XXVIII

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"Tengo cicatrices aunque han desaparecido y el dolor se hace más fuerte, pero ahora estás aquí y no lo siento."

: : C A P Í T U L O  V E I N T I O C H O | Jeuse

Por la mañana.

(Megan)

Un cuerpo cálido y acogedor me abrazaba desde atrás mientras su aliento suave chocaba contra la pared que formaba mi nuca, sus dedos se hundían levemente en la piel esponjada de mi abdomen -esto no quería decir que debía dejar de comer hamburguesas y papas como una demente, no, es sólo que mi piel era... como la de un lindo osito de felpa- y una de sus piernas estaba echada por encima de las mías como si tuviese miedo de que en cualquier momento fuese a escapar de su agarre. Las sábanas se arremolinaban a nuestro alrededor como mantos que ocultaban el secreto que había ocurrido debajo de ellas. Todo esto pintado con el aroma decadente y un tanto excitante que nos envolvía hizo a mi boca curvarse en una sonrisa satisfecha y mis mejillas sonrojarse un poco ante los recuerdos.

Solté un suspiro feliz mientras me acurrucaba mejor contra su figura desnuda. Había algo perverso en hacerlo en la cama del hermanastro de Kellin, en la casa del padre de Kellin, mientras escondíamos nuestros desesperados sonidos entre besos apasionados y mordiscos frenéticos. No me importó. Kellin estaba muy mal ayer en la noche, y no me interesaba si molestaba la integridad de alguien presente, yo lo consolaría de todas maneras. Y vaya que buenas maneras eran.

Mi corazón se saltó un latido cuando le sentí tensar los músculos de su antebrazo sobre mi cintura. Mi cuerpo estaba tan malditamente sincronizado con el suyo que ya podía sentir las mariposas idiotas revolotear en mi estómago.

Kellin murmuró palabras ininteligible y empezó a mordisquear mi cuello, aun sin estar del todo despierto. Sus manos trazaron el camino prohibido por mi cuerpo, ambas manos en direcciones totalmente opuestas, pero que provocaban casi el mismo nivel de placer a mi cuerpo. Mmm... qué bueno era estar con él la mañana siguiente de un ataque de nostalgia. Era todo delicadeza y cariño atosigador. No es que esta información la fuera a compartir con otros, porque o sino si reputación de "chico malo que hizo desastres catastróficos en la preparatoria" que le habían otorgado en la universidad se vería totalmente arruinado.

Esto era como nuestro secreto personal.

- Princesa... - arrastró la palabra cerniendo su forma masculina más sobre mí -. Buenos días.

Mi sonrisa se construyó más extensa y envolví mis manos alrededor de su cuello.

- Buenos días, dormilón.

Él frunció levemente el ceño y luego me hizo cosquillas en el costado izquierdo. Me retorcí lejos de sus dedos inquietos mientras soltaba una exclamación sorprendida.

- ¿Cómo que dormilón? Tú fuiste la que quedó en estado de coma luego de la segunda. Tuve que hacer malabares para despertarte después y seguir.

- Oye - protesté -. Debes darme algo de crédito, estaba nerviosa porque estaba tu padre en casa y no quería ser ruidosa. 

Kellin soltó un bufido, que decía toda la desconfianza que le entregaba a mi afirmación.

- Sigue repitiéndote eso y tal vez te lo creas, duende. Este macho de pecho con pelo sabe la verdad y lo que te causan mis movimientos - movió ambas cejas mientras sonreía socarrón.

Fue mi turno de bufar y luego soltar una risa histérica.

- Tú no tienes ni un puto pelo en el pecho, Quinn - dije mientras reía y le apuntaba.

Keep you ; kellin quinn [iych #1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora