"M"

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De repente un hombre adulto, muy adulto, en realidad era viejito; se me acerco y me llamo Arabella.

-Señor disculpe, mi nombre es Manuela, Manuela Ross y yo no conozco a ninguna Arabella.- Le dije al señor justo cuando este se me acercaba, pero insistía en llamarme Arabella. Ya el hombre me estaba dando miedito, en realidad ya estaba aterrada. Me decía

-Arabella has vuelto y tu libro está bien guardado, tal y como me lo pediste, nadie lo ha visto desde que te fuiste y ahora que has vuelto te lo entrego, te lo devuelvo, es tuyo, tú lo escribiste. -

Insistía el señor y yo paralizada, sin mover ningún musculo, no sé por qué me causo tanta impresión ver el libro que tenia este señor en las manos, era un libro antiguo un libro con una gran M en la portada, pero igual estaba aterrada, tanto por el libro, como por el hombre. Lo único que me hizo reaccionar fue el momento en que alguien abrió la puerta y le halo por el brazo.

-¿Hey qué diablos?-dije toda asombrada al ver como un chico le halaba.

- ¡Chica estás loca, como se te ocurrió entrar ahí sola! - Decía alguien, no puede ver de dónde salían las voces, solo sé que parecía que me estuviesen regañando.

- No definitivamente... si, eres extraña y loca, nadie entra en esa librería solo, y mucho menos si eres chica. De no ser por Christian que se atrevió a ir por ti justo cuando vimos que entraste, Dios no quiero ni pensar.- decían sin parar, estaban asustados, molestos, qué se yo.

-Hey ¿ustedes no son justos los que casi me pegan con el balón?- Pregunte cuando por fin reaccione de el sustote que tenia y puede ver quiénes eran esos chicos.

- Si somos justamente esos. Y pensamos pues que ya no te habían quedado ganas de venir para a acá, que te habíamos causado tal mala impresión que ni ganas tendrías de volver a encontrarnos y no te aparecerás de nuevo por aca. -Dijo justo el papá de los helados.

- ¿Pero qué tiene de malo entrar en esa librería?, es una librería común y corriente. -Dije toda asombrada, no me explicaba, el por qué estaban tan alterados.

- No es una librería común y corriente, eso lo que pasa. -Respondió justo el chico que me saco de la librería, Christian, él era el chico que amablemente me había pedido disculpa el día del balonazo.

-Ok ya estoy hechas bolas, que tiene de especial esta librería y quién es ese señor que da tanto miedo con tan solo verlo. - Pregunte intrigada

-Será mejor que ya no hagas tantas preguntas, sólo te diré que no vuelvas a entrar ahí, si estas interesada en libros, en el pueblo vecino hay una librería muy buena y está repleta de libros y revistas que de seguro y te mueres por leer, y esta a tan solo 20 min de aquí. - Dijo Christian. Estaba molesto, creo que no le simpatizó la idea de haber ido por mí dentro del establecimiento.

Luego de sus palabras se aseguraron de alejarme de la librería por si se me ocurría volver a entrar. En el camino trataron de cambiar la conversación y empezaron a presentarse. Creo que ya no me caen tan mal. Es por eso que dicen que la primera impresión pues no siempre es la correcta.

-Bueno yo soy Rafael, me dicen Rafa y de una me disculpo por cómo te hable el otro día, de verdad queríamos causar mala impresión. - dijo con una sonrisa toda picara que hizo que se me escapara una sonrisa.

- Yo soy Moisés, soy el más amigable de todos, por eso me costó mucho hacerte sentir mal el otro día, eso no iba conmigo, pero realmente lo haría otra vez pero espero que esta vez, diera resultado. -dijo Moisés, dándome un golpecito en el brazo.

- Ok gracias... Creo-. Dije casi a fuerzas.

-Yo soy Mario. Simplemente Mario.

-Hola simplemente Mario, mucho gusto- dije casi cohibida, me parecía extraño que ellos se estuviesen presentando así tan espontáneamente, en realidad eran agradables.

Stay: Cruces del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora