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Había pasado la mayor parte de la noche mirando al techo y solo había podido dormir varias horas. A demás no había parado de llover toda la noche y ahora por la mañana seguía lloviendo y para colmo me dolía la cabeza. Me levante y fui al baño. Me lavé la cara y me mire al espejo. Dios mío tenía unas ojeras y una cara de zombie...
Me vestí con unos jeans, una blusa negra, una sudadera azul y unas botas de agua. Me había despertado muy temprano y era la única despierta, así que tomé mi móvil, una de la llave de la habitación y escribí una pequeña nota:
Me he ido a dar un paseo.
Tranquilos, he llevado paraguas.
Celia.
Antes de salir, me aseguró de que mis padres y hermanos están durmiendo y me acerco despacio a sus habitaciones. Mis padres están dormidos y el entrar en la habitación de mis hermanos. Mi hermana salta de la cama.
-Unicornios, llevadme al país de los ponis.
Tuve que taparme la boca para evitar estallar entre risas. Silvia estaba hablando en sueños. Me quedé allí un rato y hubo en momento en el que tuve que salir de la habitación de las locuras que decía Silvia en sueños.
Abrí el paraguas y baje la cuesta, en sentido contrario al restaurante. Al final de la cuesta giré a la derecha y continúe por un camino de piedras recto que llevaba al lago.
Camine hasta el puente y me quedé allí parada pensando en este verano. Tenía miedo, no lo iba a ocultar. Quedaban pocos días para volver a casa y dejar todo esto. Lo único bueno es que pasaría cuatro días en Madrid. Temo olvidarme de todo esto, temo olvidar a la gente que he conocido y temo que ellos se olviden de mí. Comenzó a llover con más fuerza y de repente se metió viento. Ajuste mi sudadera contra mi cuerpo.
-Hey. ¿Qué haces aquí?
Me giré para ver a Alejandro sosteniendo un paraguas azul.
-Paseo.- dije fría.
-Joe, menudo paseo.- Alejandro se sentó junto a mí.
-La noche de terror, nombraste no sé qué de algo que había hecho Alejandra.- las palabras me salieron sola y al ver que no contestaba, empecé a arrepentirme.
-No sé si debería contártelo, pero supongo que no tengo elección.-
-Nop, no la tienes.
-Esta bien, pero escucha y jura que no se lo dirás a nadie.- hice el signo de cerrar mis labios con una cremallera.-Alejandra y yo ya nos conocíamos. Ella estuvo en mi clase hace unos años. Cuando llegó, todos quedamos impresionados por su belleza. Tardó poco en hacerse amiga de las más populares y en cautivar a casi todos los chicos. Mi mejor amigo, para mí era como mi propio hermano, se había enamorado de ella y no paraba de ceducirla. Al cabo de un tiempo, Alejandra excedió a salir con él. La familia de mi amigo era muy adinerada y Alejandra consiguió que le comprase un coche, vestidos carísimos y algún que otro regalo caro. Un día, se saltaron una clase y yo pedí permiso para ir al baño. Cuando entre, la puerta de al lado se abrió dejándome escuchar unas risitas y la respiración acelerada de dos personas. Y luego alguien chilló. Por su voz supuse que era el director que chillaba a esas dos personas. Escuche cómo una chica se echaba a llorar y gritab: "Oh Director, usted no sabe lo que este alumno me acaba de obligar a hacer. Fue horrible, intente apartarme de él pero me encerró en el baño junto con él y..." Luego el director cogió del brazo al alumno y se lo llevó. Salí del baño lo más rápido posible pero alguien me lo impidió. Alejandra estaba allí delante y el director se llevaba del brazo a mi amigo. Y ya te puedes imaginar... Expulsaron a mi mejor amigo por culpa de esa perra.-
-Dios mío.- susurré.
-Si. Alejandra es una zorra que se aprovecha de los hombres para después aplastarlos y no dejar huellas, perjudicando a los inocentes.- Alejandro apretó su puño.
Quedamos en un silencio sepulcral hasta que definitivamente, Alejandro dijo:
-Bueno, ¿desayunamos?- me tendió la mano para ayudar a levantarme y se la tome.
Caminamos hasta la cafetería donde estaban nuestros padres. Caminé por el interior del establecimiento hasta encontrar una mesa libre y vi a Alex. Le salude con la mano y este me devolvió el saludo fríamente.
<<¿Pero qué coño?>>
Me extraño demasiado pero lo único que pude hacer fue volverme y coger mi desayuno.
Al volver a mi mesa, pregunte:
-¿Cuál es el plan de hoy?-
-No estamos seguros, pero han organizado una excursión. Es una especie de excursión en tren que nos dará un paseo por el bosque.- dijo mi padre.
-Y ¿habrá animales?- preguntó mi hermano emocionado.
-Por supuesto, incluso creo que nos bajaremos del tren y podremos darles de comer a los animalitos.- dijo mi padre.
-¿Una excursión?- dijo yo.-¿Con este tiempo?
-Ya, el tiempo es malo, pero no vamos a dejar que unas gotas nos impidan hacer la excursión. - añadió mi madre.
A partir de ese momento no preste atención porque me quede mirando a la mesa de enfrente. El chico rubio bebía su taza con leche y tenía la mirada perdida. Sus ojos no brillaban como cuando lo hacían cuando estaba con él, feliz. Su hermana estaban frente a él y no dejaba de mirarlo y de intentar animarlo poniendo una tostada en su boca pero fallaba porque el la rechazaba. Fue entonces en aquel momento cuando apartó la mirada de la nada y se tomó unas momento para mirarme a la cara. Sus ojos verdes se toparon con los míos y fue como si el tiempo de detuviera. Ninguno apartó la mirada. Pero María le metió un trozo de pan en la boca bruscamente y apartó la mirada mientras yo reía por lo bajo. Le pedí las llaves de la habitación a mi padre y salí de allí. Pase por al lado de la mesa de Alex y sentí su mirada en mí. Me detuve un momento para mirarlo y allí me quede quieta. De nuevo, el tiempo pareció volver a pararse. Lo que vi en sus ojos me atrozmente, ¿qué era?¿Tristeza, desesperación, cariño, decepción? Me di cuenta de que me había quedado allí parada enfrente de su familia y seguí caminando. Tomé  una manzana y salí de allí sintiendo todavía la mirada de Alex detrás de mí.
Recorrí el camino hasta la piscina pero luego me desvié al lago. Me senté en la orilla y por segunda vez me pare a pensar que pasaría cuando volviese a casa. ¿Olvidaría todo? ¿Olvidaría este lugar donde habían pasado tantas cosas? ¿Olvidaría a Alex? ¿A sus amigos? Demasiadas preguntas, a las que no sabía la respuesta. Entonces se le pasó por la cabeza una pregunta que la hizo estremecerse, ¿la olvidarían a ella? ¿La olvidaría Alex? Quito aquel pensamiento de su mente y pensó que ella como Alex no podrían olvidarse, porque había crecido en sus interiores algo nuevo, tal vez amor. Celia no lo sabía, no se había parado a pensarlo; ¿qué eran exactamente? Alex se había presentado a Jessica como mi novio, pero... Sacudí la cabeza. No era momento de pensar en ello, disfrutaría de los últimos días y cuando regrese a mi casa...
Decidí ir al encuentro de Alex y arreglar las cosas. Me levante y combine por todo el campamento y al final lo encontré en un muro. Me acerqué sigilosamente y me coloqué detrás del muro. Iba a darle un susto cuando la voz de otra persona. Y sabía de quién era. Sentí la ira correr por mi sangre y me dispuse a ir de allí, pero me quede quieta y escuche.
-Ay, Alex. ¿Cómo te explico que tú y yo estamos destinados a estar juntos?- dijo Alejandra.
-Yo no te quiero a ti.- contestó Alex fríamente.
-¿Y a quién quieres?- asomé la cabeza y descubrí lo cerca que estaban el uno del otro.
-Ya sabes a quién amo. La amo.-
-Pues yo te agarre cambiar de opinión.-Alejandra se acercó más a Alex y le robo un pequeño beso.
Contuve las lágrimas para no llorar, y me dispuse a irme de allí. Pero entonces resbalé u caí. Alex y Alejandra me miraron. Ella tenía una sonrisa traviesa en la boca y Alex bajo la cabeza avergonzado.
-Yo...- tartamudeó Alex.
