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La alarma de mi teléfono comenzó a sonar, rápido estire mi mano y la apague para no despertar a Mario, toda la noche estuve muy nerviosa y no dejaba de girar en la cama.
Vi a Mario de reojo y le di un pequeño beso en el brazo que cruzaba por mi pecho. Me levante con mucho cuidado y me dirigí al baño para tomar una ducha. Estaba parada enfrente del espejo, abri la llave y deje que el agua saliera, forme un hueco en mis manos tome un poco de esta y agache mi cara para mojarla, sentía hormiguitas en mis brazos y mi boca estaba seca, tome mi cepillo de dientes y le puse un poco de pasta dental, comencé a tallar mi boca cuando en el reflejo del espejo vi que Mario se acercaba a mi.
Llego hasta donde yo estaba y tomo mis caderas me acerco a él y acomodo mi cabello atrás de mi oreja.

-Buenos días.- susurro en mi oído.

Enjuague mi boca, seque mi cara y me volví a él.

-Buenos dias.- Sonreí por lo bajo y tome su mano.- Voy a ducharme antes de ir al doctor.

-Esta bien.- Beso mi frente, pude sentir que estaba nervioso.

-Mario.- lo interrumpí antes de que saliera del baño.- Amor quiero decirte que sea lo que sea, si estoy embarazada o no.- No termine de hablar porque Mario me interrumpió.

-Sea lo que sea, yo siempre estaré enamorado de ti, perdidamente enamorado de ti.- Vio fijamente mis ojos y sonrió ampliamente. Salio del baño y cerro la puerta.

Abrí la regadera y pronto el agua caliente comenzó a salir. No se cuanto tiempo estuve ahí, pero cuando salí de la ducha Mario ya no estaba en el cuarto, probablemente estaba desayuando.
Me acerque a mi closet y saque algunas playeras y escoji la mas cómoda, luego abrí el cajón de los pantalones y encontré unos perfectos.
Use un poco de perfume, y decidi usar un poco de mascara de pestañas, desenrede mi cabello y lo deje suelto.
Tome mi bolsa, mi celular y mi cartera. Me vi por ultima vez en el espejo y baje las escaleras para dirigirme a la cocina.

-Buenos días nana.- Me acerque a ella y bese su mejilla dejando muchos besos tronadores en ella.

-Hola amor.- Mario beso mi boca cortamente y abrió la silla de la barra para que pudiera sentarme, Sonreí y me senté junto a él, tome su mano y hable.

-Nana, Mario y yo saldremos durante unas horas.- hice una pausa.- ¿necesitas algo?

-No mi niña vayan con cuidado.

-Esta bien, gracias.- Comencé a desayunar en realidad no tenia hambre estaba muy nerviosa, tanto que el jugo no pasaba por mi garganta y sentía que me ahogaba con el pan tostado.

-¿Estas lista?.- me pregunto Mario, levantándose de su lugar llevando la taza de su café al lavaplatos.

-Si, creo.- lleve mis cubiertos a lavar y también lave lo de Mario.- Listo vámonos.- Mario tomo mi bolsa, mientras me despedía de nana.
Abrió la puerta de la casa y trajo el carro, camine hacia el y subi.
Pusimos musica para suavisar el ambiente que estaba muy tenso, nervioso para ser verdad.

Mario estacionó el auto enfrente del consultorio, bajo y se acerco a abrir mi puerta tomo mi mano, mientras besaba mi frente, tome mi bolsa y metí mi celular a la bolsa de mi pantalón, cuando derrepente comenzó a sonar.
Era mi madre, todo mi mundo se fue abajo ¿que le diria?.

Deslice mi dedo en la pantalla y conteste.

-¿Mamá?.- disimule mi voz preocupada.

-Cariño, hola.- sonaba muy tranquila.

-¿Como estas mamá?.- volví la mirada a Mario quien tenia los ojos como platos, grandes.

-Bien hija, solo para decirte que te amo mi niña.-

••MI CABALLERO••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora