Vida, vida, vida...

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Él día parecía hermoso. Pero no lo era. Gente moría a cada segundo. Los pájaros caían de los arboles y morían. La vida no era algo hermoso, como todos creen. Pero ¿por que temíamos irnos de ella si era tan horrible?
Esto es algo que me he preguntado desde muy pequeña. Mi lógica decía: "Es lo único que tienes" y mi corazón exclamaba a gritos: "¡Porque somos estúpidos!"
No sabia a quien hacerle caso. Ahora por la culpa de la guerra entre esas dos ideologías mis muñecas estaban rasguñadas . Mis ojos rojos se notaban. Mi boca hacia abajo se hacia ver.
Fui al salón de Historia y me mencionaron en la radio de la escuela: "Señorita Samanta Pedroza preséntese en la oficina del director"
Y ahí iba yo, con mis brazos cubiertos y la mirada fija en él suelo. Llegue a la oficina y me encontré con mi director recargado dpen él respaldo de su silla, mirando al suelo con tanta fijación como yo.
-Sam, ¿por que?
- ¿Porque que, señor?
-Esperaba mas de ti, Sam. Muestrame tus brazos
Le pasé mis brazos a sus manos. Él tomo una toalla mojada de que escritorio y comenzó a quitarme él maquillaje de las muñecas.
Me miro. Su cara se puso pálida.
- Oh, Samy, pensé que era una mentira. Nunca lo creí de ti.
No me había dado cuenta pero yo estaba llorando, y ni siquiera se porque. Él me tomo entre sus brazos.
Él director y yo nos tenemos mucha confianza. En las asambleas donde me dan mis reconocimientos siempre estoy con él. Lamento que sufra por mi.
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-¡No tienes corazón, Vida! Eres un desgraciado. ¡Mirala! Ella sufre, y todo por tu culpa.
-Muerte...callate de una buena vez. No me vas a quitar a una de mis mejores aprendices.
-Tienes millones de personas allí, ¿por que ella?
-No lo se, azares de nuestro amigo Destino

Ya.No.MasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora