Capítulo 28: "Un baile para recordar"

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Narra Marinette.

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Adrien dijo que volvería, así que bajé al baño a arreglarme un poco. Mis ojos estaban rojos al haber llorado, pero estaba bien, era la única forma de avanzar y dejar lo malo atrás de una vez. Aún era muy temprano y mis padres ni siquiera estaban despiertos, por lo que me preparé algo rápido para comer, tomé una galletas para Tikki y volví a mi habitación.

Agarré una hoja de papel e instintivamente comencé a escribir algo que me faltaba. Algo que necesitaba hacer, no por una cargo moral, sino por respeto, cariño.

Querido Blaitt:

Si estuvieras aquí, posiblemente te reirías a carcajadas de mí diciendo que alguien que ya no está no lo puede leer. Pero, yo sé que sí.
No sé si esto es una carta de agradecimiento u otra cosa similar, pero no es de despedida. Ahora me lanzarías algunas de tus frases sarcásticas, y yo te diría: "¡No te burles! No me quiero despedir... Nunca, tu siempre estarás aquí".
Para mí y para Adrien, aunque él no quiera decirlo, fuiste, eres y serás muy importante. Gracias por estar con nosotros... No fuiste un error de Chat Noir, preferiría decir que el destino te envió.

Solté el lápiz; no quería volver a llorar, debo mantenerme fuerte. Con la breve carta que acababa de escribir formé un pequeño avión de papel y lo lancé por la ventana. Me quedé mirándolo hasta que se perdió de mi vista... Era otro ciclo cerrado.

Tikki: La visita te hizo bien, ¿eh?

Me reí levemente, pero el tiempo de contestar no se me dio. Alguien había tocado la puerta de mi casa varias veces, y lo único que pude pensar fue en que vendrían a buscar algún pastel.

Bajé la escalera rápidamente y con girar una manilla, vi el lugar llenarse de gente. Alya, Nino, Max, Kim, Nathaniel, Juleka, Rose, ¿¡esa de allí es Chloé!?, Sabrina, Mylène, y bueno todos los demás.

Marinette: ¿¡QUÉ!?

Como respondiendo a mi pregunta, mis ojos encontraron entre la multitud a Adrien con una pícara sonrisa en el rostro que daban ciertas ganas de borrar de un golpe para después ayudarlo a levantarse y abrazarlo.

Alya: Vaya, estás peor de lo que pensaba, ni siquiera nos dejaste gritar "sorpresa".

Entre risas me acerqué a la mayoría de los presentes y les di un apretado abrazo a cada uno, no importaba quién fuera. Los invité a todos a pasar a la sala, corriendo como loca para colocar bocadillos y algunas bebidas.

Era extraño, ¿hace cuánto me fui, sin despedirme, y aparecían en mi puerta como si nada? Eran malvadamente maravillosos, sobretodo el chico rubio que intentaba pasar desapercibido aunque fuera lo que yo más observaba.

Nino: Sólo tú no abrazaste a Marinette, lo noté, ¿pasa algo?

Adrien: Ah -da un suspiro-, pasa todo.

Me di una vuelta teniendo pequeñas conversaciones con la gente que hace tiempo no veía. Era nostálgico, extrañé mucho la preparatoria y a mis compañeros el tiempo que estuve fuera.

Chloé: ¡Q-Qué sepas que vine porque Adrien estaría aquí!

Bueno, a algunos más que otros.

***

Pasó la tarde y sin darme cuenta mi casa era una fiesta que celebraba mi regreso; incluso mis padres prefirieron salir para no incomodar.

A medida que las horas pasaban, la gente se fue yendo lentamente..., hasta que quedó una sola persona. Primero hubo un silencio incómodo en el que no supimos qué hacer, pero después él colocó una canción lenta en la radio.

Adrien: ¿Me concedería ésta pieza, princesa?

Marinette: Déjame pensar -sonríe- Sólo ésta..., o tal vez otra más.

Los dos nos acercamos al mismo tiempo, tomando posiciones rápidamente. Mientras yo apoyaba mi cabeza en su hombro, él me envolvía con su brazo para acercarnos todo lo posible al mismo tiempo que su otra mano buscaba la mía para unirlas.

Aparte de la música y nuestras respiraciones, no se oía nada más. Parecíamos ser, en este instante, los únicos seres en el mundo... Solos, unidos, moviéndonos hacia adelante y atrás al compás de la melodía. Sumergida en mis fantasías, recordaba cada instante en el que estuve con Adrien, desde que lo conocí hasta ahora y, simplemente no lo puedo creer, como pasa el tiempo... Y lo valiosas que se vuelven mis memorias.

Adrien: Marinette.

Su susurro repentino hizo que me saliera un poco de mis pensamientos y casi me equivocara. Por suerte, pude reaccionar a tiempo.

Marinette: ¿P-Pasa algo?

Adrien: Casémonos.

Un escalofrío lleno de felicidad recorrió mi cuerpo, pero pronto me llegó la cordura.

Marinette: Pero... Seguimos siendo muy pequeños.

Adrien: ¿Y eso a quién le importa? Yo no necesito una edad, una hora, un lugar... Yo sólo te necesito a ti.

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Los dos Chat Noir'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora