skammy one shots (español)

o n e s h o t s e i s.

Sammy: Heeey, me siento un poco mal, creo que tengo gripe, ven a hacerme compañía .

Leo por décima vez el mensaje que me había enviado Sam hacía ya unos diez minutos, todavía con una mueca de confusión pintada en mi rostro mientras salgo de la farmacia con sus medicamentos. Entro a mi coche y conduzco rápidamente hasta su casa. Cuándo estoy en la entrada de esta, abro lentamente la puerta y subo las escaleras hacía la habitación.

—Dios, Sammy, necesitas ir a un médico, estás pálido ¿Te sientes bien? —Digo, hablando más rápido de lo normal, tocándole la frente preocupado. Sam estaba acurrucado en su cama, con varias colchas encima y su piel ardía bastante.

—No me siento bien, pero no exageres, suenas como mi madre.—Hace un intento de risa. Sonrío mientras dejo la medicina a un lado y me coloco a su costado para destaparlo y comenzar a sacarle las prendas de ropa, con un poco de dificultad. Termino de sacarle el hoodie, y cuando voy a bajarle los pantalones me mira y levanta las cejas un par de veces. Río y le pego en el hombro en broma.

—No es tiempo para eso, Wilkinson —Le digo en respuesta y le doy un beso en la clavícula, y me quedo recostado ahí. Pasa sus brazos por debajo de mis hombros y me abraza, recostándome más en él. Me separo luego de un momento y lo acuesto tapándolo con algunas mantas.

—Hay que ir a tomar el medicamento —Explico.

—Tú eres mi medicina.

—Déjate de frases profundas y ven a tomar estas pastillas. —Me hace un puchero ocultando una risa.

Me alejo y bajo al primer piso para buscar una botella de agua. Cuando regreso, lo encuentro con la mirada concentrada en su teléfono.

Le doy la botella con las pastillas y se levanta, apoyándose en el respaldo de la cama, moviendo la cabeza de un lado a otro repetidamente, negándose.

—Me niego rotundamente a tomar eso —Me dice, frunciendo el ceño con un tono enojado.

—Sammy, tómalo ya —Demando.

—Porque lo digo yo.

—No quiero. —Gime en frustración. Puedo ver el cansancio a través de sus ojos y sus oscuras bolsas abajo de estos.

—Entonces te lo daré yo.

Gruño en frustración mientras me apoyo en la cabecera de la cama. Abro los brazos para que me abrace y el se acerca a mí. Lo acerco a un costado de mi pecho, siendo muy cuidadoso para que no se queje del dolor físico, no quiero lastimarlo de ninguna forma posible. Lo rodeo con un brazo, acercándolo a mí como si un bebé de tratara (aunque, pensándolo bien, él es mi bebe). Con la mano libre agarro una de las pastillas y la coloco en su boca, él no se niega. En parte se que se negó solamente para lograr que yo termine dándole de comer en su boca. Agarro la botella y vierto un poco de su contenido en su boca, los dos riéndonos por lo rara que es la situación en la que nos encontramos. El no se opone y traga sin dificultad alguna después de un momento.

—Te negaste solo para que yo lo hiciera por ti, después las vas a pagar, Wilkinson —Río y le beso la frente, mientras me separo y voy a apagar la luz del cuarto.

—Tengo frío y estoy cansado, por favor ven, te necesito —Me replica con un tierno puchero, me saco la ropa para quedar en bóxers vuelvo otra vez a la cama. Esta vez me acuesto.

—Aquí estoy para ti, bebé —Susurro en su oído, mientras envuelvo su cuerpo entre mis brazos. Jadea y juro que lo veo sonreír tímidamente mientras le doy besos en la espalda. Se acerca más a mi y coloca su brazo arriba del mío, agarrándome de la mano por abajo de las sábanas. Río como el tonto enamorado que se que soy y le doy un último beso en la frente para dormirme a su lado.