Los días pasaban y seguía encerrada en las mismas cuatro paredes, escribiendo sobre ella en una de las hojas de mi cuaderno roto y malgastado. Es gracioso como estando en una de las ciudades más bonitas, en la ciudad de mis sueños, yo seguía escribiendo sobre ella. Escribía acerca de su sonrisa, de como se mantenía luciente, aún sin tener razones para estar ahí. Ella era la chica de las sonrisas permanentes, y de las lagrimas indoloras, aunque para mi ver sus lagrimas caer era lo más doloroso que podía sentir en mis adentros. Seguía preguntándome como podría mantener un caos en orden, aquel caos que ella tenía en su cabeza desde que nos separamos. Me preguntaba, cómo un ser tan pequeño como ella, podría haber tenido tanta suerte de mantenerse en pie con tan poco recuerdo de vida vivida en su cabeza, era cómo un ángel.
Toda mi habitación decorada de imágenes que narraban historias increíbles, hacían que mi cabeza no dejase de dar vueltas. Recordaba aquella foto, aquella foto que nos hicimos mientras montábamos un desastre en la cocina, solo por querer preparar un maldito café. Recuerdo mi inocencia, aquella que aparecía para sacarle una sonrisa a ella. Recordaba su lengua atrapada entre sus dientes, mientras que en su cabeza revoloteaban miles de ideas aquella noche que escribía sobre mi, pensando que dormía. Y como sus brazos rodeaban mi cuerpo, cargándome hasta la cama. Y su astucia para esconder mis pares de calcetines en sus delicados bolsillos.
Para ser honestos, nunca pedí perdón por el desastre que creamos cayendo la una encima de la otra, y aunque lo hice, volvería a lanzarme una y otra vez solo por conocerla de nuevo. La primera vez que la vi, pasé horas mirándola mientras ella se mantenía desmayada con gotas de sudor en su frente y me asustó al desmayarse tras verme. Le mentí, lo sé, aquella noche no tenía miedo a dormir en un lugar diferente, pero mi nerviosismo crecía a medida que mirada tras mirada, iba cargando más y más mi corazón de sangre. Me estaba enamorando de ella.
Mis dedos rozaban el papel de foto, dejando pequeñas marcas en ella. Era una foto en la que salía besando su mejilla, el día en el que nos hicimos amigas. Y unas cuantas más en las que solo salía yo. No es que me gustasen mis fotos demasiado, pero en ellas podía ver lo feliz que fui aquellos días y, por ello, estaban ahí colgadas.
Conservaba una polaroid antigua que mi padre me había dado hace muchos años. Siempre le había gustado la fotografía, toda nuestra casa estaba forrada de colores tenues y apagados por el efecto de las imágenes, que la cámara escupía. Es curioso como cámaras que surgieron en el año 1937 habían pasado a ser una moda actual. Una simple cámara instantánea, que con los años me había dado cuenta de que era diferente a las demás. La diferencia está en aprovechar cada fotografía de la mejor manera posible y no sacar cincuenta fotos de una misma puesta de sol.
Quería crear nuevos recuerdos, los antiguos debían desaparecer por miedo a que colapsaran su desastrosa cabeza. Me dediqué a arrancar una a una cada foto o más bien, cada recuerdo.
"Si tu olvidas, yo también.." - me susurré a mi misma.
Mi habitación cubierta de ladrillo había quedado solo en eso, ladrillos y muebles. Ya no me inspiraba ninguna sensación de hogar, y el ahora vacío cabecero de mi cama no me inspiraría a tener sueños nuevos mientras duermo. Todo había quedado vacío aquella noche de invierno.
Caminé descalza hasta el salón, sin miedo a caer en un resfriado, recalenté la pizza del día anterior por vagueza a pedir una nueva. No había dormido muy bien aquellos días por la molesta rozadura de las sabanas en mi pierna, aunque mi compañera no lo supiera, mi aspecto me delataba.
Laris: ¿Qué haces descalza? - preguntó apoyada en el marco de la puerta mientras sujetaba un bol de cereales - Te vas a resfriar.
Camila: ¿A caso importa? - reí - Las vacaciones de navidad me ayudan a no tener que ir a la cafetería a trabajar estos días.
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Polaroid || Camila Cabello & Tu
Hayran Kurgu"Sesenta segundos" Ella decía que si parabas los recuerdos y conseguías congelarlos en una fotografía, ellos nunca podrían escapar. "Nuestros recuerdos vivirán siempre en una polaroid" - me dijo No copias, no adaptaciones.