Volvió esa plena seguridad de que nada malo podía ocurrir, que había sido solo una mala jugada de mi mente, lo que había sentido hasta momentos antes de la entrada de mi marido en la casa.
Me lance en sus brazos apenas volvió a cerrar la puerta y lo bese cariñosamente, pero había algo diferente, no respondió a mis caricias, siempre bien correspondidas. Nada a lo largo de estos años juntos hizo que cambiara la pasión entre nosotros, a pesar de tener nuestros momentos de disgusto, sabíamos resolver nuestros problemas de la mejor manera.
Aunque se me hizo extraño, bien podría atribuirlo a muchas cosas pero quise dejar que se despejara un poco y él me dijera que pasaba, no dije nada. Tenía la mirada perdida, parecía ausente de la realidad. Entro en la sala, miró a todos lados como buscando algo o alguien y recorrió toda la estancia observando cada detalle.
— Qué sucede, que tienes, pasa algo malo— le dije al ver lo que hacía, pero no obtuve respuesta, hasta que me pregunto por nuestro hijo.
— Está dormido en su cuarto, dime que sucede, me estás poniendo nerviosa— le respondí, nuevamente sin tener contestación de su parte, solo asintió brevemente y se dirigió a la cocina. Me quede sola en la sala preguntándome que le habría pasado, por qué estaba actuando de esa manera.
De regreso traía consigo el cuchillo más grande que había encontrado en ella, todo mi cuerpo se estremeció al verlo venir hacia mí, cuchillo en mano y cualquier cantidad de imágenes terribles me llegaron a la cabeza tratando de descifrar que es lo que pensaba hacer con él, me paralice en ese instante. Tal vez solo estaba imaginando cosas, tal vez simplemente no era nada.
—A un lado mujer— fue lo único que dijo, su voz resonó en toda la habitación, profunda, casi eléctrica.
—No, adonde vas, que vas hacer— le grité al ver que se dirigía a las escaleras del segundo piso. Traté de detenerlo pero de un empujón se deshizo de mí con sobrada facilidad y me golpeé la cabeza con una pequeña mesa de centro y se me nublo la vista. En ese momento supe que en verdad tenía planeado hacer algo terrible. Él no era mi esposo o se había vuelto loco.
Cuando reaccioné temí haber estado inconsciente demasiado tiempo, la casa era todo silencio y me levante como pude del suelo y corrí escaleras arriba dando algunos traspiés hasta llegar al cuarto de mi hijo.
La puerta estaba apenas abierta, entré temiendo lo peor, las luces parpadeaban. Mi desconcierto fue aún más grande al ver la habitación vacía, ni mi hijo ni mi esposo estaban ahí. Unos segundos después escuché un grito agudo proveniente de fuera de la habitación.
El grito se fue apagando lentamente, fue haciéndose más débil hasta parecer un simple quejido. El pánico me paralizo de nuevo, escuchando como el dueño del sonido estremecedor de hace un instante perdía fuerzas a tal grado de no ser capaz de pedir ayuda, era mi hijo quien gritaba lo supe al momento pero no quería creerlo.
Al parecer mi inconciencia no había durado mucho tiempo, solo unos minutos tal vez, pero suficientes para haberlo sacado de su cuarto a rastras o que saliera corriendo a buscarme, no lo sé, pero estaba en manos de alguien que ya no perecía mi esposo.
Mi sopor, ante ese terrible sonido, no duro demasiado y abriendo la puerta de golpe, nuevamente salí al pasillo en dirección a los suaves lamentos que apenas eran audibles ya. Venían de mi recamara, la puerta estaba abierta completamente y con indecisión me paré frente a la puerta.
Sentí que las piernas me fallaban porque el espectáculo que vi fue lo más horrible que haya visto en mi vida, él, el hombre que siempre había amado, apuñalaba una y otra vez a nuestro hijo. No le di oportunidad al miedo de que me dominara esta vez y me lance sobre él sin importar que no trajera nada con que lastimarlo yo también, tenía que detenerlo y solo en ese momento fui consciente de que mi hijo estaba suspendido en el aire en un estado de seminconsciencia girando casi imperceptiblemente y que lo había estado desde que puse un pie frente a la habitación.
El estado en el que me encontraba ya no me permitía ver claramente si lo que estaba pasando era imposible o real, pero en realidad todo esto parecía tan irreal desde que había comenzado y ya no me importaba nada más, solo salvar a mi pequeño.
Apenas logré tomarlo por la espalda aferrándome a su cuello para sacarlo de ahí, y alejarlo de mi hijo, me arrojo al suelo sobre una mancha de sangre formada por la que escurría lentamente del cuerpo de mi hijo. Entonces sentí como el cuchillo que antes atravesara su pequeño cuerpo, ahora, se clavaba en mí dolorosamente un par de veces.
Mi cuerpo se sintió pesado, sin fuerzas, solo pude levantar un brazo tratando de alcanzar a mi niño aún suspendido en el aire parecía tan lejano, a una distancia imposible de franquear y con lágrimas empañando mi vista, entre las sombras, pude ver como el que alguna vez fue mi amado esposo hacia una repugnante mueca con los labios muy parecida a una sonrisa y con una sonora carcajada nos cubrió la oscuridad.
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Noche de otoño
HorrorInesperadamente la vida de nuestro protagonista se tiñe de rojo. Cuando él creía que todo en su vida iba bien, un terrible mal parece ensañarse contra él y su familia. Acostumbraba a disfrutar de la brisa fría de la noche y cuando regresa a casa ca...