𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ Cʜɪʟᴡᴇʟʟ

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➴ 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚; 𝟏𝟗 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟐.

—¡Feliz cumpleaños, Harvey!

Emocionada, y sin esperar una respuesta, se abalanzó sobre el mayor para poder abrazarlo. La última vez que había celebrado junto a Harvey su cumpleaños había sido antes de su marcha a tierras americanas para estudiar historia en Yale, y le hacía especial ilusión volver a estar junto a su hermano el día que soplaba las velas de su veintiséis cumpleaños.

—Me habrás comprado un regalo, ¿no? —formuló en tono jocoso, apartándose ligeramente de Ashley.

—Mi sueldo como recepcionista no me permitía comprar el Lamborghini de tus sueños —declaró con gracia, causando la risa del mayor—, pero creo que te gustará.

Sin desdibujar la sonrisa de entusiasmo que lucía en su rostro, le tendió una bolsa de cartón. Tal vez no fuese el mejor regalo que fuese a recibir Harvey a lo largo del día, pero Ash estaba convencida de que lo importante no era el precio ni el dinero invertido, si no el significado.

—Te conozco, ¿no saldrá una araña de aquí dentro, verdad?

—Créeme, lo pensé; pero era demasiado predecible —bromeó—. ¿Lo vas a abrir o...?

Lentamente, pero sin ningún tipo de maña ni cuidado, Harvs comenzó a desenvolver el papel que cubría el regalo que su hermana, con tanto esmero y dedicación, había elaborado.

—¿Te he dicho ya qué eres la mejor? —se había emocionado, y su voz lo delataba.

—Me lo dices con bastante frecuencia, pero me gusta oírlo —contestó divertida—. ¿Te gusta? Sé que no es...

—Es el mejor regalo que me han hecho, Ash —la cortó. Inmediatamente, la volvió a atrapar entre sus brazos.

No era un Rolex ni un Lamborghini, pero era un álbum de fotos que recopilaba todos los momentos y aventuras vividas a lo largo de sus veintiséis años de vida. Fiestas, conciertos, amigos, familia, mascotas, viajes... Absolutamente todo introducido entre hojas de papel; junto a frases que expresaban a la perfección quién era Harvey Diack.

—Tengo otro regalo, pero te lo daré cuando no estemos rodeados de desconocidos —expuso con diversión, observando por encima del hombro de su hermano la gente que invadía el local que Harvey había alquilado para celebrar su cumpleaños.

—No son desconocidos. Están Tom, Jack, Sarah... —tras apartarse a un lado, Harvey permitió a su hermana tener una visual completa de la veintena de personas que reían y hablaban al margen del cumpleañero.

—Y Benjamin —formuló con falsa indiferencia, posando su mirada sobre el futbolista.

—¿Seréis capaces de llevaros bien durante una noche?

De reojo, Ash observó al mayor. Si él supiera que la realidad era que se llevaban más que bien...

—Ya no somos dos niños, Harvs —expuso, en forma de excusa—. Seremos capaces de llevarnos bien una noche.

—Quien te ha visto y quién te ve —se burló—. La Ashley de quince años me habría respondido con una mueca de desagrado y un "ni lo sueñes".

Y en ese preciso instante, comprendió lo chocante y complicado que iba resultar para Harvey entender la relación de su hermana y su mejor amigo.

—Por fin ha llegado la famosa Ashley Diack —cuando escuchó su nombre, abandonó el trance en el que se había sumergido y buscó al dueño de aquella pizpireta voz. Cuando lo localizó, sonrió.