¿Que hora es? Miro el reloj son las siete menos cinco de la mañana. De a poco me voy sentando en la cama mientras muchos pensamientos e ideas rebotan en mi cabeza, me froto los ojos bruscamente, y echo un fuerte bostezo con la ilusión de que caiga por lo menos una minuscula lágrima de mi ojo, pero como siempre nunca pasa. Desde la cocina siento sus gritos -ya levantate que se te va a pasar el micro-. Y si como siempre es la gruesa vos de mi tia que me transmite mas ganas de seguir durmiendo. Me levanto rapidamente y me pongo mi uniforme, que no es de mi agrado por cierto.
Como todos los días sigo la tipica rutina de lavarme los dientes, peinarme, desayunar, preparar las cosas e irme.
Ya es la segunda semana de clases me siento cansada ya que durante las vacaciones perdi la rutina, aunque no estoy tan cansada como la primera semana. Por fin llega el micro, no esta lleno como los días anteriores y aprovecho para sentarme, por alguna extraña razon siento que me miran, doy vuelta la cabeza y miro a un hombre calvo y con una gran cicatriz cerca de su ojo, me da tanta impresion que corro mi vista rapido y siento una puntada en el pecho como si ya lo hubiera visto antes, me agarra un escolofrio siento que mis ojos se inundan de lágrimas tengo la ilusión que una gota va a caer por mi mejilla, pero no, nunca tengo esa suerte ya que nunca e llorado o por lo menos no recuerdo haberlo hecho en ningun momento de mi vida ni siquiera en los mas tristes esos en que de verdad no hay consuelo solo dolor, pasado un rato siento que vuelvo al mundo después de haberme perdido en mis pensamientos. Tengo la intriga de voltear la cabeza para volver a ver ese hombre pero yo misma me reprimo de ello, miro hacia la ventanilla y me doy cuenta de que falta poco para mi parada asique me voy parando lentamente ya que siempre la inersia me juega una mala pasada y más en las mañanas. Al bajar del micro tan solo camino una cuadra para abajo y hay esta la escuela suspiro agachó la cabeza y doy un paso adelante pensando en el largo día que me espera.
Entro como siempre y miro de reojo a mi preceptora que me esta observando con sus ojos entre cerrados y una gran verruga que le acupa todo el espacio que hay entre ceja y ceja, después de ver esa mirada intimidadora, apresuro el paso mirando hacia el frente tratando de sacarme su imagen de mi cabeza. Entro a mi curso y veo que casi todos mis compañeros que ya estan sentados, me acercó a mi banco buscando con la mirada a mis amigos que estan ubicados en la fila de la derecha, ellos se llaman Melisa y Federico, ella tiene una mentalidad un poco rara pero me agrada y el es un hombre dedicado a la religión, por momentos siento que luego de salir de quinto el se hará sacerdote o algo parecido aunque solo es un pensamiento mio.
Entra nuestra profesora de inglés una brava señora con una mirada fría y calculadora, a veces me da miedo, saluda a la clase toma asiento y comienza a tomar lista. Ya conozco el apellido de todos incluso se en que orden van, claro que seria un poco raro que no lo supiera ya que este es mi último año del secundario y asisto hasta escuela desde que entre en el kinder. La pofesora pronuncia el apellido anterior al mio, cuando estoy a punto de prepararme para contestar, algo raro pasa escucho que dice un apellido antes que el mio, -Tomas Itohn- Nunca habia escuchado ese nombre, doy vuelta la cabeza para ver quien es ese chico, y veo una mano que se levanta en lo ultimo de la fila que esta a mi izquierda, aunque solo lo observe por un par de segundos me di cuenta que es el tipico chico lindo que sale con todas y tiene ese toque de rebeldía, que lo hace más interesante.
-Alai James- siento que dice mi profesora con su voz aguda e irritante, - ¡Presente!- digo fuerte para que se pueda escuche mi voz en el murmullo del curso.
La profesora termina de tomar lista y empuja el escritorio suavemente para poder pararse, ya parada mira a todos y dice con una expresión vacía e irónica - Bueno hoy empezamos un nuevo día-.
