Capítulo 57 - ¿Puedes?

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•Azul•

La repulsiva Pia nos guió fuera del vagón, no sé qué me cegó más, si la luz del Sol o el flash de las cámaras.
Se oyeron un par de gritos, y entonces, solo entonces, vio al grupo de fans detrás de unas vallas en la estación del tren.

El frío me traspasó la ropa cuando, mirando a la derecha, descubrí los picos de las montañas. Estábamos aquí. Estábamos en casa. Volvíamos a casa.

Bariloche.
Recuerdos de nieve, chocolate caliente y vacaciones.
Tan cerca de casa.

Miré las chicas detrás de la valla, una gran bandera ponía Blue Sky fans club oficial. Sonreí, yo conocía a esas chicas.

Podría haberme acercado si todo el grupo no hubiera empezado a caminar, y Lucas me tomó de los hombros, empujandome para seguir a Pia.
Entramos en el último vagón, dos guardias nos indicaron que nos sentaramos.

Me senté entre Luci y Ross, mientras mi interior se llenaba de vergüenza. Anoche, otra vez, yo y mi estúpida debilidad.
Aparté la mirada del rubio cuando recordé la forma cálida y segura en la que me sentía. Ugh, odiaba eso, lo odiaba mucho.
Se sentía familiar, y a la vez nuevo, y preguntas y más preguntas se acumulaban en mi cabeza.

- Bien, estamos aquí, porque... Marco tiene un anuncio para ustedes. - Murmuró a lo último Pia, sacandome de mis pensamientos.
¿Dónde estaba el desgraciado de Marco? Se suponía que él tendría que supervisarnos, se supone que él es el que gana dinero a costa nuestra con este estúpido programa.

- Mejor me callo y los dejo con el vídeo. - Terminó Pia.

- Si, mejor callate. - Bufé, me ignoró.

Una pantalla pequeña se encendió en la punta de la mesa, y la horrorosa cara de Marco apareció.
Dijo cosas estúpidas a las que no presté atención, lo mismo de siempre, comporten se, ganen, blah, blah, blah.
Cuando se hizo a un lado, el corazón me dio un vuelco. Bel respiraba pesadamente sentada en una silla, Alan, Rocky, Riker y Ryland junto a ella, de la misma forma.

- Chicos, ayuda, por, favor. - Habló entre cortado mi hermanita. Le caía un gran chorro de sudor por la frente. - NOS HICIERON CORRER DOS HORAS, DOS JODIDAS HORAS. - Comenzó a llorar. - Y NOS PROMETIERON LADO SI CORRÍAMOS TODO Y NO NOS DIERON HELADO, MIERDA, NO NOS DIERON HELADO. - Se sacó un zapato y se lo tiró a la cámara, aunque paso sobre la máquina y supongo que golpeo al camarógrafo, ya que la imagen se movió y la cámara quedo chueca.

Cuando el enfoque volvió, después de un corte, Bel tenía cinta en las manos.

Los juegos de la fama {R5}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora