Taylor and Malia

Extraño día de colegio

MALIA POV

Se escucho una fascinante canción de los Artíc Monkeys que hizo que me levantara de un muy buen humor. Me pare de mi cama y me fui a la esquina del lado derecho hacia el escritorio donde busque mi celular entre mis cuadernos de dibujo. Después de quitar bruscamente unas cuantas hojas, encontré mi telefono y pare la música. Mire mi habitación mientras caía en cuenta de que había colegio y me dirigí a mi baño maldiciendo.

Mi cuarto se encontraba un poco desordenado, aunque para mí se veía muy bien. Las paredes eran de color crema que se encontraba llena de cantantes y bandas como Artíc Monkeys, Amadeus, Adele, Marroon 5, etc y de pinturas hechas por mi. La cama estaba en el centro de la habitación quedando al frente del baño; al lado izquierdo de esté se encontraba el armario y al derecho mi escritorio. Tenía una mesa de noche al lado de mi cama y una gran alfombra amarilla en el centro.

Me duche rápidamente y me coloqué unos vaqueros azabache, un jersey crema, unas botas de cuero y el dije de una flauta que me regalo mi mama. Tome mi bolso y metí todas las cosas rápidamente. Salí de la habitación y abrí la puerta de la habitación de al lado para encontrarme con mi mejor amiga Taylor durmiendo en su cama en la esquina derecha del cuarto. Corrí sigilosamente hacia allá pasando por la mesita de trabajo del centro del cuarto y me tire encima de ella.

Lo primero que hizo fue pegarme un codazo en el estomago quedándome sin aire, para luego escuchar a Taylor empezar a pelear por despertarla.

–ES QUE ESTAS LOCA! NO VEZ QUE ESTABA DURMIENDO Y ME HAZ MATADO DEL SUSTO!... —la calle con él poco aire que tenía.- shhh.

—Taylor, sé que te gusta dormir— dije calmada— pero el sol ya apareció y es hora de ir al colegio. Así que mueve tu trasero al baño y te veo en el comedor.

—Okay —respondió de mala gana. Se levanto con pereza y se entro al baño azotando la puerta. Salí del cuarto y camine por el corredor hasta llegar al comedor donde ya hacían 2 platos con unos deliciosos huevos revueltos, tocino y café con leche. Tire la maleta a un lado y comencé a comer.
Mi mama salió de la cocina con su desayuno y se sentó al frente mío.

—Hola amor, como amaneciste?— dijo sonriéndome.

—Muy bien —dije mientras masticaba el tocino— pero no para ir al colegio.

Mi mama se rió.

—Es bueno aprender cosas nuevas que te van a servir en la vida, te mantienen de un lado a otro- dijo sonriéndome— además en esta edad es donde corren más peligro.

—¿Porque?— dije curiosa.

—Pues amor, esta es la edad en la cual quieren salir más y no estar aquí, por lo que tienen que tener las pautas para defenderse afuera cuando yo no esté.

—Mama- le cogí la mano— tú siempre estarás ahí.

—Eso espero— susurro— por su bien.

—¿Qué?

—Tengo que hablar algo con ustedes— me miró sería— es sobre tu futuro y sobre...— en ese momento irrumpió Taylor en el comedor. Llevaba unos jeans azul eléctrico, una camisa terracota de Hollister y unas converses negras.

—Buenos días— dijo sentándose— hola Mere.

—Taylor cuantas veces te he dicho que me digas mama— dijo mi mamá me reprochandole.

—Es que no me acostumbro— dijo comiendo su huevo.

Resulta que mi mejor amiga de la infancia perdió a sus mama hace dos años en un accidente de avión. Su mama iba a una conferencia en Memphis y hubo un problema y el avión se cayo. Su mama era soltera como la mía, así que la custodia se la llevó mi mama porque eso decía en su testamento. Todavía no lo ha superado y lo entiendo, no es tan alegre como antes. Habla menos pero sigue siendo mi mejor compañera de bromas y estratega.