Capitulo 23.

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Capitulo 23.

Al lado de donde yo estaba, estaba vacío y  frio. “¿Dónde está Raimundo?” sé que puede sonar cursi o algo por el estilo pero, la verdad, es que me asusto mucho cuando él no está, lo necesito conmigo y sé que a él le gusta tenerme cerca.

Me estiré, me refregué lo ojos, bostecé y me hice de ánimo para buscarlo. Cuando me levante de la cama en donde dormíamos yo y Raimundo me di cuenta de que no traía la ropa de ayer…traía mi pijama, o mejor el pijama de Mia ¿Qué paso anoche? Sé que no estaba en mis mejores condiciones pero me acuerdo perfectamente de haberme dormido con ropa, no con pijama.

Salí de la habitación, pase por la cocina a buscar un vaso de leche y fui a ver si Raimundo estaba con Federico en algún lado. Era temprano y Raimundo no se despierta temprano, seguramente tuvo que haber sido algo muy importante.

Al salir de la cocina me encuentro a Raimundo hablando con Mia y Federico, aun no se daban cuenta de que yo los estaba observando, hablaban bajo, como si ocultaran algo.

-Raimundo ¿Qué pasó anoche?-dije fría, la verdad era que lo de anoche era lo que menos me importaba, deseaba saber de qué estaban hablando y por qué era tan privado como se veía.

-Nada-dijo nervioso-¿Cuánto rato llevas escuchando?-“¿De verdad eso es lo único que le importa? ¿Cuánto tiempo llevo escuchando su conversación?

-No mucho-dije fría y seria, tanto que no me la pude creer. Me di media vuelta en dirección hacia la cocina para ir de vuelta a mi habitación.

Llevábamos bastante tiempo en desde que habíamos escapado de la isla y en todo este tiempo no nos habíamos enojado ni discutido, hasta ahora. La verdad no sabía si estaba enojada, pero si me molestaba que no me hayan incluido y que no me digan de qué estaban hablando, eso es lo que me molesta.

Me recosté en la cama con la espalda apoyada en el respaldo de esta, y con la mirada perdida en el aire, no pensaba, no quería. Sabía que no me debía enojar con Raimundo por esto, pero igual me molestaba “Si no te quisieron contar, es por algo” me dije para tratar de convencerme de lo que acababa de pasar no era nada.

Dejé mi vaso de leche sobre el velador que estaba a un lado de la cama y busqué algo de ropa (de la que me había comprado Mia), mire por la ventana y el día era hermoso, soleado, sin ninguna nube, se veía limpio y supe que ese día era el mejor para ir a la playa. Me decidí por unos shorts de jeans y una polera de tirantes morada, tomé mi toalla para bañarme en el baño pequeño que estaba a un costado de la habitación pero cuando me dirigí hacia él, Raimundo estaba apoyado en la puerta “¿Cuándo llegó?”

-¿Te vas a bañar?-preguntó con voz profunda y sonriendo de medio lado.

-Eso creo-dije igual de fría.

-Suena prometedor-dijo acercándose a mí.

-No, no suena prometedor-dije con mi mirada fija en sus verdes ojos.

-Para mí si lo suena-dijo acercando su cara a la mía.

-¿De qué hablaban tú, Mia y Federico?-le solté, la verdad es que la curiosidad me mataba.

-No te importa-dijo tomándome por la cintura y pegando mis caderas a las de él.

-Quiero saber-dije en tono neutro.

-No te diré-dijo buscando mi cuello-si te dijo no será una sorpresa.

-No me gustan las sorpresas-mentí.

-Te encantan-rió-te conozco perfectamente y sé que las sorpresas te encantan, en especial cuando tú estás involucrada.

¿Por qué? ¿Por qué?

En un lugar muy lejano.Where stories live. Discover now