Mi "triste" realidad.

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-Mi mamá como en sus días de esposa leal, participaba de su junta de damas de honor. Esto se realizaba todos los sábados era realmente tedioso, recuerdo que solo pude participar de tres juntas.
Era siempre lo mismo, llegaba la señora Eleonora, Eleotonta para mí, con su hijo Bernan. Estaban también tía Guadalupe, la esposa del conde, y por último vieja Sandra ( en realidad nunca nadie supo su verdadero nombre entonces decidíamos llamarla así por ser la de mayor edad)
A esto se sumaba que yo tenía que ser la niñera de mi hermana, y unos trillizos al compás de Bernan. Bernan era la clase de chico que deseabas nunca haberle conocido con su aire soberbio como su madre Eleotonta, sin embargo era muy guapo y a la hora de dar halagos era de los primeros, claro que siempre era el antes que todos; lo que lo hacía ver algo inmaduro.
Con respecto a mi hermano Tobías, el no molestaba estaba precisamente enamorado de la ama de llaves. Lo cual facilitaba el trabajo por que solo me quedaba cuidar a Isaac, Teodoro y Laureano. Además de quien daba los mayores problemas, Ingri.
Realmente eran molestos, demasiado a mi parecer. Con sus 8 años ya habían destruido la mitad de mi habitación un centenar de veces. Mi cama era el centro de atracción cada vez que ellos venían.
Y mi hermana que a lo literal siempre estaba en su mundo.
Los días se tornaban aburridos aunque algo interesante a la hora de cuidar a los niños.
Teodoro vivía jugando a chapote sin rulo, mientras que su mellizo Laureano nos llevaba la contra en todo, Isaac se podría decir que era un niño adorable, salvo el momento en que desaparecía con Ingri. De Bernan mucho no hablaré; realmente no me agrada.
Vivir en esa casa era de lo mejor realmente fascinante y más para alguien que pierde a sus padres en un "asalto". Tener a mamá y a papá era increíble, pero tener a Mamá 2 y a papá 2 además de Ingri, (y por supuesto Bernan), era lo mejor de lo mejor.
-Ya, no estoy bromeando, ¿crees que creerán esa versión?
-Tu lo hiciste.
-Ayelén, yo sufrí contigo, casi todo.
-Está bien, tienes razón. Hay que buscar otra historia.
-Diles la verdad, son los padres de tu madre, y tu eres la Reina de Ululia. Eres su salvadora, eres hermosa, noble, valiente de buen corazón
-Silencio Bernan, por favor. Necesito pensar qué les diré.
-Está bien mi reina, pero por favor, deje de caminar así, hará un pozo en el piso. Y diga lo que diga, trate de no hablar sobre ello.
-Tienes razón, me calmaré, meditaré sobre como ocultar aquello... Ya sé, ya sé, les diré todo. Tal cual sucedió, y cuando llegue ese momento tu te desmallarás, así no habría que mentirle a nadie y tampoco hablaríamos por demás.
-Muy bien mi reina, iré a anunciar que está todo listo.
-Ve.

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