Cándida inocencia o reverenda estupidez

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Forks. Dormitorio de Bella. 03:20 AM del día posterior al regreso de Volterra.

-Todo comenzó cuando yo tenía doce años, y en la escuela a la que iba se cometió un asesinato –empecé, mirando fugazmente a Edward.

Yo no tenía una idea ni siquiera aproximada de qué tipo de reacción podía esperar de él ante mi confesión. Sin duda estaría dolido y traicionado, ahora que resultaba ser que él sí me amaba. Pero yo todavía no sabía si se enfurecería, si empezaría a gritar o si su cólera sería silenciosa, si iba a amenazarme, si dejaría de controlar su instinto y acabaría conmigo...

Lo único que tuve en claro era que no iba a salir impune de esto. No es como si lo pretendiera. Yo me merecía sobradamente que Edward dejara de esforzarse por no matarme y me convirtiese en su presa. No me resistiría, es más, hasta me parecería correcto. Yo lo había delatado como vampiro, que él me retribuyera actuando como uno no era más que lo justo.

En ese momento, su hermoso rostro tenía una expresión insondable, tremendamente expresiva, pero a la vez como en blanco. Era imposible adivinar en qué estaba pensando, o cómo se estaba tomando las noticias.

Haciendo un esfuerzo por ignorar el dolor de cabeza, suspiré y clavé la mirada en las mantas antes de seguir hablando.

-Mi escuela había organizado una competencia intercolegial de natación. No sé si te lo dije alguna vez, pero nadando no soy del todo mala... al menos, soy menos torpe en el agua que en tierra firme. El caso es que vinieron chicos y chicas de otras escuelas llegaron de visita a la mía, que era la anfitriona por ser la que tenía la mejor piscina cubierta. Fue como una gran fiesta, con un montón de gente yendo y viniendo. Hasta gané dos de las tres carreras en las que participé –rememoré con cierta nostalgia.

»A la mañana siguiente, al llegar a la escuela, las puertas estaban cerradas y había un montón de policías alrededor del lugar, que no le permitían a nadie acercarse. Todo era muy confuso, los estudiantes tratando de averiguar qué sucedía, los policías mirando con cara de perro a cualquiera que se acercaba, unos cuantos periodistas estirando el cuello, los profesores que exigían saber qué pasaba... Por fin, apareció la directora con un megáfono y dijo que todos los estudiantes regresaran a sus hogares, que se había producido un "hecho violento" y que por ese día y el siguiente no habría clases, la escuela debía permanecer cerrada.

»Acabamos enterándonos por la televisión qué era lo que había pasado, y era algo realmente malo. Una chica había aparecido muerta. Era una alumna de otra escuela, parte de las delegaciones que estaban de visita el día anterior. La primera hipótesis fue que se había ahogado, ya que apareció en el fondo de la piscina. Pero al ver su foto en el reporte de las noticias, a mí de inmediato me sonó raro, porque era una de las chicas con las yo había competido en día anterior, y ella nadaba muy bien. La carrera que yo perdí, ella la ganó. No parecía muy coherente que se hubiese ahogado al anochecer, después de ganar la competencia de nado por la tarde.

Me arriesgué a echarle un pequeño vistazo a Edward, que no se había movido un milímetro. Toda su atención estaba puesta en mí, casi creí que no estaba siquiera respirando. Volví a mirar la sábana y seguí hablando. El dolor de cabeza remitía por momentos, lo cual era bueno.

-Los padres de la chica muerta, que se llamaba Leyla, denunciaron de inmediato que su hija no se había ahogado por accidente o por no saber nadar, sino que había algo muy turbio de por medio, y exigieron una autopsia realizada por un equipo especializado para determinar sin lugar a dudas la causa de muerte –seguí explicando, sin poder evitar el leve escalofrío que me recorrió al recordar a la desesperada madre exigiendo ante las cámaras que el crimen de su hija, que sólo tenía nueve años, no quedara impune-. Lo que tanto yo intuí como los padres sostuvieron desde siempre resultó cierto, ya que la autopsia probó que Leyla no tenía agua en los pulmones. Es decir, ya estaba muerta cuando la arrojaron al agua. La causa de muerte, según se estableció, fue asfixia.

Swan, Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora