Triand

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Durante la comida, reino un silencio sepultar, sólo nos mirábamos. Hasta que no aguante más.

-No entiendo absolutamente nada de lo que está pasando, si esto es un sueño, ya esta durando mucho y me está incomodando.- Me levante de golpe y me dirigí a un estanque que estaba cerca. Él se me acercó rápidamente.

-Sí... el golpe te afecto.-

-No, lo siento, ningún golpe me afecto. Esto es un sueño y tú eres parte de él.-

-Cálmate, que te puedes hacer daño.-

Ya me estaba sintiendo mareada. Así que decidí sentarme.

-Eres una chica extraña.- dijo al sentarse a mi lado y me sonrió, de nuevo.

-Si sigues sonriéndome así, te juro que te golpeo.- Volvió a sonreír, pero esta vez su sonrisa hizo que se me saliera una pequeña carcajada.

-Vez que de algo sirve reír...-

-Siento mucho comportarme así, después de todo lo que has hecho por mí, pero estoy demasiado confusa. Tanto así, que ni siquiera se tu nombre. Yo me llamo Manuela.

- Un placer conocerte Manuela, mi nombre es Benjamín, pero puedes llamarme Ben.-

-Jaja, así como la caricatura ¿Ben 10?

-¿Perdón?

- Te lo dije... estoy confundida. En un rato estaba en mi cuarto, escuchando música de mi Ipod y leyendo un extraño libro y luego estas sacándome del rio. Y ya sabes lo demás. -

- ¿Ipod? Sabes mejor hay que distraerte. Demos un paseo.-

- ¿por qué, eres así conmigo? Aparte de ser una desconocida, y de paso, por lo visto estoy loca.

- No lo estas. Y no te preocupes. Todo estará bien. - Dijo y me sonrió y lo golpee.

-Te lo advertí.

Mientras dábamos la caminata, me estuvo relatando que estábamos en un lugar lejos de mi casa, donde todo lo que deseara se podía hacer realidad. Me comento, que él era el Príncipe de todo el lugar y que dentro de unas pocas semanas seria el Rey.

- Ok, aparte de enfermero, héroe, ahora me saliste príncipe y después rey.- dije en tono irónico.

- Si.

En ese momento llegamos a una cabañita, era muy pintoresca. Cuando entramos, habían muchas cosas viejas, entre ella una muñeca de porcelana hermosa. Cuando la tome, varias imágenes se vinieron a mi mente.

Había dos niños justamente en esa cabaña, les calculo entre 9 a 10 años. Muy chiquillos todavía.

-Hoy te mostraré algo y quiero que lo conserves.- decía el niño, entregándole la muñeca de porcelana a la niña. -Esto le pertenecía a mi madre, se lo regaló mi padre cuando aún eran niños, es símbolo que sólo la muerte los separaría, y así ocurrió.-

-Es hermosa, pero no pudo aceptarlo. - Respondió la niña.

-Nunca dejare que nos separen.- Insistió el niño.

-Ben, no pertenezco aquí.-

-Arabella, eso no me importa. -Finalizó el niño.

Cuando abrí los ojos, pude notar que Ben estaba con cara de preocupado

-¿Estás bien?- pregunto.

-Sí, no tengo ni idea de que me paso- En ese momento a lo lejos, una voz conocida se oyó en el aire.

-¡Ben! ¿Cómo pudiste?- Cuando alce la mirada, vaya sorpresa que me lleve.

-Christian ¿qué haces aquí?- Dije sorprendida

-Manuela luego tú y yo hablamos.- Respondió mí recién aparecido amigo.

-No le hables así.- Se interpuso Ben, entre Christian a yo.

-¿Sabes lo que haces? Tú no tienes derecho de hacerle esto a ella. - Sólo se dirigía a Ben sin prestarme la más mínima atención.

-No le estoy haciendo nada malo. Lo hago por ella.-

-No es asi, lo haces por ti.-

La discusión se estaba tornando muy mala. Yo me encontraba desconcertada, no sabía si hablaban de mi o alguien más.

-¡Basta!- interrumpí. - No sé qué demonios está pasando y ahora estoy más confundida que antes. Así que necesito una explicación. Les exijo una explicación, y tú me la vas a dar Christian.-

-Lo único que te diré, es que no perteneces aquí y por tu bien, regresarás conmigo.- Dijo Christian agarrándome fuerte por el brazo.

-¡Suéltame!, por qué me hablas de esa forma.-

-¡Vendrás y punto!-

-¡¡Demonios!!... Manuela, ese no es Christian.- Dijo Ben alterado y logrando zafarme de Christian.

-¿Le creerás? Él no te ha sido sincero.- Respondió Christian

-¡Lo siento!- dije viendo a Ben. -No comprendo nada, necesito explicaciones, necesito despertar. Esto es un sueño. -

Me fui con Christian, dejando a tras a Ben. Él quedo sorprendido, la imagen del príncipe imponente que ví en la casa y el tierno que ya había visto, se esfumo de su rostro. Pero que podía hacer, Christian es mi amigo.

Estuvimos caminando en silencio hasta un lugar cercano al río. Parecía que hacía mucho tiempo que había pasado por ahí. La imagen de Ben sacándome del rio, cuando me cargo, cuando estábamos en su sala. ¿Qué pasaba?

-El príncipe Ben creía que podía manejar todo y jugar con el destino. Tú siempre estuviste predestinada a sufrir a su lado... - Me decía Christian, yo no entendía de qué hablaba.

-¿De qué hablas Chris?

-¡¡Christian!! Sabía que esta imagen seria la conveniente, en él confiarías, Arabella.- dijo con una sonrisa burlona.

- Eso de estar hablando de tercera persona, no te queda. Explícame de una buena vez que está pasando y por qué no me he podido despertar de este ridículo sueño.-

- Mira niñita, entiende esto. No estás en un sueño, esto es una realidad. Una realidad que no te pertenece, y el gran Príncipe Benjamín está obsesionado con que pertenezcas a este mundo. Pero no dejaré que sea así. No dejaré que arruines mis planes, de ser el rey absoluto de Triand.

-¡Ok! ahora, si ya estoy en shock total- pensé - Triand no existe, es un cuento que me contaba mi abuela cuando era niña. - Le comenté.

Recordé que mi abuela cuando yo tenía 7 años me contaba historias sobre Triand, un lugar encantado donde todo lo bueno podía ser realidad, siempre y cuando se poseyera un corazón puro. Recordé que cada vez las historias eran diferentes, de hermosos lugares y me relataba la historia del príncipe Ben, un gran príncipe de buen corazón, capaz de hacerte paralizar el corazón con su hermosa sonrisa... ok esto no puede ser verdad.

-Oye ¿qué diablos te pasa?, ¿por qué de repente te pusiste pálida?- Preguntaba ese Christian, que no era mi Christian, pero se parecía mucho.

- Si esto no es un sueño, y lo que me contaba mi abuela es verdad... tú debes ser.... Ay no, dime que no.-

-Por lo visto tu abuela te preparo muy bien. Y sí, soy Calen.

Stay: Cruces del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora