, ¿qué ocurre? - intenta abrir pero ve que está cerrada - ¿Puedes abrir?

Camila: No, - hablo con una voz más tranquila - estoy bien, tranquila.

Puedo escuchar como la chica asiente, pero aun así, se mantiene en la puerta.

Laris: Voy a estar por aquí, si sales.. - informa poco convencida de mi estado.

Camila: Vale..

Espero a que se aleje de la puerta, y cojo todo el aire que había estado aguantando. Aire que entra bocanada a bocanada. Recuerdo como soltó mi mano y mi pulso se acelera. Quiero sentir dolor, pero quiero sentir más dolor del que he sentido minutos atrás.

Quiero sufrir y descubrir que hay un dolor mayor al de un corazón roto por algo así. Solo quiero saber que no he sido herida lo suficiente, que tengo arreglo.

Polaroid  || Camila Cabello & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora