II | No hay mejor nave que un libro.

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|Domingo 15 de Enero|

Capítulo II: No hay mejor nave que un libro.

Supuse que tendría tiempo de darme una ducha rápida así que lo hice. Me metí al baño y después de 15 minutos salí, me cambié y bajé.

-¿Están listos? -preguntó mi padre a lo que Jared asintió y yo ni me moví, solo tenía mi mirada perdida en el suelo. Él suspiró y salimos de la casa.

Afuera estaba lloviendo. Por suerte tenía un buzo de Jared con capucha. No me arreglé para llegar bien presentable. Me importaba nada la primera impresión que tengan ella y su nuevo marido sobre mí.

Robert, nuestro chofer, guardó las valijas en el maletero del auto y subimos los tres. Jared y yo atrás y mi padre como copiloto.

-Espero que se porten bien. -pidió Nick prendiendo la radio.

-No te prometo nada. -contesté a lo que él suspiró. Esperaba mucho de mí. No recuerdo a mi madre porque bueno, tenía dos años la última vez que la vi. Si se despidió no lo recuerdo. Igual yo no creo en las despedidas. Quien se quiere ir toma sus cosas y se va, quien avisa es porque quiere que lo detengan. Por eso supongo que no se despidió. No lo sé, me da igual lo que haya hecho.

-Ella los extraña porque los quiere.

-Lo dudo. -Me reí irónicamente. Si ya estaba de mal humor, ahora más.

-No seas así June, es tu madre.

-Si es mi madre, ¿Por qué nos abandonó por un hombre? Tendrías que pensar lo peor de ella por haberte dejado así.

-¿Sabes qué? No hablemos más sobre esto.

-Mejor. -le sonreí a mi padre por el espejo retrovisor y me coloqué los audífonos, al igual que mi hermano desde que se sentó en el asiento. Le di play a Ed Sheran, me encantaban sus canciones y me hacían despejar la mente.

Me removí en mi asiento y apoyé mi cabeza en el vidrio. Me entretuve por un momento por las gotas que caían. Llegué a imaginar una carrera de gotas, la que llegaba al final se consideraba victoriosa.

Luego de unos minutos que se hicieron eternos, llegamos al Aeropuerto de Boston. Tratamos de buscar un lugar donde aparcar ya que ésta zona siempre estaba repleta. Gracias a un amable viejito que ya se iba, logramos aparcar y bajar del auto junto con nuestras valijas las cuales el chofer bajó por nosotros.

Para eso recibía su paga, ¿No?

Una vez que entramos, el frío aire dejó de aventarme luego de que se cerrasen las puertas automáticas. Por suerte, ya habia parado de llover asi que el vuelo no se suspendería. ¡Solo faltaba eso!

Hacía mucho calor aquí debido a la cantidad de gente que había corriendo de aquí para allá. Algunos de traje y otros de manera informal.

-¿Viene Lucy? -le pregunté a Jared.

-Sí y también vienen mis amigos.

-No las veo a las chicas, ¿Tú?

-Tampoco.

Entre toda esa gente no identificaba bien a mis amigas. Mi cuñada se había vuelto una gran amiga, desde hace dos años que la conozco y desde la primera vez que hablamos me cayó genial.

-¡June! -oí el grito de mi mejor amiga y me di vuelta viéndola correr hacia mí, con sus padres atrás.

-¡Lana! -grité y nos fundimos en un abrazo. De reojo pude ver a Jared saludar a sus amigos.

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