1 Él

29 2 1
                                    


01 de Abril.

6:00 am. Sonó la maldita alarma.

Desperté. Hice un esfuerzo sobre humano por levantar la tonelada que pesa cada uno de mis parpados. La luz del sol me encandila, amenazando seriamente con dejarme ciego, ilumina mi pequeña habitación color azul cielo.

Si me preguntaras ¿cuál es el sonido que más odio? Te diría que algunos días es la alarma. Escucharla significa que no puedo seguir durmiendo y empieza el ritual matutino. Que fastidio. En fin, ¿qué más podría hacer?

Como todos los días, me levanto, flexiono un poco sobre los tobillos que suenan como un trueno en la noche mas tranquila, a las personas que les gusta joder la vida solo se les ocurre decir lo fastidioso que es, como si lo hiciera cada 5 segundos.

Camino por la habitación, me veo en el espejo, la montaña cabello esta en el mismo lugar de siempre, todo se junta en medio dándome un aire de imitación punk. Paso mi mano sobre el cabello, llevándolo a un lado, ahora hemos cambiado de la montaña cabello a nido ambulante, pues, si has visto como es el nido de las aves, no hay mucha diferencia con mi cabello.

Camino lo que parece una infinidad hasta el baño, que está aproximadamente a un kilómetro, aunque todos digan que sólo son tres metros.

Odio las mañanas, sacan lo peor de mí.

Como es el ritual matutino, era imposible que faltara el bostezo rompe corazones. Hasta yo me doy miedo al bostezar. Juro que si estoy con alguien, y bostezo, en ese momento muero de vergüenza, o la otra persona de pena ajena, aún no se cual de los dos.

Veo dos ojos cansados, con ojeras, cabello castaño claro en la frente, una nariz ancha, labios delgados, cejas delgadas  y un barrito en la frente. De repente me imagino con las cejas más pobladas, labios carnosos, nariz perfecta y sin barrito, todo un modelo europeo. Imagino mi nariz en forma en exceso respingada, mis ojos empiezan a crecer, mi cabello se pone verde, mi mandíbula mucho más delgada, y ¡tada! Ahora me veo como un personaje de manga. Bastante terrorífico por cierto. Me mojo la cara el agua fría, me regresa a la realidad.

Estiro mi mano cinco metros, hasta alcanzar la llave de la regadera, miro mi brazo para saber que es correcto y que mi flojera se vuelve a apoderar de mi imaginación, haciendo que hasta lo más sencillo se vea como una pesadilla eterna.

Después del baño se acerca el crucial momento de la ceremonia de selección de ropa, que como siempre la ganará el traje negro, la camisa blanca, la corbata negra, los zapatos negros y la falta de creatividad. Nada mejor que ir al trabajo como agente secreto.

Son las 7:00 am. Comienza a pasar mi mal humor, va mejorando tanto que ya solo creo que son 500 escaleras en lugar de 1000, las bajo lo más dinámico que puedo.

Procuro que la cocina no sea un desastre, por eso voy amontonando algunas cosas fuera de mi vista. Probablemente luego me encargue de ellas.

Preparo mi pan y café para almorzar y la comida para el trabajo. A lavar los jodidos platos. Creo que aún queda algo de mal humor al fondo de la taza de café.

8:00 am. Hora de salir. Tomo mi portafolio y las llaves. Respiro lentamente, me repito la frase del día, que está escrita en la libreta que me regaló mi madre. Ella personalmente la hizo, juntando un montón de frases para mi vida. Hoy me acompañará Marcel Proust:

"El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir"

Cierro la puerta y digo adiós a mi casa por 10 horas. Tengo algo a lo que le llamo fastidio matutino, aparece a veces, como 5 o 6 días a la semana. Se supone que va disminuyendo a lo largo del día.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 02, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Él, ella y aquello.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora