La comida perfecta

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Llevo viendo la televisión desde que Kurt se fue, hace ya como dos horas. Realmente no echan nada que me guste así que ahora simplemente estoy viendo los simpsons.

Solo son las 2 y media y la verdad es que empiezo a tener hambre pero no me apetece nada levantarme a hacer la comida. "Ya cuando empiece la publicidad" pienso. Si antes lo digo antes la echan. Nada más y nada menos que 13 minutos de anuncios. ¿Que por qué sé que son 13? Fácil. Básicamente porque lo he cronometrado alguna que otra vez a causa de mi aburrimiento y tanto en esta como en la mayoría de cadenas, siempre que emiten publicidad sin haber aparecido primero lo típico de "volvemos en x minutos", son trece.

Me levanto muy costosamente entonces del sofá. Siento como si hubiera tenido que emplear toda la energía de la que disponía para salir de él porque es como si del tiempo que llevaba ahí sentado me hubiera quedado enterrado o algo similar. Una imagen muy graciosa para el que hubiera estado ahi, para qué me voy a engañar.

Voy al microhondas porque muchas veces o Kurt o yo dejamos algo dentro de la comida anterior y así lo aprovechamos para la próxima pero no hay nada, está vacío como mi estómago. No pasa nada, aún no está todo perdido porque tengo la esperanza de que haya algo en el congelador o en la nevera que solo haya que calentar y listo. Me apresuro al frigorífico y lo abro en busca de algún plato precocinado.

En mi cara se dibuja una sonrisa de oreja a oreja cuando veo un bol de ensaladilla rusa. No es exactamente lo que me esperaba pero no tengo ni que calentarlo, es asombroso. A continuación cojo una bandeja para llevar el bol, una botella de agua y pan bimbo al salón. La ensaladilla rusa me gusta más en sandwich, la verdad.

Pongo la bandeja en la mesa y me vuelvo a sentar en el sofá. Veo que los simpsons se han terminado y que el programa que están echando no me gusta así que decido cambiarlo pero me doy cuenta de que el mando está en el mueble donde está la televisión y vuelvo a levantarme a por él. Cambio de canal pero no encuentro nada interesante. Finalmente me decanto por CSI, no lo he visto nunca pero parece muy interesante.

Parece que el destino se está mofando de mi porque justo en el instante en que me estoy sentando suena el teléfono. ¿Quién narices me tiene que llamar justamente ahora? Qué momentazo, de verdad.

Voy a por el teléfono, que también está en el mueble en el que está la tele. Miro el identificador de llamadas pero al parecer no es un número conocido porque aparecen todos los dígitos. Descuelgo.

- ¿Quién es?- pregunto nervioso.

-Hola.. emm.. ¿John? -Dice una mujer al otro lado de la línea. Tiene voz de mujer mayor pero no creo que sea la madre de John. Conozco a su madre y estoy por jurar que no es ella.

-¡Lourdes, pásame a ese hijo de perra!- oigo de fondo. Por lo que parece un robusto hombre está gritando al otro lado de la línea. No entiendo nada pero esto no pinta muy bien.

-Disculpen no soy John, se han equivocado.- intento decirles, aunque claramente no parece que fueran a escucharme, menudos humos tienen.

-Vamos a ver niñato del tres al cuarto, como te coja te voy a cortar las pelotas y las voy a echar en un canasto, cacho mierda- la cosa se está poniendo bonita. No sé de qué va todo esto pero si se trata de una broma de John se está pasando de la raya.

- disculpe señor pero no entiendo nada- digo confuso. Me está empezando a molestar.

-¿¡¿cómo que no entiendes nada, subnormal?!?- me pregunta gritando. Como siga así le cuelgo, yo no voy a aguantar más a este ser.- Has dejado embarazada a mi hija Sky, a mi niña. Ella solo tiene 16 años y le acabas de joder la vida, pedazo de cabrón.- ahora entiendo por qué estaba así pero.. ¿por qué me llama a mi? Yo no soy John.

- Cariño tranquilízate, la niña está aquí delante.- oigo a la mujer de antes intentando tranquilizarle pero no sirve de nada, cada palabra es en vano.

- Señor de verdad que lo lamento pero le vuelvo a repetir que yo no... -intento explicarle de nuevo pero me interrumpe.

-Ya ves que si lo vas a lamentar, mamonazo. Como que me llamo...

De repente cuelgo el teléfono. Este hombre estaba demasiado airado como para poder hablar y lo estaba pagando conmigo, que ni siquiera era el culpable.

Vaya comidita que llevo y todavía ni he empezado.

Obviamente tengo que llamar a John para que me dé explicaciones. Se ha metido en una buena, a ver cómo sale de esta. Sin embargo prefiero comer primero, los problemas mejor despacito y de uno en uno.

¿Asexual?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora