Cuenta regresiva.

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Solté la libreta al ver que insistía en quitármela, no podía dejar de verlo así como ahora él no me dejaba de ver fijamente. Se agachó hasta tomar su mochila y la guardó.

-... ¿Qué tanto me ves~? –Ahí estaba nuevamente ese tono de voz infantil y berrinchudo, sonreí mentalmente y no dije nada, observé cómo se incorporaba, sacudía su mochila y la colgaba a sus hombros. El rastro de sus lágrimas había desaparecido y parecía que ya estaba algo más tranquilo... Bueno, "parecía".

-¿Por qué estás así?

-¡¿Por qué será~?! –Rodó sus ojos y me apartó del camino, andando por la acera todavía y lo seguí sin pensar. No podía negarlo, me gustaba tanto escucharlo hablar así.

-No lo sé... Dímelo directamente sin rodeos.

-Ya lo sabes~ ¿Qué debo decirte?

-... No lo sé.

-No actúes así... ¡Ah~! No tiene remedio hablar contigo.

-Hemos hablado antes, solo que ninguno de los dos lo sabía.

-¿De qué hablas?

-... Hyuk, ¿puedes caminar más despacio por favor? Quiero que hablemos.

-¿De qué~?

-De esto.

-No veo nada para que digas "esto"... Ni siquiera sé...

-Sí lo sabes, porque... ¡Te gusto! Te gusto ¿Verdad?

-... Si ya sabes las respuestas de todo, no sé por qué me sigues preguntando.

-Aún no sé la respuesta de todo.

-Pues qué lástima, ahora déjame en paz y vete a tu casa.

-¿Aún no sabes quién soy? Hablemos como Xoxo...

-Ya olvida eso ¿Si?

-Y "Bean29". –Solo así detuvo sus pasos y volteó a verme confundido. O asustado.

-¿Eres "Bean29"?

-Sí –Respondí con una sonrisa a lo cual él se agachó para quitarse su tenis y me lo lanzó, gritándome nuevamente. No entendía su... Oh... Cierto...

-¡¿Y cómo puedes decírmelo así?! ¡Tú! ¡Maldito Bean! ¡Tú, mi feo admirador, tú el que se va de casa! ¡¿A dónde te vas?! ¡¿Vas a escapar porque ahora sabes que te he acosado todo el tiempo?! ¡No es mi culpa que me gustes! No... Ni siquiera me gustabas al inicio, eres un tarado, eres un idiota ¡Estúpido! ¡Sabía que esto de ser gay no era nada bueno, ahora entiendo a mis padres! ¡Ahora sí...!... Ya no puedo.

Terminé abrazándolo estando ambos sentados en la acera, duramos un tiempo así, realmente no sabía si habían pasado cinco minutos o una hora, le puse el tenis de regreso, le acariciaba la espalda y él seguía llorando en mi pecho. ¿Qué problema estoy ocasionando? Esto no era como antes, no se sentía como se debía de sentir.

-Qué vergüenza. –Volvió a murmurar por centésima vez y se aferró a mí nuevamente, murmuraba esas dos palabras constantemente y me soltaba un manotazo cada tanto. No podía hablar, sólo escucharlo, escuchar esas palabras y ese llanto que iba y venía a su antojo, destrozándolo y destrozándome.

-... ¿Por qué vergüenza? –Me atreví a preguntar mientras acariciaba su cabello y sentía su cuero cabelludo caliente.

-Porque... Ya lo sabes todo. Perdóname. –Levantó su cabeza y pude ver su rostro rojo, ardiendo de pena seguramente, además del llanto. –Nunca quise que me gustaras, nunca quise soñar contigo, nunca quise pensarte... Pero sucedía sin que yo me diera cuenta. Sé que está mal, sé que tal vez tu novia me va a querer golpear... Mis padres, ellos seguro van a matarme y noona también porque tú le gustas pero sentía celos cada que ella hablaba de ti en casa~. –Ese modo infantil en que se confesaba, junto a sus ahora silenciosas lágrimas... Debo ser la peor persona del mundo por admitir que me gustaba verlo así; no era por maldad, era por lo tierno que lucía, era lindo verlo así... Él lo era, bastante lindo más aún cuando se mordía los labios para intentar callarse.

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