Veo una luz que procede del salón. Miro el reloj, son las cinco y media de la mañana, salgo a ver quien hay fuera.
En el sofá está Justin sentado, apoyando sus codos en sus rodillas y mirando fijamente al suelo.
-¿Qué haces aquí Justin?-Le pregunto acercándome y sentándome junto a él.
-No puedo dormir, mi mente ahora mismo es como un tornado, no consigo recordar nada de mi vida.-Sujeta su cabeza entre sus manos.
-No te preocupes, seguro que pronto recuerdas todo.-Acaricio su espalda, pero el la aparta al primer contacto, parece que no se fía de mí.
Me separo un poco de él para que no se sienta incómodo, aunque yo también me siento así.
-Deberías dormir, es mejor que no pienses en eso.-Le digo, él me mira a los ojos pero no como antes, me mira como lo haría un extraño. Me rompe el corazón ver que no recuerda nada.
-Será mejor.-Se levanta y se va a la habitación. Yo me quedo allí sentada, no puedo volver al cuarto.
Me recuesto en el sofá pensando en que pasará ahora. No podemos seguir aquí, me están buscando y encima Justin en coma. Ojalá no hubiera nacido porque para esta vida de huidas y escondites, prefiero no vivir.
Me quedo durmiendo en el sofá.
-Faith, despierta.-Sam agita suavemente mi hombro para despertarme.-Tenemos muchas cosas que hacer.
Me arrastro hasta el baño y tras una ducha rápida me visto y salgo a desayunar.
Están todos sentados en la mesa de la cocina. El silencio domina el ambiente.
Me siento entre Sam y Justin, cojo un bol y vierto cereales y leche en él.
-¿Que vamos a hacer ahora?-Pregunto rompiendo el silencio.
-Pues nos vamos a mudar otra vez.-Dice Matt demasiado seco.
-¿A dónde?
-A una isla del océano Índico.
-¿Y qué hay allí?
-Nada, así conseguiremos esconderte durante más tiempo.
-¿Y cuando nos vamos?-Pregunto, aceptando lo que me espera.
-Esta noche, así que preparar todo lo que os vayais a llevar.
-¿Yo también voy?-Pregunta desconcertado Justin.
-Claro, no podemos abandonarte y menos así.-Dice Sam.
Terminamos de desayunar y Justin y yo vamos a preparar nuestras maletas.
Justin sigue demasiado callado, parece muy pensativo, seguro que continúa intentando recordar.
El día se pasa lentamente. Sam y Matt estuvieron rematando los detalles de nuestro viaje y Justin alejado de todos. Espero que vuelva a ser el mismo de siempre pronto.
Ya es de noche y llega el momento dr irse, cojemos nuestras maletas y montamos en el coche, pero en vez de ir por la carretera de vuelta hacia el aeropuerto, seguimos la carretera en sentido contrario.
-¿No deberíamos ir hacia el otro lado?
-No, a no ser que quieras que te cojan de nuevo.-Dice Matt, sacando su lado más borde.
-No vamos a ir en el típico avión comercial.-Dice Sam, en un intento de relajar la situación.
Pongo los ojos en blanco, me recuesto en el asiento y miro por la ventana. Sólo veo unos cuantos árboles. A lo lejos empiezo a ver unas cuantas luces, por lo que deduzco que estamos llegando a nuestro destino.
Veo como una especie de avión. Matt aparca junto a él.
-Aquí está nuestro transporte para Tailandia.
-¿Vamos a Tailandia?-Pregunto ya que no lo sabía.
-Sí, allí está la isla a donde vamos.-Dice Sam.
Subimos al avión, que parece uno de esos aviones privados de los famosos, asientos de cuero, y cosas lujosas por donde mirara.
Cuando entramos y cierran las puertas nos sentamos para irnos a, casi, la otra punta del mundo.
-¿Cómo podéis pagar todo esto?-No llego a entender de dónde sacan todo ese dinero.
-Este avión pertenece a tu familia, ellos lo han enviado para que te llevemos a un lugar seguro.
-¿Y la casa de Los Angeles?
-También es de ellos, casi todo es de ellos, lo único es que nos lo prestan para mantenerte a salvo.
*Señores pasajeros, abróchense los cinturones, el vuelo con destino Tailandia, está a punto de despegar*-Dice el piloto por megafonía.
Sé que el viaje será largo y que no puedo contar con la compañia de Justin para hacer que se pase más rápido el tiempo, por lo que saco mi ipod del bolsillo de mi pantalón y abandono mis pensamientos en la música.
No puedo parar de escuchar la canción "Because of you" de Ne-Yo, es la canción preferida de Justin y gracias a él, la mía también. Esa se convirtió en nuestra canción.
*Señores pasajeros, dentro de veinte minutos aterrizaremos en Bangkok.*
Tras casi doce horas de vuelo, por fin vamos a bajar de ese avión. Si hubiera seguido una hora más allí me hubiera vuelto loca.
El avión aterriza y cuando salgo la luz del sol se refleja en mi cara. A pie de pista nos espera un coche. Mi familia parece tener mucho dinero.
El coche conduce por aquella ciudad en la que todo parece extraño, la gente inunda las calles y parecen felices aunque no tengan muchos lujos.
Llegamos a un embarcadero, en el que un barco local nos espera para llevarnos a la isla que será mi cárcel.
Un simpático tailandés nos conduce hasta la isla que se encuentra en mitad del océano Índico.
Bajamos de la embarcación y nos dirijimos hacia la casa. Sólo se ve la casa y la playa de arena blanca y agua cristalina. Es el paraíso para relajarse, pero para mí no lo será.
La casa es de madera, tiene grandes ventanales que dejan entrar toda la luz de fuera.
Hay tres habitaciones, Matt y Sam se instalan en la de matrimonio, Justin entra en otra y cierra la puerta, por lo que la última es para mí. Tiene un balcón por el que se puede salir a la playa, y una cama enorme con sábanas blancas.
Según un reloj que hay en la cocina son las dos de la tarde, pero nosotros no comemos ya que el jet lag, nos ha removido todos los horarios.
La tarde se pasa rápidamente y cae la noche. Todos se van a dormir, pero yo no soy capaz. Doy vueltas en la cama pero algo me impide conciliar el sueño, así que voy a dar un paseo por la playa.
La isla no es muy grande, ya que sólo tiene la casa y unas pocas palmeras.
Camino de un lado hacia otro hasta que me siento y dejo que el mar bañe mis pies, miro el reflejo de la luna en el agua y sólo pido poder recuperar a Justin. No soportaría estar aquí sin él, sin ser el que era antes.
Tras un rato, decido volver al cuarto.
Me meto en la cama y por el cansancio, consigo dormirme.
La luz inunda la habitación y hace que me despierte antes de lo que esperaba. Entreabro los ojos y allí está Justin, durmiendo junto a mí. Él también empieza a despertarse.
-Buenos días preciosa.-Me dice mientras se acerca hasta mí y me besa. Es uno de los besos más dulces y ansiados que me ha dado.
Parece que por fin lo he recuperado.
(*)Por fin volvió. Muchas gracias por vuestras visitas, que ya superan las 12.000, enserio muchas gracias por leer la novela. Espero vuestros comentarios y vuestros votos, si no pudieráis por aquí, por twitter, @flawlessrauhl19, si tenéis alguna duda o queréis saber algo hablarme por aqui o twitter y os responderé a lo que sea. Muchas gracias a tod@s, sois los mejores os quiero ♥(*) Cris Martínez.
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Troublemaker
FanfictionCreía que mi vida ya no tenía ningún sentido, y lo más sensato que se me pasó por la cabeza en ese momento de incompetencia fue el suicidio. Pero tras mi encuentro con él aquella noche lluviosa de invierno hizo que cambiara todos los esquemas de mi...