Stevie

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Era una mañana soleada y muy cálida cuando James por fin despertó. Aquel chico que vio en el campo estaba a su derecha sentado a su lado, aun sostenía su mano y le regalaba una pequeña sonrisa. Con los ojos aun un tanto pesados trato de mirar a su alrededor, entonces vio a su abuela quien estaba dormida en una silla al lado de una gran ventana la cual dejaba entrar demasiada luz solar a su parecer, ya que tuvo que cerrar sus ojos de golpe; era como si nunca hubiera visto la luz, ya que sus ojos se sentían segados por culpa de aquellos rayos.

-Tranquilo, ya pasara- Le dijo aquel chico. Quien de inmediato le hiso recordar que no sabía quién era éste y donde estaba, esa definitivamente no era su cama ni su casa. Así que se incorporó en la cama, pestañeo un par de veces y dirigió nuevamente la vista al muchacho.

-¿Quién eres? ¿En dónde estoy?- Pregunto James.

La primera pregunta pareció decepcionar un poco al rubio, el cual soltó su mano y despeino un poco sus rubios cabellos. Parecía avergonzado.

-Esta es la casa del Dr. Bruce Banner- Le hiso la señal con él dedo indicándole que no debía hablar muy fuerte y después le señalo a su abuela.-No ha dormido mucho, necesita descansar- Le susurra, se levanta y camina unos pasos tratando de no hacer ruido -debo decirle al doctor que has despertado- le susurra nuevamente y se dirige a la puerta caminando de puntillas, james al ver aquello suelta una pequeña risa y tapa su boca de inmediato. El chico rubio se percata de aquella risa y se tensa un poco pero sigue su camino hasta la puerta, donde se voltea y le enseña su lengua en un gesto infantil de enfado por haberse reído de él y seguido le enseña una sonrisa antes de salir y cerrar la puerta con mucho cuidado.

James suspira, y mira a su abuela. Se ve tan cansada, está seguro de que se añadieron un par de arrugas más a su rostro. Algunas lágrimas se juntan en sus ojos, y vuelve a sentirse culpable de aquella situación, nunca quiso causarle tantas preocupaciones a su abuela, la quería demasiado. Era como una segunda madre para él, y a veces también como un padre, ya que ésta ha estado con él desde que nació, lo ha cuidado y acompañado hasta ahora y después de todo lo que ha pasado.

Se limpió aquellas lágrimas que asomaban, y cerró los ojos por unos segundos para que descansaran, entonces pensó en el rubio, y se dio cuenta de que este no le dijo su nombre –Tonto james- se dijo así mismo, ya que se dio cuenta de que el muchacho había evitado a propósito esa respuesta. Suspira un tanto decepcionado y dirige su vista hacia la ventana. Sus ojos se pierden en aquel pequeño paisaje que puede ver a través de esta, había un jardín muy bonito, este tenía una pequeña fuente, y más allá se podía ver el bosque. Al ver el bosque recordó aquello, ¿acaso fue un sueño? no lo parecía. Todo se había sentido demasiado real pero, escucho a sus padres eso no era posible, estos ya no estaban con él; eso significa que si fue un sueño.

Aun así, se sentía como si lo hubieran transportado a otro mundo. No sabía cómo explicarse todo aquello. Y el chico rubio, él también estaba ahí...Todo era confuso. Mientras pensaba en ello, unos minutos después un hombre de lentes entro a la habitación.

Este entro de manera sigilosa, hasta estar sentado enfrente de james.

El doctor extendió su mano y se presentó, a lo que james respondió también educadamente.

El doctor le pidió que le contara lo que había soñado, eso le pareció un poco extraño, pero accedió a contarle todo mientras este le hacía un chequeo. Cuando este término se sentó nuevamente frente a él y guardo silencio por unos minutos, estos le parecieron eternos, el doctor solo miraba directamente a un lugar perdido en la habitación así como perdido en sus pensamientos, se veía muy serio. Eso solo le hacía pensar a James que algo en el andaba mal. Entonces el Dr. Relajo su expresión y volvió la vista hacia él.

Red Cape And The WoodmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora