Primer y ultimo capitulo

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¿QUIEN SOY YO?

Seguramente te habrás sentido sólo en algún momento, pero no una soledad en la que disfrutar tu espacio, una soledad que te reconoce por dentro, yo la siento todos los días,  en todos los segundos de mi vida desde que abrí los ojos. 
Mi día a día se vasa en pasar todo el día vagando de una acera a la otra, la calle es muy dura siempre buscando algo que ni siquiera sabes que es. 
Me llamo Jacob y tengo los ojos marrón muy oscuro y el pelo entre marrón y negro, mi estatura es alta pero no excesiva. 
Ahora son las  diez de la mañana y me dispongo ha ir a por comida y bebida a un bar, cuando entro me gritan y no sé porqué, les digo  que solo quiero coger comida y bebida pero el señor que estaba tras la barra coge una escoba y me amenaza, no me  entiende, necesito alimentarme. 
Miro a otra persona pero esta se echa para atrás. 
Salgo del establecimiento confuso no entiendo este rechazo. 
Estaba pensando en lo ocurrido cuando una mujer se me acerca y me mira con compasión. 
Le pido ayuda y ella me anima a que la siga, la obedezco y le sigo hasta su casa, allí me da el mejor trato,  una ducha, comida, bebida, descanso... 
Estuvimos solos en la casa pero a las siete se escuchó el timbre de la puerta. 
La amable desconocida abre la puerta y un hombre entra dándole un beso. 
-Hola cariño- dice le chica 
-Hola, estoy súper cansa... ¡HOSTIA!...- exclama el hombre al verme. 
-Cariño tranquilo lo encontré en la calle y le he ayudado, es un pobre vagabundo. 
-Sofí podría ser peligroso no sabes nada  de él. 
-Tranquilo sólo necesita cobijo y amor. 
- Bueno, bueno- asiente el pero sin convicción alguna                                                           
Yo había estado escuchando pero para mi hablaban en otro idioma. Decidí intentar decirles hago. 
-hola - les dije 
Se giraron asustados no sé por qué y me dejaron en el patio, no sé porque nadie me entiende. 
Estuve en esta casa hasta esta mañana, una semana entera, pero no estoy a gusto, a pesar de la comida y los cuidados me tratan como si fuera un juguete que cogen y dejan cuando quieren y yo no soy un juguete. 
Por eso ahora estoy pensando algo para irme. 
-¡fuera de aquí cabron! 
Seguramente sería la mujer, sofí,  estos días se habían peleado ella y su novio mucho y la cosa no mejoraba. 
Vi como, se abría la puerta y como la amable sofí echaba a su novio, el replicaba pero ella hacía caso omiso,  yo aproveché y me escape de allí mientras discutían. 
-Sauron, Sauron - gritaba la mujer 
Ni siquiera sabían mi nombre que humillante. 

Eran las seis y media, yo estaba en un parque  tumbado en la sombra, de repente la vi, con su pelo negro ondeando y sus ojos azules como el mismo cielo trayendo la vida a mi alma marchita. 

Los dos éramos adolescentes vi como iba con un señor mayor. 
El hombre y ella se sentaron en un banco, el hombre saco comida, cuando el olor llegó a mí las tripas se me hicieron un nudo y me hacer que un poco. 
El hombre me vio y acercarme y me ofreció comida yo agradecido cogí la comida y me fui para no molestar, aún así no pude evitar mirar a la preciosidad de la que me había enamorado a primera vista.                                                                                                
 A partir de ese todos los días iba al parque a esa hora para ver a mi amada, siempre me daban algo de comer.  Un día estaba comiendo en mi trozo de  lo que el buen señor me había dado, cuando al mirar hacia donde estaba esa preciosidad, que ni siquiera sabía su nombre, no estaba allí y es cuando me di cuenta de que estaba al lado mío, a partir de ese día nos hicimos amigos y paseábamos por el parque todos los días.                                 
Un día el señor que venía con Bianca, mi única y nueva amiga, se durmió y le propuse a ella que fuésemos al mirador para ver toda la ciudad, esta acepto y nos pusimos en marcha.                                                                                                                                    
   Cuando llegamos nos sentamos y disfrutamos del atardecer  era todo tan perfecta a excepción de que yo no la quería de amiga, decidí lanzarme, una desgracia mas no sería nuevo.

