32. Veo Doble

2K 192 18
                                    

Después de que terminara mi ducha reflexiva salí del baño ya vestida y encontré a Alonso sentado en la orilla de mi cama quien al verme sonrió.

—¿Ya estás lista? —preguntó.

—No, aún debo secarme el cabello, decidirme si lo dejo suelto o recogido, maquillarme, usar perfume, decidir qué zapatos usar. —comencé a decirle enumerando cada cosa con mis dedos, Alonso me miraba con el ceño levemente fruncido.

—Estés como estés eres hermosa, Cam. —dijo acercándose y me dio un beso corto. —Te veo abajo. — y dicho esto salió de mi habitación.

(...)

Unos cuantos minutos después bajé ya lista para irnos al instituto, Alonso estaba esperándome con un jugo de naranja en la mano dispuesto a dármelo una vez que bajé.

—Gracias. —dije una vez que me lo extendió.

—No hay de qué. —dijo, me lo tomé rápidamente para poder irnos, nunca había entrado tan tarde al instituto así que estaba nerviosa. —Bien, es hora. —dijo Alonso abriendo la puerta para mi a lo que yo salí y caminé hasta su auto para que ambos nos fuéramos al instituto.

(...)

Llegamos justamente cuando la segunda hora terminó, bajé del auto de Alonso y sentía miradas de todos puestas en ambos, era algo incómodo. Digo, que la hermana del capitán de fútbol americano éste saliendo con el chico nuevo tal vez sea el nuevo tema que dé de qué hablar.

—Vamos, te acompaño a tu clase. —dijo Alonso tomando mi mochila y se la colgó en su hombro para después entrelazar nuestras manos.

Cuando estábamos adentro pude visualizar una cabellera castaña parada frente a los casilleros, inmediatamente vi que se trataba de Sam así que corrí hacia ella.

—¡Samantha! — grité corriendo hacia ella, giró y cuando estuvo mirándome de frente abrió los ojos y me aventé a ella para abrazarla.

—Hola. —dijo riendo. —Ya me he enterado. —dijo cruzándose de brazos a lo que yo la miré con el ceño fruncido.

—¿De qué? —le pregunté sonriendo y ella rodó los ojos.

—De que llegaste en el flamante auto de ese chico que esta parado detrás de ti. —susurró y sabía que se refería a Alonso.

—Y tienes otra cosa sobre que enterarte. —le dije sonriendo inconscientemente y ella me miró con una sonrisa pícara.

—Lamento interrumpirlas pero... —dijo Alonso llegando junto a mi. —Cam debo irme a clase, ¿te veo en el almuerzo? —preguntó sonriendo, yo asentí y me dio un beso. —Nos vemos al rato. — dijo y se fue, giré a ver a Sam quien tenía los ojos muy abiertos y la boca abierta.

—Oh. Por. Dios. —dijo separando cada palabra para después soltar un grito fangirl.

—Tranquila. —le dije riendo.

—¡Te lo dije! ¿Quién fue la que te dijo que él era mejor para ti? ¡Ah, sí! ¡Fui yo! —gritó haciendo un raro baile.

—Sam, tranquilízate —le pedí susurrando ya que teníamos la atención de todos en el pasillo.

—¿¡Ustedes que miran!? ¿Acaso nunca habían visto a alguien tan feliz? —gritó y después de eso todos volvieron a lo que estaban haciendo. —¿Cuándo te dignaste a aceptar que estas enamorada de él? —preguntó con una sonrisa arrogante.

—Sam, no estoy segura de estar completamente enamorada de él. —le respondí tímida a lo que ella me miró con el ceño fruncido. —Sólo... Acepté salir con él porque quiero olvidar a Jos. —dije encogiéndome de hombros.

—¡Por Dios, Camila! ¿Acaso eres estúpida? —me gritó causando que volviéramos a ser el centro de atención. —¡Dejen de mirarnos! —volvió a gritar a los demás, me tomó del brazo y entramos a nuestro salón.

—Sam, perdona, sólo... Lo único que quiero es olvidarme de Jos, sabes que va a ser papá... —le dije mirándola fijamente, ella me veía seria.

—¡No seas estúpida Camila! ¿Te has puesto a pensar cómo se sentiría Alonso si se llegase a enterar de la verdadera razón por la cual aceptaste salir con él? —me gritó en un susurro.

—¡Por supuesto que lo he pensado! Sé que le haría mucho daño pero actué sin pensar correctamente, lo único que quiero ahora es... Poder enamorarme de él, me he dado cuenta que es un chico muy atento, cariñoso, caballeroso, detallista y todos lo buenos adjetivos que se le puedan poner a un hombre, pero no me siento completamente enamorada de él, además, este fin de semana nos fuimos a un campamento y tuvimos un pequeño momento romántico en el que algunas pequeñas emociones nacieron, pero aún no estoy muy segura. —finalicé mi pequeño discurso viendo a Sam fijamente, ella suspiró.

—Sólo... Presiento que esto no terminará bien. —dijo y miró hacia el suelo, no continuamos platicando puesto que la profesora había entrado.

(...)

—Aún no puedo creer que hayas hecho eso. —dijo Sam mientras caminábamos hacia la cafetería.

—Sam, ya te dije, actué sin pensar, no me hagas sentir peor de lo que ya estoy. —le rogué y comencé a sentirme un poco peor ya que Alonso venía caminando hacia mí con esa sonrisa suya que le caracterizaba.

—Hola hermosa. —dijo llegando frente a mi dándome un dulce y tierno beso.

—Hola, Alonso. —dijo Sam sonriendo. —Ah, sí, le hablabas a ella. —dijo borrando la sonrisa de su rostro para luego reír. —Yo iré por algo de comer. —dicho esto se fue no sin antes darme una mirada de advertencia, como si me dijera que no le hiciera daño a Alonso.

—¿Tú no comerás algo? —me preguntó tomando mi mano y comenzamos a caminar hacia una mesa y una vez que encontramos una vacía nos sentamos.

—La verdad no tengo mucha hambre. —dije encogiéndome de hombros.

—¿Segura? —asentí. —Bien, yo sí iré por algo de comer, regreso en unos minutos. —dio un pequeño beso en mis labios y se fue.

Me puse a pensar en lo que debería hacer para enamorarme de él, aquellas emociones que sentí cuando estábamos en el campamento solo las sentí cuando estaba sola con él, de alguna manera se formaba algún tipo de aura romántica que me ayudaba a concentrarme más en él y en sus perfecciones, en su hermosa sonrisa, esa linda mirada y sus actos de amor conmigo.

—Hola. —dijo Ryan sentándose frente a mi... Esperen, creo que me estoy mareando, ¡estoy viendo doble!

Me tallé los ojos pero fue imposible, ¡había dos Ryan frente a mi! ¡Dios! ¿¡Por qué a mi!? ¿Acaso me estoy volviendo loca?

—¿Cam? ¿Estás bien? —preguntó asustado, sus voces se fueron alejando poco a poco y cuando me di cuenta todo se volvió negro.

Debería desayunar. Aunque ya es muy tarde.

Me había desmayado.

Dos Chicos, Una Decisión #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora