Eso es; tengo miedo.

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—Josh... —no sabía qué decirle. Nunca creí que él estaría enamorado de mí. Quizás sí lo pensé, pero realmente no estaba en mis planes que precisamente ésto pasara.

—No digas nada.

Se levantó del sillón en el que estaba sentado, dispuesto a marcharse como si nunca me hubiese dicho algo.

—Nos vemos mañana, Hamilton  —y cerró la puerta tras suyo.

No es posible que haya hecho y dicho eso. No puede ser, ¡de verdad qué no! ¿Qué se supone que haré ahora? ¿Ignorarlo? Se supone que es mi mejor amigo, y los mejores amigos no sienten nada entre ellos, bueno... Claro que sentí algo por él pero, ¡fui muy discreta! Justamente en nuestro mejor momento lo arruina todo.

Ya tendré que hablar luego con él.

Subí a mi habitación, y me acosté, definitivamente ya no tenía ganas de nada.

{...}

—Josh, debemos hablar.

Eran las 2 de la tarde, quizás era algo temprano tomando en cuenta la hora en la que comúnmente se levanta, pero esto no se podía quedar así.

Ya había golpeado tres veces la puerta, y él seguía sin dar sus luces. Comencé golpeando despacio, pero la última fue en donde di el golpe más fuerte.

—¡Josh, abre ya!

Era inútil. No iba a abrirme ni aunque fuera la única forma de vivir.

La puerta estaba abierta, pero si Josh ya estaba mal, no quería que se pusiera peor por invadir su "privacidad".

No estaba en la sala, ni en el comedor, y mucho menos en la cocina. Subí a la recámara y tampoco estaba ahí. Un poco temerosa revisé los baños y nada. ¿A dónde se había ido este chico?

—No puede ser que esto esté pasando.

Tomé mi celular y marqué su número telefónico, se escuchó el ringtone que él tenía, sin embargo otra cosa llamó mi atención. El ringtone provenía de la misma habitación. Busqué entre sus cosas, Josh era muy desordenado. Ropa por aquí y por allá, y había hasta más debajo de esta. Revisé todo hasta al final dar con el maldito teléfono. Excelente.

Se fue a quién sabe dónde y su maldito teléfono lo dejó en casa.

Llamé ahora a mi mamá para decirle que me quedaría en casa de Josh todo el día, disfracé la mentira diciendo que veríamos películas y esas cosas, pero la verdad es que quería esperarlo. Debo saber en dónde diablos se metió.

En lo que Josh estaba de "aventura", aproveché para asear un poco su habitación. Levanté su ropa, tendí la cama, y recogí unas cuantas cosas que también estaban tiradas.

Me preparé incluso algo de comer con lo poco que Josh tenía ahí.

Ya eran las 6, y no llegaba.

¿Qué rayos debía hacer?

{...}

Oí que la puerta se cerraba y junto con ella, pasos cada vez más cercanos a mí. Me había quedado dormida en la sala mientras veía una película. Corrección... Mientras esperaba a Josh.

Y al fin se dignó a llegar.

Pero tal parece que no le agradó mucho verme, ya que dio media vuelta, dispuesto a huir de nuevo y quién sabe, quizás no regrese.

—No te vayas. Debemos hablar. —de alguna forma mi voz se volvió autoritaria y algo seca. Josh se detuvo y se giró de nuevo pero para verme esta vez.

—¿Qué quieres? ¿De qué quieres que hablemos? —preguntó muy molesto.

—¿Qué fue lo que pasó la otra noche?

—Dímelo tú. Fuiste tú la que estaba escuchando todo lo que yo decía y cuando me sinceré no dijiste nada. —se cruzó de brazos.

—Es que no sabía qué decirte —y no era mentira, su revelación me dejó atónita.

—¿Ah, no? —enarcó sus cejas.

—No, Josh. Pero ven acá, hablemos. —le extendí mi mano, con la esperanza de que la tomara y arreglemos las cosas de una vez.

—No, Skyler. Ahora soy yo el que no sabe qué decirte.

—Entonces escúchame.

Se quedó quieto, esperando a que prosiguiera, pero no lo haría si él no se sienta a mi lado. Señalé el asiento que estaba junto a mí para que se sentara, y con muy mala gana se dirigió hacia él.

—Empieza.

Lo miré con miedo, y él sólo se echó para atrás, cruzando de brazos otra vez, como todo un "chico malo", ¿quién diría que después de tanto, terminaríamos así?

—No te dije nada ayer porque me quedé muy sorprendida. Estaba escuchándote, pero se me ocurrió que llegarías a decir eso.

—¿No? Pero si tú sientes lo mismo por mí, no entiendo porque le diste tanto problema.

—Sí, pero... —¿¡qué!?— ¿Y tú de dónde sabes eso? —Supongo que estaba más exaltada que quién sabe qué ya Josh comenzó a reír.

—No eres muy discreta que digamos... —se puso serio—, pero adelante. Sigue.

—¡Eres un idiota, Hutcherson!

No hizo nada más que reírse, ¡de mí! Ya estaba enojada. Tanta preocupación por él, y para que me salga con todo esto. Tenía tanto miedo de decirle lo que sentía porque no quería que se estropeara nuestra amistad, ¡y él ya sabía todo!

Comencé a caminar directo a la puerta. Estaba prácticamente como una fiera. Escuché algunos pasos detrás mío, se había levantado para impedir que me vaya.

—¡Pequeña, espera! —escuché que articuló algo cerca.

Regresé de la manera más vaga del mundo, ya no se me antojaba hablar con él.

—¿Ahora qué? ¿Qué otro secreto mío sabes?

—Oh, Hamilton. ¿Resulta que tienes más secretos? —su cara cambió a una mueca sorprendida. Y no pude evitar reír esta vez.

—Quizás no.

Rio un poco, y tomó mis hombros, obligándome a que me siente.

—¿Sabes qué? Nunca te dije nada porque siento temor. Me asusta lo que pueda pasar entre los dos.

Estaba dispuesta a hablar cuando me miró y me articuló un "sh", para después sentarse.

Tenía las rodillas ligeramente separadas con los codos recargados en estas, su cabeza entre los brazos, sacudiéndose el cabello.

—Te quiero —me miró—. Y estoy seguro de que eso lo sabes de sobra. Pero por más que quisiera algo contigo, simplemente no pasará.

—¿Por qué no? —pregunté verdaderamente confundida.

Se levantó de un salto tapándose la cara con las manos. Entonces se agachó para quedar a mi altura. Me miró a los ojos y dijo:

—En cualquier momento puedo olvidar quién eres, tenlo en cuenta. —fruncí el ceño—. No estaba aquí porque fui con un médico a ver qué tal estoy. Cada vez es peor, Skyler. Cada vez tengo más y más posibilidades de caer en el jodido Alzheimer.

—Josh, no...

—Escúchame. Eres increíble —tomó mis manos entre las suyas y las besó—, pero no puedo hacerlo.

Se sentó completamente en el piso y sólo se apretaba la cabeza con las manos.

—¿Qué es, entonces? —pregunté—. ¿Tienes miedo? ¿Tienes miedo de olvidarme?

—Eso es; tengo miedo.

—Pues intentémoslo, a ver qué pasa.

Y dicho esto, le di un beso en los labios.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2016 ⏰

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Te quiero; más de lo que debería. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora