|Lunes 16 de Enero|
Capítulo VI: Three Lives & Company.
Así de acaramelado estuvo todo el camino hasta que llegamos a la tienda de uniformes.
Habíamos caminado unas doce o quince cuadras, pero valió la pena. El centro era maravilloso, casi lujoso. Tenia dos pisos. Aquí abajo, gran variedad de tiendas de ropa se veía al principio y al final del pasillo, el local del instituto. Tomé el brazo de Jared por segunda vez y entramos al local. Por todas partes, habían carteles qué decían Instituto Corlears school en colores bordó, negro y gris. Al instante supuse que esos colores predominaban no solo al instituto, sino también al uniforme por supuesto. Una señora apuntando algo en una libreta, levantó la vista al escuchar el ruido de la campanilla que sonaba cada vez que un cliente entraba. Miré a mi alrededor y estaba vacía.
Claro, nadie compra un uniforme entero a mitad del año escolar. Desgraciadamente nosotros sí.
Luego de un rato, ya había comprado mi lindo uniforme que consistía en una falda a rayas bordos, negras y grises; la chomba color gris con el escudo del instituto del lado del corazón; infaltable la corbata negra con dos rayas justo en el medio color bordó y gris, debajo del buzo bordó con escote en V, con el mismo logo de la chomba en el lugar correcto. En los pies, medias grises hasta la rodilla y zapatos negros de vestir.
Me senté en una banca esperando a que Jared salga del vestidor con su reluciente rostro. Lo único malo era que en invierno hace mucho frío y llevar pollera no es nada agradable.—Wow —mi mandíbula cayó al ver a mi hermanito salir del vestidor. El uniforme era el mismo, salvo que el llevaba pantalones y la chomba era bordó y esta vez gris el buzo—. Te vez de maravilla. —salté emocionada en el lugar.
Era obvio que todas las chicas se le tirarían encima. Yo lo haría si no fuese porque es mi hermano. Eso sería una especie de incesto, asique paso.
—Si que me veo genial, eh. Tal vez esto no está tan mal. —acomodó su jopo con las manos como todo un arrogante.
—Que bueno que estoy aquí para tomarte una foto y enviarselas al grupo de los chicos y a Lucy. —ambos reímos y en ese momento la señora que nos atendió se acercó a nosotros. Jared se puso frente a la cámara apoyándose en una sola pierna y guardando una mano en el bolsillo de los pantalones del instituto. Finalmente, me envió una cara sexy y le tomé la foto. Pagamos y salimos del lugar sin antes darle las gracias a la anciana.
Ví que del dinero que Rachel nos había dado, sobraban cincuenta dólares asique tomé del brazo de Jared por tercera vez, provocando quejas de su parte y nos conduje a la escalera mecánica. Una vez en el segundo piso pude observar lugares para comer y juegos.
—Voy a desayunar en Starbucks. —le avisé para que me siga. Necesitaba algo caliente en mi garganta.
Cuando terminé mi desayuno y Jared el suyo, aunque ya había desayunado, empezamos a dar una vuelta por los juegos. Jugamos en el tejo y a la pista esa para bailar. Estábamos por volver a recorrer el lugar cuando Jared se quedó mirando la maquina de los peluches.
— ¿Es en serio? —pregunté irritada.
—Solo una vez, lo prometo. —dijo comprando una ficha. Introdujo la ficha y las luces del juego se prendieron, al igual que la música. Jared comenzó a mover la palanca y apuntó la pinza hacia un cachorro con piel suave de color blanco con un moño rosa y un corazón, también rosa, que decía te amo. La pinza bajó y agarró el peluche, cuando subió la pinza para moverse hacia la caja donde iba a caer el cachorro éste se cae y Jared palmea la máquina. Lo observo caminar devuelta a la caja para comprar una ficha.
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Breve o Eterno
Roman pour Adolescents¿Cuán largo puede ser el camino del amor? June Parker, quinceañera apasionada escritora de lo eterno, de lo que dura para siempre... del amor. Sean Lincoln, con veinte años de soltero, piensa que el verdadero amor solo existe en sus libros, sigue e...