Al día siguiente, hicimos como si nada hubiese pasado, era mejor para todos. Aunque tampoco era que quería ese tipo de dramas en mi vida, pero ya en daño está hecho. Fruncí el seño al notar, que cómo cosa rara, Ben y Chuck estaban sumidos en mapas. Me preguntaba qué tanto hacen.
Decidí ir a caminar un rato, sabía que Ben había colocado en puntos estratégicos a sus guardias, así que estaba segura.
Pensamientos iban y venían una y otra vez. Me sentía a gusto donde estaba, pero a la vez quería ver a mi madre, a mi perro y a mis atolondrados pero buenos amigos.
Lo más sorprendente de todo, era que de alguna u otra forma había empezado a olvidar cómo era mi vida antes de venir a Triand. Eso era lo que no me gustaba.
Traté de hacer memoria, pero por más que intentaba no podía recordar una cosa, no recordaba mi vida antes de ir al pueblo.
En menos de un minuto una niebla blanca me fue envolviendo, pero no me sentía asustada, me sentía a gusto, era como si sabía que esa niebla no me fuera a hacer daño.
De repente una voz a lo lejos se me hizo familiar, esa voz si la recordaba, pero no podía ser posible, ¿será que me quedé dormida?
-No te quedaste dormida querida amiga, sí soy yo, la amiga que más adoras...Camila Lombardi.- dijo una sombra que a la final se convirtió en mi buena amiga Camila, pero cómo era posible.
-Tú... aquí... No puede ser... Tú... no... qué está pasando.- No comprendía absolutamente nada.-
- Creo que te estás volviendo tartatatamuda amiga. Y sí yo... estoy...aquí... en...Triand.- Decía mi amiga al sentarse a mi lado. Yo seguía sin comprender.
- ¿Y qué te ha parecido tú mundo? Está muy lindo verdad.- Mi amiga estaba de lo más normal. Yo ni hablaba.
- Antes que explotes como estas acostumbrada y empieces a hablar sin que nadie te pare, te diré. Sí soy yo, si estoy en Triand, no soy Calen, soy tú amiga.-
-Pero cómo es posible.-
-Ben pidió una ayudita, y yo se la vine a dar.-
-¿Ben? Conoces a Ben.-
-Siiiii y está muy lindo.- Dijo mi recién llegada amiga y me guiñó el ojo.
- Pero ayudita de qué, y por qué tú.-
-Te cuento el cuento corto.-
-¿Es que acaso esta una versión larga?-
-Sí, pero no te la contaré. Resulta, pasa y acontece, que soy un guía blanco.-
-jajajajaja tú... ¿un guía blanco?... cómo es posible... si eras la más traviesa del grupo.-
-Ay sí. Tú y Antonella eran seguro, unas santas palomas-
-Eh... si...-
-En fin, soy un guía blanco y vine a echarle una manito a Ben contigo, aunque creo que ya él te echó otras cosas.- Dijo con cara de picardía.
- Ay cállate.-
-Amiga, yo ayude Ben a traerte a este mundo. Es tú destino estar aquí, pero debes tener cuidado, puedo ayudar a Ben a protegerte, pero no puedo acabar con Calen.- Ya la conversación se estaba tornado seria.
-Comprendo que hay un destino y que yo pertenezco a él.- Le comente a mi amiga.
-No perteneces tanto al destino de Triand, perteneces al destino de Ben.-
-No comprendo.- Admití, ya se me estaba haciendo costumbre no comprender nada.
-Ben y tú tienen que acabar con lo que Arabella, Isabella y el abuelo de Ben no concluyeron.-
-Y eso es...- Me aventuré a preguntar
-Debes acabar de una vez con ese destino.-
-Sigo sin entender.- Resoplé ya cansada.
- Al contarle toda la historia a Ben su abuelo, lo obligó a pertenecer a su destino. Al tú recibir el libro y escribir en el, Calen te obligó a pertenecer a su destino.- Haciendo énfasis en lo que acababa de decir- Pero Ben y tú el día que se cruzaron en el pueblo... crearon su destino. -Concluyó.
- Esto es un trabalenguas, al cual le pondré como nombre Cruces del destino.-
-Chama tú y yo estamos conectada, así llame a esta historia...Somos lo máximo.- Alardeó mi amiga.
-¿Entonces, como ayudo a Ben?-. Pregunté interesada, mi amiga no le pareció lo que dije y con un suspiro me dijo...
-Tienes que irte de Triand-.
-Eso es lo he tratado de hacer desde que llegué.- Repliqué con frialdad.
-No es así. Puede ser que tú pienses en irte, pero hay algo que no te deja. Y es tú corazón al empezar a sentir por Ben.-
-Sentir por Ben...-
-Amiga te enamoraste de Ben... y eso no te deja irte de aquí.-
-Yo no estoy enamorada de Ben, sí ok es lindo, tiene una sonrisa que hipnotiza, unos brazos que al abrazarte, siente que nada te pasará en este mundo y cuando te mira... ¡Uff! sabes que sólo estarás feliz si estás con él.- Al escuchar todo lo que dije, mi amiga puso de lado su cabeza y empezó a sonreír pícaramente, esperando que yo me diera cuenta.
-Demonios estoy enamorada de Ben.- Suspiré un poco decepcionada, de no poder llevarle la contraria a mi amiga.
-Sí y al no pasarte eso muy a menudo, no te diste cuenta.- Comentó impresionada.
-Yo no buscaba enamorarme de Ben.- Insistí
-Sí, lo sé... pero de alguna u otra forma, él hizo que te enamoraras de él.-
-Cómo que hizo que me enamorara de él.- Pregunté muy intrigada. Cómo puede hacer una persona para que se enamoren de ella.
- Yo sé que vine a ayudarlo, pero sé cosas que él no... y por más guía blanco que sea, eres mi amiga y eso nada lo va a cambiar.- Murmuraba Camila.
-¿A todas estas?-
-Ben sabía, que la única forma de que no te fueras de Triand, era que tú corazón perteneciera a Triand.- Hizo una pausa. - y pertenecería a Triand si le pertenece a él.-
-¿Me estas queriendo decir... que Ben provocó que me enamorara de él, sólo para que no me fuera? ¡Lo mato!- Me levanté molesta de la roca donde me había sentado a platicar con mi amiga.
Un ardor corría por todo mi cuerpo y cada vez que pensaba que Ben había provocado que yo me enamorara de él, sólo para que no me fuera de Triand, hacía de me enfureciera más. No sabía explicar lo que sentía, quería matarlo, pero a la vez estaba molesta conmigo, por haberme dejado enamorar de esa sonrisa, de esa mirada y de esos brazos.
Yo no era una chica que me fijara en eso, pero este rey había hecho que lo hiciera. Y eso me molestaba más.
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Stay: Cruces del Destino
Teen FictionEs tarde y yo todavía sin poder dormir... No creo poder resistir esto, no creo que sea lo suficientemente fuerte para ser capaz de superar, esta tormenta. La escritura que siempre me logra calmar, ya no es capaz de ayudarme. Pensé que lo había...