-Bianca- me miro con sus ojos azules y ya no podía echarme atrás

-Es que... yo... yo tengo que decirte que te… te quiero –

- Lo sé –dijo ella   

-entonces….- ella me callo con un beso en la boca y fue cuando volví a nacer, quise estar ahí todo el tiempo perdido en mi mundo de penurias y soledad.

La tarde se nos fue y fuimos rápido al parque cuando llegamos al parque no había nadie nos sentamos en el césped y abrazados nos quedamos dormidos.

De repente algo nos despertó  era aun de noche pero pude ver tres figuras que nos estaban intentando atrapar  nos defendimos pero ya era tarde nos habían atado y nos metieron en un camión negro.

Intente tranquilizar a Bianca que estaba muy nerviosa pero yo tampoco entendía nada.

La camioneta se paró en seco después de media hora.

Nos llevaron por los pasillos de un edificio hasta una habitación llena de celdas llena de lo que supongo serian delincuentes pero nosotros no habíamos hecho nada.

Pasamos toda la noche hay en la celda fría, me despertó el estridente ruido de la puerta de la habitación.

Por la puerta entraron uno de los hombres que nos cogieron y por suerte el señor del 'parque.

-Despierta Bianca- le dije a ella

Abrió los ojos y vio al señor la sacaron y se abrazaron pero cuando fui a salir cerraron la celda.

Los dos luchamos por qué no nos separen pero poco a poco los centímetros se hacían metros y cada segundo que duraba esa tortura yo me desesperaba más.

Pasaron los días y no quería comer, pensar, escuchar, no quería vivir. La vida ma lo ha quitado todo, nadie me ha comprendido solo Bianca y hasta eso me lo quitan.

Eran las nueve de la tarde y la puerta se volvió a abrir, el hombre q entro me abrió la puerta y me dirigió por los pasillos del edificio, no me revele ya que no tenía fuerzas.

En unos minutos llegamos a otra habitación donde había una camilla y una mesa con muchos materiales que no se para que eran también, vestida con una bata blanca había una mujer, me pusieron en la camilla y sentí un pinchazo, al mira vi a la mujer pinchándose con una jeringuilla y inyectándole un liquido blanco, me asuste e intente huir pero mi  cuerpo no respondía y sentía un gran letargo y como todo se tranquilizaba.

La mujer cogió otra jeringuilla con un líquido rojo, me asuste mas pero mi cuerpo no hizo nada.

-Lo siento, no me gusta  tener que hacer esto pero es tu destino pequeño.

Me la clavo con facilidad ya que no podía moverme, sentí como el liquido me alteraba por dentro y como destruía.

Mire a los fríos azules ojos de la mujer y la recordé a ella, pero sus ojos no eran fríos eran como un viento de verano cálido y agradable, nos volveríamos a ver pero en otro lugar diferente mas bonito y donde nadie nos separaría, aquí la perdería pero allí no, no tengo rencor ni dolor por lo que me han hecho solo dudas si alguien me lo hubiese explicado, yo estoy tan confundido como tú.

Sentí como mi corazón se paraba y me lleve su recuerdo pera tenerlo hasta que ella llegara, en ese momento deje de ver, pensar, sentir, vivir.

-Pobrecito- dijo la doctora Niki

-Llévatelo- dijo refiriéndose al hombre que habían traído  a Jacob

- Hay demasiados perros que no vienen a buscar pero odio este trabajo.

La doctora se quito los guantes y la bata blanca para irse por fin a su casa.

Antes de salir de la sala miro como se llevaban al animal muerto por la inyección letal, y pensó.

“Este tenía una mirada diferente este…este podía sentir como nosotros, tal vez todos lo hagan”     

¿QUIEN SOY?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora