Recuerdo el primer día de trabajo. Llegó a nuestra pequeña oficina con una gran sonrisa en los labios. El día había comenzado fatal, me habían robado mi bolso.
Inmediatamente me sentí muy agusto. No paró de hacer bromas. Tenía la impresión de conocerle de toda la vida.
Al principio, solamente me caía bien. Simpatizamos rápidamente, yo le encontraba atractivo, pero como un amigo. El amigo en el cual lloras sobre su hombro cuando las cosas van mal.
Pero no te imaginas lo que puede pasar en una noche.
Una noche, en la que yo estaba deprimida, nos pasamos horas hablando en mi casa. Me quede dormida en sus brazos. Jamás me había sentido tan bien en los brazos de un hombre.
Esa noche, no intentó nada conmigo. Estaba allí, solo para mí. Y fue entonces, cuando me di cuenta de que era un hombre increíble, de esos que no se encuentran muy a menudo. Así que empecé a mirarlo de una manera diferente, riéndome tontamente de sus chistes, sonrojándome al mirar sus ojos de color avellana, poniéndome celosa cuando otras chicas se le acercaban demasiado.
Si, la competencia es fuerte. Matt es el tipo de hombre que tiene números de teléfono sin necesidad de buscarlos. Tiene ese aire tan inocente que le hace tan atractivo, tan encantador.
Milo viene hacia mí alegremente y pone el palo a mis pies. Me pregunto si es posible que un día se canse de hacer siempre lo mismo.
-Después de todo, hay mucha gente que se enamora de su jefe o de su manager, entonces, ¿por qué no de su compañero de oficina, verdad? - dije.
- Dudo que tu perro pueda responder esa pregunta.
¡Maldita sea! He pensado en voz alta. Roja de vergüenza, vuelvo la cabeza hacia la voz masculina que acaba de dirigirse a mi. Un joven me mira con un brillo divertido en sus ojos. Tiene el aspecto de alguien que dice: "Voy a ocupar el lugar de tu perro en la conversación."
- Dudo que tú tengas la respuesta- le respondo.
- No lo sé. Si tu compañero de oficina te gusta realmente ¿Por qué estás aquí hablando con tu perro?
¿En serio está metiendo sus narices en donde no le importa?
- Es curioso, porque en realidad me estás recordando por qué prefiero la compañía de mi perro a la de algunos seres humanos- le digo en un tono un poco molesto.
El joven se ríe, a la vez que acaricia a Milo que lo recibe alegremente. Le echo una mirada furiosa a ese traidor ¿Desde cuándo te dejas acariciar por cualquiera?
- Parece que tu perro me aprecia - dice con una sonrisa en sus labios.
- Genial - respondo - ¿tienes perros?
- No, prefiero a los gatitos.
Lo miro sorprendida. Sonriendo nerviosamente miro al cielo.
¿En serio? ¿!"Prefiero a los gatitos"!? ¿Pero qué es esto?
Le miro un instante fijamente, se parece increíblemente a Matt, con un lado más... decidido.
¡Jennifer! ¡Tienes que dejar de pensar en Matt! ¡Vas a terminar por verlo en todas partes!
Antes de poder decirle al joven que se vaya, su teléfono suena y él se para rápidamente, murmurando algo que no puedo entender.
Me quedo mirando como una tonta mientras el joven se aleja. ¡Lo menos que puedo decir es que me ha molestado y perturbado significativamente!
Le pongo mecánicamente la correa a Milo y nos ponemos en marcha hacia el apartamento.
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*Sin título*
Teen FictionAún no sé muy bien a donde llevará la historia, pues la voy escribiendo poco a poco, pero de lo que si estoy segura es de que los atrapara y les encantará.