Cap. 3: Chico Misterioso... No más

769 68 7
                                    


—Hola –él contesta sentándose a mi lado.

—¿Primer día? –pregunto viéndolo a los ojos.

—Si, la mudanza es pesada a veces ¿no crees? Ahora si te deje leer o no?

—¿A qué te refieres?

—Vamos, puedo olvidar todo pero menos tu rostro, te conocí hace algún tiempo, me bastó tres minutos y te he reconocido.

—No se de que hablas... -contesto algo nerviosa, creo que si me ha reconocido.

—¡Vamos! ¿me mentiras?

—No...

—¿Entonces si eres ella?

—No... -contesto con media sonrisa y risa

—Tu sonrojamiento te delata –dice mientras me quita el cabello de mi cara.

—Esta bien soy yo, es que ese día no te callabas y ese libro.

—La chica queda con una enfermedad psiquiátrica –contesta mientras se sienta bien a mi lado y me ve.

También lo leyó. —Si, termine el libro en esa semana y si termina enferma.

—¿Por qué no volviste? –pregunta mientras ve un segundo las tejas.

—Mi mamá quiso mudarse y pues estoy aquí desde entonces. ¿Tú por qué te mudaste?

—Pues mi madre quiere buscar a una vieja amiga y pues terminamos aquí.

Después de un suspiro y un largo tiempo viendo la noche él habla... —Es la segunda vez que nos encontramos y no se tu nombre

—¡Brenda! –grita una voz saliendo de mi habitación.

—Ya voy papá –contesto mientras me levanto de las tejas y camino a la escalera.

—¡Adiós! –grita el chico.

—¡Bye! –contesto con una sonrisa.

Me adentro con una sonrisa. —¿Necesitan mas tiempo o ya puedo leer? –pregunto a mi padre.

—¿Por qué estás tan ruda? –contesta el con su cara de asombro.

—Lo siento.

Caí dormida después de eso, un trueno me despertó en la madrugada, me levante a cerrar mi cortina cuando recordé que había dejado mi libro arriba, ya estará hecho puré. Cierro mis cortinas y me acuesto a dormir otra vez.

Me meto a duchar con un poco de música, cuando recuerdo que se me olvido la toalla, salgo y escucho a mis padre hablar un poco es un tono algo fuerte.

—¡Layra! No te das cuenta que quiere encontrarte, solo ya no des consulta, podremos vivir bien.

—Ese no es el punto, no podemos seguir escondiéndonos siempre.

—¿De quien nos escondemos? –pregunto una vez que estoy afuera de mi habitación.

Ellos voltean a verme como si hubiera escuchado todo. —Brenda no puedes escuchar las platicas de los demás, nada importante... Solo metete a bañar y apresúrate que llegaras tarde a la escuela –dice mi madre un poco alterada.

—Lo siento, ya voy —contesto y me meto al baño de mi habitación, esta vez con toalla. Una vez que termino de la ducha, me pongo mi uniforme y me cepillo mi cabello. Tomo mi mochila e introduzco mi computadora, mi libreta y un bolígrafo.

Bajo y tomo una tostada con un vaso de leche. Me siento en la barra y una vez que acabo dejo mis trastes en el lavavajillas, cuando volteo veo a mi madre con los ojos llorosos.

Si Me Dejas Amarte... (CP #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora