Capítulo 2: ¿Crees que es una broma?

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Kang caminó con las botas en las manos hasta llegar a su despacho, allí estaba ordenando el papeleo su asistenta.

- Señor e oído que Bian a regresado -. Él no dijo nada sino que apretó las botas en su mano y miró a su mesa.

-Así es -. Levantó las botas en su dirección. - Por favor encarguese de dejarlas impecables.

La muchacha ataviada en blanco y negro levantó los brazos con cierto pudor por la suciedad de los zapatos. Kang retiró las botas mirándola a los ojos con cierta frialdad.

-Que no le pase nada a las botas, nada.

La asistenta asintió y tomó las botas para luego salir por la puerta. El líder de Verdad no pudo evitar fijarse en el gesto confuso en la mirada de su asistenta.

Kang se quedó allí, parado en medio de su despacho mirando por los cristales que daban a el exterior, respirando con tranquilidad puso sus brazos a la espalda.

Para Kang aquella chica había resultado ser un dolor de muelas doloroso desde el día en que llegó. El líder de Verdad había recordado el día que fue a parar a las puertas de su sede cada noche antes de dormir y darse cuenta de que le había mentido y se había fugado. No entraba en su cabeza el que alguien mintiese y menos aún alguien que en el exámen saliese como resultado un alto porcentaje de parentesco con Verdad.
La noche en la que esa chica llegó fue en el momento más tranquilo que poseía Verdad al contrario que Osadía de donde procedía. La muchacha había corrido buscando cobijo en cualquier lugar menos erudición llegando a parar hasta las instalaciones donde ahora se encontraba.

Kang fue despertado al igual que altos cargos en Verdad para oír lo que una chiquilla desgarrada por el nerviosismo y el terror tenía que decir sobre su casa.
Allí no se quisieron tragar las palabras que la niña recitaba por su boca "una locura" decían "jamás erudición haría cosa como esa" comentaban con un velo sobre los ojos "justicia" pidió en cambio la pelirroja "justicia porque todos debemos de ser oídos y todos debemos de dar una oportunidad a la palabra de otro" y de aquel modo la valentía que le quedaba a la osada se vio reflejada en sus ojos, la fina labia de proceder de erudición se masticaba en sus palabras y la verdad se mostró en cada gesto de testarudez para que le hiciesen caso.

Al final no hizo falta que la pelirroja los convenciera pues el telón ya se había cerrado y la función había terminado. Los osados masacraron abnegación y al igual que había echo ella todos de algún modo pensaron que estarían a salvo entre muros de cristal o de blanco y negro.
Llamativo, curioso y lógico fue para ella verse rodeada de compañeros en completo estado de shock. Compartió ayuda para que de aquel modo sus compañeros osados se recuperasen, pero Bian era un blanco sencillo allí. No tardaron en descubrir porque extraña razón habían personas que no les afecto en lo más mínimo la simulación, divergentes y para horror de Bian había sido marcada con ese don.

Pero para desventaja del líder sintió curiosidad por la jóven hasta tal punto que prefería hablar con ella que aguantar las quejas de su pueblo sobre las pintadas que poco a poco estaban empezando a dejar los salvajes de sus invitados por su sede. Por suerte para él la curiosidad fue mutua y de algún modo se acercó demaciado a la chica intimando con ella más de lo que creía que podría con una persona tan joven y de aparente carácter y aficiones incapaces de coincidir entre una joven alma de 18 años y un adulto de 39.

Inhumano, impensable y grotesco serían varias definiciones que atinarian a decir hombres y mujeres cuando se comprendiera que aquella pareja había caído en el más tierno amor sin percatarse de ello. El tabú de la sociedad los perseguiria sin dudas un hombre adulto y una niña, juntos, era impensable pero lo que más chocaria en las mentes no sólo de ojos ajenos sino de ellos seria la realidad de que pertenecían a sedes distintas. La coincidencia los había unido pero el destino les marcaba caminos distintos y seria doloroso darse cuenta de ello, que no podrían estar juntos.

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