Prólogo

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Ella, ojos marrón oscuro, pelo corto, ondulado y castaño, cuerpo un tanto atlético y 1'70.

Él, pelo rubio, corto y despeinado, ojos pardos, mirada audaz, cuerpo musculado y 1,74.

Ella, rebelde, sarcástica, maleducada, maniática y no había nadie que defendiese más la igualdad de género.

Él, seco, frío, manipulador y con un orgullo intacto. Aparentemente.

¿Qué pasará cuando le pida ayuda con su padre?

¿Aceptará?

¿Se reirá de ella?

Esas y más preguntas se abalanzaban dentro de su cabeza mientras se acercaba a paso lento pero decido hacia Evan Roosevelt, el hijo del entrenador y por ende, el capitán del equipo.

Él tenía fama de ser un antipático al que nadie se quería acercar, por lo que cuando le dijo a su mejor amiga, Sofía, que le pediría ayuda, ella se estuvo riendo mínimo 15 minutos.

Eso le molestó muchísimo y además le quitó todas las ganas de pedirle ayuda.

A ver, le parecía muy injusto que por ser chica no le dejasen entrar en el equipo.
¿Qué más daba si era chica o chico?
Si al fin y al cabo ella era mucho más inteligente que cualquiera de esos gorilas sin cerebro.

Y mira que ella no era de las más inteligentes de su clase.






Evan veía acercarse a la famosa Kendal hacía él y no podía hacer otra cosa que no fuese sonreír.
Kendal era una chica muy orgullosa,como él.
¿Quién diría que le pediría ayuda?

Él sabía muy bien que Kendal era un hueso duro de roer y también sabía que si se le acercaba era por algo, pero nunca se imaginaría que le pediría eso,es más,si alguien se lo hubiese dicho se habría reído en su cara por horas.

Por eso,pasaría un buen rato riéndose de ella.

El Hijo Del Entrenador #Wattys2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora