No sé cuánto tiempo falte para tener a mis pequeños y hermosos hijos entre mis brazos, aunque siendo honesta conmigo misma, me encantaría tenerlos antes de que termine el mes de septiembre, ya que si los ángeles vengadores se llegan a enterar de mi embarazo terminarán expulsándome del cielo. O peor aún, si mi padre se llega a enterar de que estoy embarazada de Javad, él mismo me despojaría de mis alas y del cielo.
—¡Cariño, he llegado!
Sintiendo como el pulso se me acelera, giro mi cabeza para observar al amor de mi vida, parado justo a lado del marco de la puerta, observándome fija e intensamente con sus hermosos ojos de color avellana, como si éstos quisieran decirme algo con tan sólo verme.
—Me alegro de que ya hayas regresado amor. Empezaba a preocuparme de que tardaras tanto y...—hago una ligera pausa, pensando en la pesadilla de anoche y el miedo me regresa, aunque logro inspirar profundo y proseguir—...bueno, me preocupaba que te pudiera pasar algo.
Él suelta una risa cálida mientras se acerca a mí en tan sólo un par de segundos en los cuales aprovecha para regalarme una sonrisa amplia y encantadora, de esas que lograron enamorarme, como la primera vez que lo conocí y me sonrió de manera radiante y peligrosa. Aunque esa encantadora sonrisa no dura mucho ya que se termina volviendo una triste y nerviosa mueca.
Mi ceño se frunce por completo, entendiendo el hecho de que Javad me está ocultando algo, y algo que es realmente importante.
—¡¿Ocurre algo Javad?!—pregunto de manera autoritaria.
Javad niega con la cabeza en una clara negativa, pero cuando se coloca frente a mí, y logro observar su rostro tan lleno de preocupaciones y temores, sé que me está mintiendo, y sobre todo, compruebo que me está ocultando algo, ya que nunca le había visto un rostro tan temeroso como el que ahora me está mostrando.
Javad se sienta frente a mí, observándome con sus ojos llenos de temores, y finalmente, con su mano, acaricia suavemente mi mejilla.
—Trisha...
—¿Qué es lo que me estás ocultando Javad?
—¿Cómo sabes que te estoy ocultando algo?
— Olvidas que te conozco mejor que nadie.
Javad logra darme una media sonrisa, aunque ésta no dura por mucho tiempo.
—Cristopher me ha contactado.
Mi ceño se frunce al escuchar aquel nombre. Hasta donde yo sé, Javad y Cristopher jamás se habían llevado bien, ya que Javad es el heredero al infierno mientras que Cristopher es sólo un demonio más al que no le toca más que obedecer las órdenes de su jefe.
—¿Tú... medio hermano te ha contactado?—murmuro, no muy segura de lo que estoy escuchando.
Javad asiente con la cabeza al mismo tiempo en el que pasa saliva de manera ruidosa.
—Ha mandado a Jael.
—¿Quién es Jael?
—El sirviente más fiel de mi padre—agrega antes de volver a pasar saliva y mirarme fijamente, de nuevo—Cariño, me ha dicho que mi padre está a punto de morir, y tú mejor que nadie sabe lo que eso significa.
Siento como la vida se me va mientras escucho cada una de las palabras que salen de la boca de Javad, luego mis ojos lo observan con fijeza, intentando descifrar lo que en este momento él está pensando.
—¿Cómo es posible que tú padre y mi padre puedan morir al mismo tiempo?, Es más, ni siquiera pensé que fuera posible que nuestros padres pudieran morir.
ESTÁS LEYENDO
Camino a la salvación
FantasíaKeyla Adams es apenas una adolescente de dieciocho años que aprende a vivir su vida diaria como cualquier otra persona. Siempre ha estado acostumbrada a vivir en un mundo de confianza y verdad con las personas que la rodean, hasta que su destino la...