|Domingo 15 de Enero|
Capítulo IV: ¿Me pasas la salsa?
—Mamá. —susurró Jared el cual no se resistió como yo. De inmediato la abrazó.
—Un segundo. —Rachel limpió sus lágrimas.—¡Chicas! Ya están aquí. —gritó mirando hacia arriba.
—¿Chicas? —clavé la mirada confusa en Jared y él en mí, encogiendo sus hombros.
Las niñas aparecieron por la segunda entrada a la cocina y se posicionaron una al lado de la otra con las manos juntas. Ambas tenían el cabello castaño y con corte carré por los hombros. Sus ojos claros resaltaban su mentón junto a sus labios carnosos. Seguramente habían salido a mi madre. Vestían un jean claro y algo desgastado, acompañado de una remera lisa color blanco y un suéter de color amarillo; la otra de color rojo. Eso era lo único diferente. Sus zapatillas Vans eran grises y negras.
—Hola. —saludaron al unísono. Me espanté un poco pero luego me relajé.
—Chicos, ellas son Lisa y Amber Hilton. —las niñas sonrieron.—Chicas, June y Jared Parker. —esta vez nos señaló a nosotros.
—¿Así que tú eres June? —asentí no muy segura. Claro que era June, pero estas niñas me aterraban con su cara diabólica.—Mamá ha hablado mucho de ti... —sentí una puñalada en el pecho. ¿Mi madre hablaba de mí? —Y de ti también, Jared. —rió.
—¡Amber! —quejó su madre algo vergonzosa.
—¿Y ustedes son gemelas? —ambas negaron.
—Mellizas. —aseguraron al unísono.
¿Por qué hacían todo igual? No eran gemelas, se supone que las mellizas no son tan iguales; pero ellas eran una excepción a la regla.
-—¡Yo nací primero! —Lisa colocó sus manos en su cadera y enarcó una ceja.
—Siempre lo presumes... —balbuceó Amber.
—Pues... Ya que todos estamos aquí... ¿Quieren cenar? Deben tener hambre. —se dirigió nuevamente a su trabajo.
—¿Eso es pan de carne? —pregunté algo incómoda. Ví que ella se sorprendió ante mi pregunta.
—Si, ¿No te gusta? —negué.
—Es mi favorito. —reí y ella asintió con una luz en sus ojos.
No tiene que mal entender, solo le pregunté una cosa. Que no piense que la había perdonado.
—En media hora estará. Chicas, ¿Por qué no le muestran las habitaciones a los chicos? —las mellizas asintieron. Me parecían muy adorables pero había algo en su rostro que me decía lo contrario.
—¡Yo lo guiaré a Jared! —Lisa cruzó sus brazos ante su hermana.
—¡No! ¡Tú guía a June! —atacó Amber.
—¡Soy más grande que tú, tienes que obedecerme! —apuntó con su dedo índice.
—¿Y si no quiero? —encogió uno de sus hombros la melliza Amber.
—¡Vamos, Jared! —arrastró a mi hermano por las escaleras.
Me quedé atónita ante esta situación.
¿Nadie me quería llevar?
Eso era obvio, Jared tenía músculos. Todo lo contrario a mí, alta y flacida mujer que calza cuarenta y la cual nunca encuentra número para los zapatos.
También las chicas podían sentir que yo era una competencia para ellas. Y espero que no lo piensen, porque no es así. Lo que menos quería era tener hermanastros, y dos mellizas ya eran mucho.
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Breve o Eterno
أدب المراهقين¿Cuán largo puede ser el camino del amor? June Parker, quinceañera apasionada escritora de lo eterno, de lo que dura para siempre... del amor. Sean Lincoln, con veinte años de soltero, piensa que el verdadero amor solo existe en sus libros, sigue e...