Oltremare

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Las notas del piano suenan tan dulces, armoniosas que con el simple hecho de escucharla me acerco a ver quien es aquella persona que puede lograr esa magia solo con sus dedos. Una hermosa chica que tiene sus ojos puestos en las teclas y sus dedos se mueven de una manera elegante y tranquila.

Un grupo nos juntamos a su alrededor y toda la sala se llena de paz. Olvido todo lo que me rodea en este momento y solo me concentro en ella y su magnifica música. No puedo evitar sonreír.

No es una modelo, tiene imperfecciones, pero aun así ella es perfecta desde el punto de vista artístico. Sus dedos se detienen y soy el primero en aplaudir. Siempre traen artistas para animarnos, para que no caigamos en depresión y olvidemos por un momento el gran peso que llevamos encima. Nunca lo había logrado, no sentía que fuera necesario escuchar a todas aquellas personas que han venido a cantar o tocar un simple instrumento, pero ella ha impregnado mi mente de una manera fantástica.

— ¡Eso fue magnifico! —no puedo evitar darle un elogio. — ¿Cuál es su nombre?

Me regala una sonrisa tímida y coloca un mechón detrás de su oreja. Analizo hipnotizado cada uno de sus movimientos.

—Jane.

Han pasado ya varios meses y ella ha venido más a menudo con la excusa de que le ha gustado tocar su música para nosotros, que la hacen sentir feliz —cosa que no es del todo mentira—, pero la verdad, nos hemos vuelto grandes amigos. ¿Quién lo diría? Una pianista profesional siendo amiga de un alma en pena.

El otro día me llamó y me comento que había terminado con su pareja; creo que nunca me había sentido tan mal hasta que la escuche llorar, en ese momento me decidí que la cuidaría, sin importar lo que pensara de mí, pero la cuidaría.

¡El otro día nos besamos! Fue algo impresionante, mi mente y mi corazón trabajan a toda máquina ese momento, ¡Fue un momento tan... especial! Lastimosamente no volvió a venir más después de ese día. Todavía la espero junto al piano esperando volver a escucharla, verla sonreír y apreciar cada uno de sus pequeños movimientos que la hacen tan hermosa como su música. Tal vez Amelie tenga razón, tal vez me enamoré de la pianista, de Jane. Solo espero que vuelva a verla antes de irme.

Un año y todavía no ha aparecido, pero aun sigue tan viva en mis recuerdos. Lloro cada noche pensando que le ha pasado lo peor y por eso no ha venido a verme. Ahora me arrepiento no haberle dicho lo hermosa que era.

Oltremare. No soy consiente de lo que mis oídos están escuchando. ¡Es ella! Dejo a mitad de partida el juego de ajedrez contra Marcus y voy corriendo hacia donde está la música y la veo como si fuera la primera vez. Tan bella, tan pura, tan... Jane. Sigue siendo mi Jane. Mis lágrimas recorren mis mejillas y cierro mis ojos disfrutando la música. ¿Cuánto ha pasado?, ¿Un año y medio? ¡Oh mi Dios, no lo puedo creer!

Caigo al suelo. Mi momento ha llegado y miro por última vez a Jane que viene corriendo donde estoy y me agarra entre sus brazos. Está llorando, sabe lo que sucederá a continuación.

—No llores, Jane, —si no lo hago ahora, nunca lo haré. — no vale la pena llorar por mí. Te amo.

   — 

¡He vuelto! Quería traerles algo especial pero no sabía qué, así que se me ocurrió hacer estas historias pequeñitas, ¿Qué les ha parecido? Espero que les haya gustado. Déjenme sus comentarios para saber de que les gustaría las demás y nos vemos en la próxima publicación.

Besos.

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