Rikiro Itsona, un chico de 17 años que vivía en la calle, sin madre, sin padre, sin familia. Sin nadie a quien acudir. Rechazado por la sociedad y buscado por los científicos por una característica peculiar; tenía cola y orejas de zorro.
Estos evitaban a toda costa que el gobierno se enterara de la existencia de Rikiro, ya que este no estaría de acuerdo con las torturas físicas que recibiría el chico al ser objeto de sus experimentos. Rikiro no entendía porqué nadie lo había amado jamás, siempre que alguien lo veía lo miraba con cara extraña, se reían o se espantaban de él. Siempre vivió en la calle, criado por un grupo de mafiosos que lo usaban para estafar a las personas y de vez en cuando le tiraban un cacho de carne para comer. Zorro, eso era él, un estafador, un mentiroso, un ladrón, y no un ladrón como Robin Hood, no robaba para darle a los pobres, robaba para vivir. Esa era la imagen que las personas le habían dado, y esa fue la imagen que él adoptó.
Rikiro amaba las rozas negras, siempre tenía una con él, desde pequeño en la calle. No sabía cómo ni de dónde salían pero siempre encontraba una.
La gente hablaba mucho de él en las calles, y no precisamente bien. Siempre decían que era un ladrón, que era una mala persona, que así fue educado. Pero no era así, la verdad es que ni siquiera había sido educado, simplemente hizo lo que necesitaba para vivir, nadie le enseñó qué estaba bien y qué estaba mal. El solo quería sobrevivir.
Un día como todos, Rikiro se encontraba en el parque, acechando a su próxima víctima, quien sería una mujer de cabellos dorados y grandes atributos, con un gran bolso lleno de dinero y varias joyas colgando de sus extremidades. Se acercó "inocentemente" hacia la mujer y le dijo
-discúlpeme señorita pero no pude evitar notar su belleza desde mi zona de descanso ¿puedo preguntarle su nombre?- La mujer se sonrojó levemente
-Mi nombre es Shoki- exclamó ella
-¿le molestaría concederme el honor de bailar con usted?- Rikiro puso en un grabador un disco de música clásica
-Me encantaría- dijo Shoki ilusa y desprevenida.
Ambos comenzaron a bailar y a medida que realizaban cada movimiento Rikiro lo aprovechaba para quitarle una de sus joyas.
-Realmente es una mujer admirable- le dijo Rikiro para que Shoki no sospechara
-muchas gracias, tú belleza también es admirable, joven- exclamó ella agrandándose por los halagos
-¿Qué hacía una mujer tan bella caminando por esta zona?- habló Rikiro también algo curioso
-Debo llevarle este bolso a mi padre y esta es la zona más tranquila para poder ir-
-¿enserio? ¿Dónde vive tu padre?-
-Allí, en la mansión Hoshime- Dijo Shoki
-¿Hoshime? ¿eres la hija de Koroku Hoshime?- preguntó sorprendido Rikiro
-Así es-
Koroku Hoshime era el estafador y mafioso más grande del país, conocido por sus grandes riquezas, nadie se atrevía a enfrentarlo y los que lo hacían desaparecían por completo.
-Bueno- dijo Rikiro - mira la hora, ya debo irme, lo lamento. Fue un placer bailar con usted señorita-
-el placer fue mío- contestó Shoki sonriéndole, paró de bailar y se encaminó nuevamente a la mansión.
Rikiro se fue rápidamente metiendo las joyas que le había robado en una bolsa, y entró en el bar donde los mafiosos que lo cuidaban se juntaban siempre. Se dirigió a una mesa del fondo y ahí se puso a ver la mercancía que había recolectado, entre ellas hubo una que le llamó la atención, pues no recordaba haberla robado, era una roza negra de cristal. Esta brilló por un leve momento dejando a Rikiro sorprendido y vigilando que nadie lo hubiera notado, en silencio recolectó las joyas y se dirigió al baño, encerrándose en uno de ellos y viéndola nuevamente. Encantado por su belleza la guardó en su bolsillo y fue con sus compañeros de trabajo
- Aquí traje la mercancía- dijo entregándoles la bolsa
- Bien echo chico - respondió uno de los hombres acariciándole el cabello
-ten, te lo ganaste - dijo otro lanzándole un pedazo de carne a Rikiro en el plato, Rikiro se lo agradeció y miró con la boca echa agua el pedazo de carne comenzando a comerlo
- Ahhh...hacia tanto no comía carne - dijo con una sonrisa de emoción y felicidad. De repente la roza negra de Rikiro comenzó a brillar nuevamente dentro de su bolsillo, llamando la atención de los hombres
-¿eh? ¿Qué es eso?- preguntó uno.
Rikiro miró su bolsillo y tragando la carne dijo
- una pulsera fluorescente que encontré -
La roza comenzó a brillar más, y a Rikiro le vino un dolor de cabeza totalmente insoportable, provocando que se maree tirando el plato de carne y unos vasos al piso y quedando inconsciente.
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Shokohuri Rikiro (PAUSADA)
AdventureRikiro Itsona es un chico de 17 años con una característica particular: tiene cola y orejas de zorro. Nadie sabe a qué se debe esto, pero el destino lo guiará a un mundo que no se imaginaba y descubrirá cosas sobre su pasado que ayudarán a explicar...