-No hace falta que digas nada. Ya lo entendí.-
Me di la vuelta y comenzó a correr. Sentí que Alex me perseguía así que acelere lo más pude y corrí hasta mi habitación. Por el camino me topé con Alejandro. El intento tomarme del brazo pero yo me resistí y me solté de su agarre. Luego miro a Alex y siguió como si nada. Llegue hasta mi habitación y intente abrir la puerta, pero mis manos sudaban y temblaban por lo que Alex pudo aprovechar y me tomo del brazo.
-Celia. No es lo que piensas, ella no es tan mala persona ahora.-
Me mantuve callada y luché por no llorar.
-Solo contéstame una pregunta. ¿Irás a la excursión?-preguntó Alex.
-Si, pero...-Alex me puso un dedo en la boca, me guiñó un ojo y se fue corriendo.
Sonreí por su acción, pero después me acordé de lo que había visto hace unos minutos y la sonrisa se me borró instantáneamente de la boca. Abrí la puerta y vi que no había nadie así que me encerré en mi habitación.
Repase todo lo que había ocurrido hoy. ¿Por qué Alejandra había besado a Alex? Acaso iba a... No, no puede ser. No puede a hacerlo otra vez. Pero sin embargo, la veo capaz de hacerlo. Me dejé caer sobre la cama, me quedé mirando al techo y finalmente, me venció el sueño.
El ruido de mucha gente me despierta y el de coches. Me levanto y allí está toda mi familia.
-Por fin despertaste, casi íbamos a irnos a la excursión. Anda cámbiate.- dijo mi padre.
Volví a entrar en mi habitación y recordé lo que había pasado con Alex. Sacudí la cabeza y empezó a vestirme, un pantalón de chandal, una camisa, una sudadera y unos tenis. Al salir todavía seguía lloviendo.
-¿Vamos a ir con este tiempo?- preguntó cerrando la puerta detrás de mí.
-Papa dice que conoce al tipo que hace la excursión y que después nos regalaría algo de la tienda. Y además han llamado diciendo que allí no llueve.- mi hermana contesto a mi pregunta.
Le sonreí y empezamos a caminar hasta el parking donde estaba el coche. Varias familias también iban hacia allí y busqué la de Alex. Pero no la encontré.
Vi la familia de Jessica y la de Alejandra junto a la de Raquel. Cuando cerré la puerta del coche. Otra familia entrena en el coche de enfrente y vi que era la de Alejandro y Álvaro iba con él.Mierda, había visto a las familias de todos menos a la de Alex. El coche se puso en marcha y salimos del campamento. Mirando por la ventana, volví a pensar en todo. En lo que ocurriría al irme de aquí. Y por alguna razón se me escaparon unas lágrimas. ¿Lo olvidaría todo? Limpié mis mejillas con la manga de mi sudadera y seguí mirando el paisaje. Levante la cabeza cuando vi una gran edificio blanco en mitad del bosque y una gran verja se abrió ante nosotros. Aparcamos en un descampado y bajamos. Caminamos por un pequeño camino de piedra hasta llegar a otra camino más ancho que subía una fiesta y se internaba en el interior del bosque y en medio, había un tren rojo.
Un hombre obeso estaba en una esquina y al vernos sonrío.
-La familia por fin llega.-
-También es un placer volver a verte Victor.- rió mi padre.
Entonces, de la caldera del tren empezó a salir humo y a soñar un fuerte pitido, lo que anunció el comienzo del viaje.
Subimos al tren y yo me senté junto con mi familia. Al volver la cabeza, vi que toda mis amigos estaban sentados en un sitio, riendo y hablando. Los envidie porque ahora yo no podía reír, no después de lo que había pasado hace unas horas. Quise levantarme e ir con ellos pero mi cuerpo no se movió. No hasta que una cabeza rubia subió al tren y se sentó por los asientos de atrás. Y cuando se sentó y vi su rostro, sonreí con tristeza. Alex estaba sentado allí con la mirada de nuevo perdida en alguna parte. Hasta que se volví y me miró. Y como esta mañana el tiempo volvió a detenerse. Noté como el tren empezaba a moverse, pero ninguno apartó la mirada. No hasta que mi hermano emocionado dijo:
-Mira Celia, nos movemos. ¡Nos vamos!- me giré hacia él y le sonreí. Cuando mi hermano no me perseguía con las tijeras era un ser encantador.
Subimos por la cuesta y nos internamos por el bosque. Seguimos por el interino y las risas de mis amigos se oían por todo el tren. Porque los únicos que las escuchábamos éramos Alex y yo. De repente empezamos a ver por el lado derecho agua. Y al avanzar más nos dimos cuenta de que era un hermoso paisaje: un gran lago rodeado por árboles y detrás unas altas montañas. Entonces me levante de mi asiento y camine por el interior del tren. Pase por donde estaban sentados mis amigos y yo solo los salude. Camine un poco más hasta divisar un asiento vacío pegado a la ventana. El único problema, que tenía que pasar al lado de Alex. Con valor, levante la cabeza y a paso firme camine. Pero al pasar junto a él sentí su mirada y no soporte la tensión de mirarle. Nuestros ojos volvieron a toparse y algo en el universo resonó. Parecía que los dos teníamos una necesidad de estar el uno con el otro, pero algo se nos escapaba de las manos y nos impedía el paso. Seguí caminando y me senté. Volví a pensar en todas las preguntas y afirme que tenía miedo. A olvidar, ¿o tal vez era a que me olvidaran?
El trayecto siguió y los paisajes eran hermosos. De repente, unos gritos me devolvieron a la realidad y vi cómo mucha gente se levantaba y asomaba la cabeza. Como soy muy cotilla, me levanto también y asomó la cabeza. Y veo que hay un pequeño grupo de cervatillos. El tren se para y veo cómo un señor baja de él con un cubo en la mano. Coge un puñado y se los echa a los cervatillos. Los niños tienen los ojos que parece que se les van a salir de las órbitas. Más mi hermano. Luego, el hombre vuelve a subir al tren y este retoma su viaje. Los cervatillos corrían a los dos lados del tren y inconscientemente saco la mano y alargó el brazo sintiendo el viento en mi cara y esa sensación me encanta, porque me sentí libre. Pero por poco tiempo. El tren volvió a parar. Esta vez no habíamos detenido en una pequeña esplanada. Había unos árboles a los lados pero no impedía ver el gran grupo de ciervos y cervatillos que allí reposaban. De nuevo, el señor bajo del tren con el cubo y empezó a darles de comer h por alguna razón nos dio permiso para bajar del tren y darles de comer. Vi como mis amigos bajaban entusiasmados y como mis hermanos hacían lo mismo seguidos de mis padres. Yo también baje del tren y tome un poco de lo que había en el interior del cubo, era un mezcla entre cereales y maíz. Me acerqué despacio a un cervatillo y alargue la mano. El animal dudó un momento pero después empezó a comer lo que le tenía tendido en la mano. Sentía cosquillas y sonreía profundamente, era algo hermoso. Lo acaricie y volví a darle de comer. Sentí que alguien se ponía a mi lado y pensé que era Alex pero era Jessica.
-¿Te ocurre algo? En el tren no has querido sentarte con nosotros y estabas sola al igual que...- mi amiga calló porque pareció entender. Yo le sonreí con tristeza y cariño.
-Tranquila, es todo esto.- levante los brazos y mire al cielo.- Es lo que ha pasado aquí. Tengo miedo de olvidaros a todos y más a que me olvidéis. Tengo miedo de pensar lo bien que lo he pasado aquí pero tengo miedo, porque sé que no os volveré a ver. Tengo miedo de él...
Jessica me tomó por los hombros.
-Escucha, creo que todos tenemos miedo, al igual que tú. Ninguno de todos nosotros quiere olvidar este verano que hemos pasado juntos. Ni lo hará. Porque habrá fotos, recuerdos, regalos, hechos que nos harán recordar lo maravilloso que ha sido este campamento. Aunque estas lejos, ninguno olvidara nada, porque seguiremos soñando con este lugar y recordando. Y más él que te ama con todo su corazón.-explicó Jessica.
Sus palabras me llegaron hasta el corazón y ella tenía razón. Luche por no llorar y ella se dio cuanta, y me abrazó. La estruje contra mis brazos y supe qué aquello era lo que necesitaba, el amor de una persona, pero solo me hacía falta uno, y ahora mismo no lo tenía. Alex...
Jessica sonrió y me tendió en la mano un poco de comida y juntas dimos de comer a los ciervos. Luego empezó a buscar a la mirada a Alex pero no vi por ninguna parte. Entonces, noto como mi móvil suena en el interior en mi bolsillo y voy detrás de un árbol donde nadie pueda verme para leer el mensaje. Cuando enciendo la pantalla, una manos tapa mi boca y otra me coge de la cintura y me arrastra. Pero no en dirección a la gente sino al contrario. Me alarmó y empiezo a patalear intentando soltarme del agarre de quién sea el que me esté sujetando, pero me sujeta fuerte y no puedo ni moverme. Intentó chillar pero la mano que tiene en mi boca me lo impide. Cada vez nos alejamos más de la gente y los árboles empiezan a cerrarse sobre mí y comprendo que me están llevando para el interior del bosque. Finalmente me suelta y yo aprovecho para respirar y me apoyó en una roca sin volverme a mira a quien estaba allí observándome. Me levanto y bruscamente, estampó mi puño contra la cara del tipo e intentó salir corriendo en la dirección por la que hemos venido. Me detengo y miro a todos lados y maldigo por qué no recuerdo por donde haber venido. El tipo me sujeta por los brazos y me inmoviliza. Entonces descubro que lleva una mascar tapando su rostro.
-¿Qué vas a hacerme?- tartamudeo.
El tipo se ríe.
Me llevo la mano a la boca y descubro que tengo un corte y me está sangrando.
-¿¡Quién coño eres?!- grito.
El tipo vuelve a reírse y esta vez se acerca a mi.
Intentó soltarme pero me quedó paralizada cuando el tipo se quita la máscara.
-¿¡Qué coño te pasa en la cabeza?!- le grito.
Alex, de nuevo ríe.
-¿Vas a dejar de reírte?-
-Reconoce que ha estado divertido...- entonces Alex deja la máscara en una roca.
-Idiota, me has asustado.
-Solo quiero hablar.- su expresión cambio totalmente y yo lo miré serio.
-Deberíamos de hacerlo.
-Tienes miedo.
-Lo tengo, no te miento.-
-Yo también, más de lo que crees. No soporto la idea.- le miro para que continúe.- No soporto el pensamiento de que dentro de poco no volveré a verte... Dios tiene que haber otra solución.
-Ojalá la hubiera, porque estoy aterrorizada. Alex, tengo miedo de olvidarte y de que tú me olvides. No me imagino separada de ti, porque ya he tenido bastante. Yo, te necesito, aquí, conmigo. Yo...te amo.
Alex se acercó a mí y me tomo de la barbilla. Me obligó a mirarlo a los ojos, donde me perdí en su mirada. Luego pasó un dedo por la parte de mi labio donde me estaba sangrando y me limpió la sangre con él. Yo seguía mirándolo. Los dos estábamos muy cerca. Entonces una lágrima se escapó de mi mejilla. Alex se volvió y me la limpio.
-¿Por qué lloras?- susurró Alex.
-Porque a pesar de que te haya besado alguien que odio y esté enfadada contigo, sigo queriéndote.
Él sonrió y bajo la mirada a mis labios y volvió a pasar su dedo por mi corte, este sangró más. Volvió a sonreír y esta vez yo iba a limpiarme el corte pero Alex se adelantó. Posó un suave beso en la parte del corte. Entonces se separó y sonrío y de nuevo, sin previo aviso, volvió a besarme. Era un beso lleno de amor, cariño. Poco a poco el beso se volvió más intenso y profundo. Del cielo empezaron a caer diminutas gotas, pero se ve que a ninguno nos importó porque seguíamos allí.
Entonces en un rápido movimiento, Alex se deshizo de mi sudadera y mi camiseta. Tirité de frío y froté mis manos contra mis brazos. Pero aquello no duró ni un segundo porque Alex volvió a besarme. Esta vez fui yo quien le quito su camiseta. Volvimos a besarnos. Empezó a llover pero nosotros seguíamos allí, abrazados.
-Alex, voy a coger una bronquitis.-
El sonríe, me ayuda a ponerme la camiseta y la sudadera y yo hago lo mismo con su camisa. Entonces me sujeta por la barbilla y deposita un suave beso en mis labios.
Cogidos de la mano, dejo que Alex me guié de vuelta al tren.
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😏Buenasssss!
Este capítulo es más largo de lo normal... Naaaah es un regalito por lo que he tardado en editar y por las 266 lecturas.😊
De verdad, gracias a todos!!😽

Lucilu16

Amores del veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora