Capítulo 22

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Derek

El Beta escuchó una voz que sonaba muy lejana. Tan lejana que no merecía la pena prestarle atención, y en cambio seguir durmiendo.

Derek

La voz de Stiles sonó de nuevo. Esta vez se oía más cerca, pero Derek estaba demasiado a gusto como para levantarse ahora. Además, conociéndole, seguro que sería para una tontería que muy bien podía esperar cinco minutos de placentero sueño.

- ¡Derek, me atacan!

Al instante el hombre lobo ya estaba despierto y con las garras y los colmillos fuera, dispuesto a pelear. Sólo entonces se fijó en dónde estaba, y empezó a olisquear a su alrededor, buscando el peligro.

Salvo que no parecía haber peligro.

Estaba tumbado en la cama, desnudo, y bajo él Stiles le miraba con los ojos muy abiertos y las manos levantadas en señal de rendición.

- Vale – se mojó los labios, sin saber cómo explicarse – Te juro que jamás habría dicho eso si supiera que ibas a reaccionar de ese modo.

Derek parpadeó varias veces, intentando terminar de vencer el sueño. La piel de Stiles, completamente a la vista, estaba más fría de lo que recordaba, señal de que debía de haberse quedado dormido unos cuantos minutos.

- ¿Qué? – preguntó al final, todavía descolocado, volviendo a recuperar su forma humana.

- ¿Podrías quitarte de encima? – preguntó el chico, un tanto sonrojado – Empiezas a pesar... mucho... Y no puedo respirar.

El hombre lobo parpadeó de nuevo (siempre había sido de despertar lento), y se llevó una mano a la cara para restregarse los ojos. Soltó un medio gruñido al comprender que tenía que moverse, y otro un poco más grave cuando recordó que aún estaba dentro de Stiles. Salió de él con cuidado, y frunció un poco el ceño al oír el quejido de dolor que soltó el chico.

- ¿Te he hecho daño?

- No, tranquilo – sonrió para borrar la preocupación del rostro del Beta, al tiempo que se hacía a un lado de la cama para que Derek volviera a tumbarse – Sólo que ahora mismo soy muy consciente de ciertas partes de mi cuerpo de las que hasta ahora desconocía su existencia.

El mayor sonrió con modorra ante el buen humor de Stiles, pero en seguida frunció el ceño. Se sentó con las piernas encima del colchón, y acarició las piernas y muslos del adolescente.

- ¿Seguro que estás bien? – preguntó al tiempo que usaba las sábanas para limpiar los restos de semen de sus cuerpos, aunque ya estaba bastante seco - ¿Quieres ducharte?

- Nah. Todavía no siento las piernas – soltó una carcajada tímida, justo antes de darle un manotazo a Derek para que soltara la sábana más que manchada – Eso es asqueroso. Definitivamente eres un animal.

- Medio, animal – gruñó, dejando que los ojos azules brillaran durante unos segundos. Se tumbó entonces en la cama, muy cerca del chico, pero sin atreverse todavía a tocarle – Y antes no te he visto quejarte.

- Bueno – se sonrojó un poco – Antes no estaba muy concentrado en los detalles que digamos – Llevó entonces una mano hasta el hombro de Derek, y lo acarició con cuidado, casi con miedo. Lo cierto es que no tenía muy claro cómo debía comportarse ahora que todo había acabado – Siento que no saliera del todo bien.

- ¿Qué quieres decir? – enarcó una ceja, extrañado.

- Ya sabes lo que quiero decir – se mordió el labio inferior – No es que haya durado mucho y... - se encogió de hombros – Podría haber sido mucho mejor.

Dream a Little DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora