1. Humanos

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Tikki Povs

  Me desperté, y me sentí diferente. No estaba dormida donde siempre lo hacía, estaba en un lugar que no conocía. Y ya no era pequeña, ni tenía forma de una mariquita, me veía rara. Estiré mi brazo, y logre ver que era humano, tenía cinco dedos como los humanos. Me toqué la cabeza, tenía una cabellera pelirroja que me llegaba hasta un poco más abajo de los hombros, y sentí unas antenas que salían de mi cabeza. Hice el esfuerzo para levantarme, y me costó un poco hacerlo con unas piernas tan largas. Y ya no podía volar, por mas que intenté hacerlo no pude. Me había hecho humana, pero ¿cómo y porqué?

-¡¿Marinette?!- grité, y noté que mi voz también había cambiado.

  No sabía que hacer, pero me di cuenta de una cosa. Ya no estaba con Marinette, así que, ya no habrá Ladybug. La ciudad ya no tendría a su heroína. Y los akumas la destruirían. "Tengo que encontrarla" pensé, pero no sabía a donde ir. Abrí una puerta que estaba frente mío, y una luz salió de ella, y dejó ver las calles de París.

  El día era soleado, e intenté ubicar la panadería del padre de Marinette, pero no la hallé por ningún lado. ¿Qué me habrá pasado? ¿Por qué soy humana?


Plagg Povs

"Camembert..." Pensaba mientras dormía, y me acurrucaba. Siempre tenía el mismo y hermoso sueño. Yo comiendo mi preciado camembert. Era un seño hermoso.

  En eso, sentí una fría brisa, que hizo que me despertara, algo soñoliento dije:

- Adrien, apaga el aire... ¿Adrien?- me levanté de un salto. Adrien no estaba, y primeramente, ¿dónde estaba?

  Era una habitación oscura. Y no entraba nada de luz, solo había una blanca luz que salía del techo, justo encima mío. Me rasqué la cabeza, y sentí algo que no sentía nunca cuando tocaba mi cabeza, cabello. Y tenía... ¿Brazos? ¿Que rayos? ¿Soy humano? Me toqué la cabeza en busca de mis orejas, afortunadamente estaban, ¿afortunadamente? Creo que debería ser desafortunadamente, porque ¿cuando has visto una persona con orejas de gato?  A menos que sea cosplayer.

  Salí del lugar donde estaba, y me di cuenta que no tenía la menor idea de donde estaba Adrien, y tampoco sabía como me convertí en esta cosa.

"¿Qué voy a hacer?" Pensé, y en eso mi estomago gruñó. Tenía hambre, y mucha. Busqué entre la gente para ver si encontraba a Adrien, pero no lo encontré. La gente me miraba raro por las orejas. Así que con el dinero que Adrien me había dado (bueno, no me lo dio, lo cogí como almohada) me compré una gorra, de manera que esta, ocultara mis orejas.

  Seguí caminando por la ciudad, pasaba por muchas casas, pero ninguna de esas casas era la de Adrien. Seguí caminando, cuando de pronto choqué con alguien.


Déjame ser tu KwamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora