08. White, otra vez.

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"¿No quieres ver a tu propia tía?" Dije con demasiadas libertades. Me pregunté en qué momento había empezado a tutear a Arya, y entonces me di cuenta de que en realidad, nunca la había tratado como alguien superior, siempre había sido como alguien igual.

"Apenas la conozco. Creo que ni si quiera recuerdo su cara" respondió mientras vendaba cuidadosamente mi herida con un trozo de tela limpia, recién lavada y secada al sol.

"¿Crees?" Dije sorprendida. Ella me ignoró y siguió a lo suyo.

Habíamos parado al lado de un pequeño río, cerca del Nido de Águilas.
Hacía aire, pero sin embargo casi no había nubes, y el sol estaba ahí para recordarme que era un día nuevo.

Arya había pedido al Perro que cortara un trozo de tela de un viejo saco que había en el carro. No sabía de dónde habían sacado aquel vehículo, pero tampoco quería preguntar. Costó una discusión que el hombre cortara el trozo de tela, pero al final lo cortó, Arya lo lavó en el agua limpia y fría de aquel río, y ahora se dedicaba a curar mi herida.

Yo también había aprovechado, y me había lavado el pelo, la cara, las manos y mis piernas y zapatos, para quitar la suciedad. Mientras me lavaba pensaba en un modo de deshacerme de la mancha del vestido; por la noche había pasado desapercibida, pero a la luz del día era mucho más que obvia. Después de mucho pensar, caí en la cuenta de que el vestido tenía tres capas de tela para protegerse del frío y descubrí, para mi sorpresa, que la segunda capa de tela era del mismo color que la que estaba manchada.
Con ayuda del cuchillo que aún poseía descosí la costura lo mejor que pude; y aunque la segunda capa estuviera también un poco manchada, era una mancha mucho menos escandalosa. Además, haría creíble mi testimonio.

"Cada vez que te pregunto sobre mi hermano cambias de tema. Cada vez que menciono a mis padres te quedas en silencio" me reprochó en voz baja Arya cuando el hombre se había alejado para llenar su bota* con agua. "Deja de evadir la realidad. Necesito que alguien me sea sincero ahora mismo" dijo. Y tenía razón.

Miré a todas partes. Quizá ella estuviera preparada para escucharlo, pero yo no lo estaba para contarlo.
Decidí remontarme a los recuerdos, pero no de la noche anterior, si no de muchas noches antes.

"Robb y yo nos besamos" dije de repente, dejando a la chica confundida. Sonreí levemente recordándolo. "Tu padre había muerto hacía algún tiempo, y estaba devastado aunque no quisiera admitirlo. Simplemente pasó. Tu madre nos pilló y juró por los Dioses que aquello no se quedaría así" continué, mientras Arya me miraba atenta y se limpiaba una lágrima. "A mí me dio igual. Había besado a un rey y eso era mucho más de lo que hubiera imaginado jamás. No era mi primer beso, pero fue como si lo hubiera sido" reí. "Después, el juramento de tu madre a los Dioses se cumplió. Robb y yo dejamos aquello atrás, como un momento de poca lucidez; pero poco después conoció a Jeyne" Arya sonrió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas otra vez . "Te habría encantado conocerla. Era tan guapa, tan valiente... Ha sido un modelo para mí. Hasta el último momento" finalicé, y decidí callarme. No quería contar todo. No quería decir que Jeyne estaba embarazada, porque no sabía hasta dónde Arya conocía la historia y no quería recordar más.

"¿Por qué me cuentas eso?" Preguntó con tristeza, aunque una pequeña sonrisa decoraba su rostro al haber recordado a su familia.

"Porque tú puedes recordarlos vivos y mantenerlos así en la memoria. Yo no. No voy a dejar que te pase lo mismo" expliqué.

"Eso me vale" dijo la chica restregándose los ojos y recuperando un poco de seriedad.

"Siento interrumpir la conversación familiar, pero o nos vamos ya, o no nos vamos" dijo el Perro.

Aquello fue la causa de que mi cerebro reaccionara. Tenía la oportunidad de hacer un comentario sarcástico, como cuando estaba en el Muro. Necesitaba volver a ser esa chica, que aunque vivía entre cuatro fríos y seguros muros, carecía de cualquier comodidad y no conocía lo que era el apoyo de una familia. Necesitaba ser Dyanna White otra vez.

"No estaría mal que te rascaras las pulgas de vez en cuando" dije mirándolo molesta mientras me levantaba del suelo.

"No te pases de lista. Y ahora, arriba" y antes de que pudiera darme cuenta me había agarrado con facilidad de la cintura y me había sentado (sin ninguna delicadeza) en el carro.

Y aunque había dolido, decidí callarme. Como siempre lo había hecho.

***

"Deseo ver a Lady Tully" dije a los guardias una vez que paré el caballo, que gracias a Arya y a su poder de convicción, el Perro me había dado.

El más alto y corpulento de ellos rió.

"¿De parte de quién venís?" Preguntó con suficiencia.

"Los Stark" y aunque no era del todo cierto, tampoco era del todo mentira.

El caballo daba algunos pasos en su sitio, levantando los pies y delatando el nerviosismo que tanto el animal como yo sentíamos. Tiré de las riendas para que parase, y para mi suerte, lo hizo.

El rostro del guardia cambió.

"Nombre" pidió ahora serio.

"Dyanna" respondí, pensando que no decir mi apellido sería mejor. Pero, si decía mi apellido de bastarda, tenía más probabilidades de llamar la atención de Lysa Tully. "White. Dyanna White" añadí inmediatamente.

Con un movimiento de cabeza, mandó al otro guardia al interior del castillo.

Lo único que sabía de los Tully me lo había contado Robb, y la verdad, no sabía lo que podía pasar.
Como último plan, Arya y el Perro estarían esperándome hasta que acabara el día, y después se irían.

La gran puerta se abrió y el guardia apareció de nuevo.

"El señor y Lady Tully la esperan".

** bota: me refiero al 'recipiente' que sirve para llenar con bebida. Normalmente se usaba para llevar el vino, pero en este caso lo rellena con agua.

Lady Invierno | Juego de TronosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora