Capitulo 21

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Julieta

-Últimamente has estado muy feliz, Julieta.

La voz de mi padre me sacó de mi ensoñación. Automáticamente moví mi mirada hasta que fijé mis ojos con los suyos.

-¿Te parece?-Pregunté-, supongo que es porque últimamente todo ha salido bien.

Él me estudió por un par de segundos, pero finalmente volvió a concentrarse en el periódico que tenía frente a él, ugh, no me gustaba mentirle a mi padre, pero no podía decirle que me escapaba la mayoría de las noches con el ladrón más buscado de Londres para ir a ver a dos niños en el East End, estaba segura que no le iba a caer en gracia ni un poco.

-A propósito, querida, recuerda que esta noche tenemos el baile de los Kevinson.

Detuve la taza de té que llevaba a mis labios y lo miré, oh, oh, se me había olvidado completamente lo del baile, no tenía ni la más mínima gana de ir (como de costumbre), en especial esta noche, ya le había prometido a Amelia y a Zackary que iría a jugar con ellos esta noche.

-¿Debo ir?¿No puedo decir que estoy indispuesta?-Aventuré, aunque sabía la respuesta que me daría.

-Julieta, ya te he dejado evitar los dos últimos bailes, no puedes seguir así-Dijo.

Quise rodar los ojos, pero sabía que una señorita no hacía esas cosas, por lo que me limité a soltar un pequeño suspiro.

-Por favor, papá, no es como si esos bailes me sirvieran de algo.

-Te sirven para distraerte.

-Oh, por Dios, para eso tengo mis libros, no necesito ir a esos sitios.

-Julieta Elysa, no te comportes como una niña caprichosa, por favor.

Tuve que morderme la lengua para no responderle, lo peor de todo era que el recuerdo de otro hombre llamándome caprichosa hizo que me molestara aún más, ¡no era caprichosa!, simplemente era terca, había una gran diferencia.

-Entendido, papá, voy a ir, da igual si quiero o no-Dije antes de levantarme.

Escuché como me llamaba pero lo ignoré, si seguía allí iba a terminar haciendo algo de lo que me iba a arrepentir, así que lo más seguro si no quería terminar aún más peleada con mi padre era irme a mi cuarto hasta que llegara la noche y tuviera que ir a ese estúpido baile. Sólo esperaba que el supuesto mejor ladrón del siglo adivinara de alguna forma lo que me estaban obligando a hacer.

***

Aburrida, mil y un veces aburrida, así me encontraba, y pensar que en este justo momento podría estar disfrutando de una deliciosa taza de té en casa de mistress Dunne, quise suspirar, malditos fueran los bailes y las obligaciones.

Recorrí con mi vista nuevamente mis alrededores, había estado evitando a los caballeros que se me acercaban y también a cualquier otra persona, no creía tener la paciencia como para soportar a las personas de esta fiesta, y para rematar ni Lottie ni Nick daban señales de aparecer, aunque claro, lo más probable es que este último estuviera en su casa cómodamente después de haber inventado alguna excusa. Esta vez si suspiré, por todos los cielos, ¿qué había hecho para merecer esto?

Caminé alrededor, evitando deliberadamente cualquier sector cercano a la pista de baile, asegurándome cuidadosamente de que nadie se diera cuenta de mi presencia, quien sabe, tal vez podría inventar que me sentía cansada, mareada o lo que fuese para poder marcharme a casa temprano, aunque con el corsé que estaba usando la excusa no estaba demasiado lejos de la realidad.

No me detuve hasta que llegué a las escaleras, las subí lo más rápido que el vestido me permitió, lo más gracioso de la situación era, sin embargo, el hecho de que mi padre se había librado de esta tortura gracias a un problema de última hora, pero de todas maneras me había obligado a venir a mí, y era en circunstancias como aquellas en donde el hecho de que tuviera una confianza extrema en que podía cuidarme sola me jugaba en contra. 

Cuando finalmente sentí el aire del exterior golpeando mi rostro busqué con mis ojos mi carruaje, no tardé mucho en encontrarlo y una vez hecho caminé hasta él, saludé al cochero y acepté su ayuda para subir, no me dí cuenta de la figura oscura en la esquina del carruaje hasta que un suave toque en mi hombro me sorprendió. Mis ojos se abrieron cuando vi al hombre que me observaba divertido.

-¿Qué haces tú aquí?-Pregunté en un susurro.

Él sonrió mostrando una dentadura blanca y en buen estado.

-Bueno, mi lady, tienes un compromiso que imagino quieres cumplir, ¿no es así?

Parpadeé, era lo único que podía hacer, en parte porque seguía sorprendida por encontrarlo aquí, y en parte porque era extrañamente consciente del pequeño espacio en el que estábamos.

-Vaya, sin palabras, un hito que no se había desarrollado en algunas semanas.

-¿Cómo entraste sin que el cochero se diera cuenta?-Pregunté.

-Tengo mis métodos, mi lady, no olvide que soy un ladrón.

-Oh, descuida, no lo olvido ni un segundo-Dije antes de mirar por la ventana.

Dudaba que alguien pudiera ver a través de las ventanas y las cortinas del carruaje, además, dudaba que alguien pudiera ver la figura del hombre que me acompañaba.

-Tranquila, nadie se dará cuenta de que estoy aquí.

Llevé mis ojos a los suyos.

-¿Cómo planeas que nos escapemos sin que el cochero se de cuenta?

-Muy sencillo, su trabajo es dejarte en tu casa, una vez que estemos allí podemos irnos a casa de mistress Dunne.

Asentí con la cabeza, bueno, eso sonaba lógico.

-Tendrás que darme tiempo para cambiarme-Dije al recordar mi traje de hombre.

Noté como él arqueaba una de sus cejas a pesar del antifaz.

-No entiendo la razón de ello-Dijo-, será más complicado que entres y salgas.

Abrí mi boca para contradecirlo, pero él posó uno de sus dedos enguantados sobre mis labios, causando que un escalofrío involuntario recorriera mi columna, si lo notó no dijo nada al respecto.

-Con todo respeto, milady, pero si seguimos con esta conversación puede que tu cochero empiece a pensar que estas loca por hablar sola.

Alejé mis labios de su mano, de hecho, me hubiera ido al otro extremo del carruaje de no haber sido porque era demasiado notorio.

-El loco se cree cuerdo, mientras que el cuerdo reconoce que no es sino un loco-Recité.

-William Shakespeare.

-Vaya, quien iba a decir que conoce de literatura.

Él me miró con esa sonrisa arrogante a la que ya empezaba a acostumbrarme.

-El mismo que dijo que las mujeres eran criaturas débiles e indefensas...de seguro no la conocía a usted.

Entrecerré mis ojos hacia él, no sabía porque, pero tenía la leve sensación de que eso no era un cumplido en toda regla.

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Hola!!!!! para aquello que pensaron q iba a dejar la historia, ¡se equivocaron!, acabo d empezar la universidad y estoy todavia en el proceso d cambio, pero de q la termino, la termino :3

Por favor perdonen las faltas ortograficas, voten, comenten o lo q quieran ;)

Nos vemus XD



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