「 Look into my eyes 」
El hombre se quedó en silencio mientras esperaba a que ella apretase el gatillo. Su hija no quería, al contrario, más bien parecía forzada a hacerlo, aun sabiendo que tenía la opción de negarse a disparar. Después de un par de segundos de tensión decidió bajar el arma y arrodillarse ante su padre, que no mostró ningún sentimiento al ver que la chica no quería hacerle daño.
—No merece la pena hacerlo —murmuró ella—, lo único que conseguiré es ganarme el odio de todo el pueblo.
—Estás en todo tu derecho —dijo su padre.
La pistola, que se había quedado tirada en el suelo, pasó a manos de su jefe, quien no dudó en apuntar con ella a ambos.
—Si no lo haces tú, lo haré yo.
Y disparó sin piedad al padre.
El ruido pudo oírse incluso en las habitaciones donde los guardias descansaban. Todos fueron a ver qué ocurría, sólo para encontrarse con el cadáver del viejo reposando en brazos de su hija.
—¿Por qué lo has hecho? —preguntó la chica, con ojos llorosos y mirando fijamente al agresor.
—Nuestra misión era acabar con su vida, no rendirnos. Debes dejar de ser tan sensible si deseas permanecer en el grupo —contestó él de forma fría.
—Él no se lo merecía, no había hecho nada malo. Podría haber sido un hijo de puta, pero nunca hizo daño a nadie —replicó la hija —. Pero tú si lo has hecho, y tú debería ser este maldito cadáver.
Sin pensárselo dos veces volvió a disparar, pero esta vez a la chica, que cayó muerta sobre el cuerpo de su padre.
Los dos cuerpos sin vida fueron abandonados en la orilla del río más cercano, donde la corriente terminó por arrastrarlos hasta algún punto del mar. Ellos nunca fueron encontrados, pero aquel grupo sigue suelto, arrasando con todo aquel que desea mantener un poco de paz en el mundo.
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Despair in our hearts
RandomNada. Esto son historias que haré cuando esté aburrida. Ninguna de ellas tendrá sentido, no es recomendable buscarlo.