El demonio que deseaba el amor

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Mientras pasaba el rato viendo a los humanos desde los limites del infierno y la tierra, note a un chico que me llamó la atención.
Era un chico con muchas heridas pero no dejaba de ser guapo.
Desde ese instante en que lo vi caminar decidí seguirlo para poder verlo mas, podría decirse que llegaba a ser como un ángel de la guarda pero sin esas alas al blanco puro que ellos poseen.

Pero hubo un día en especial en que decidí mostrarme y que el me notara. En literal no mostró expresión alguna ante mi aparición.

-¿Que mierda?-. Se preguntó a sí mismo. Con una cara de confusión e indiferencia a la vez.

-¿Eh?... ¡E-espera! ¡Debes tenerme miedo, no estar como idiota parado en frente!-. No puedo creer que estoy hablando con un humano, y no uno cualquiera.

Nos miramos fijamente a los ojos un momento, no fue mucho pues note como fijaba sus ojos en mis alas. Se acerco para tocarlas.

-Puedes... Puedes tomar una pluma, si quieres-. Al decir eso, alce mis alas para que pudiera agarrar una pluma-. No son blancas como las que tienes los ángeles, pero también son hermosas.

Mire hacia otro lado sonrojado esperando ese pequeño toque de dolor que da al arrancarse una pequeña pluma que al poco rato apareció en las manos de aquel chico mas alto que yo.
Un poco de sangre mancho mi ala derecha pero eso no me importo y me apure a cubrirla antes de que se preocupada por eso.

-Me llamo Springtrap-. Después de admirar aquella pluma me miro a los ojos-. ¿Cual es tu nombre?.

-Me llamo Golden Fredbear.

Desde ese momento nos empezamos a llevar mejor, en unas semanas nos volvimos muy unidos el uno al otro, pero el aun no sabia que yo le quería de otra manera. Pero... Era peligroso seguir con esto.
Cierto día el recibió la noticia de que un familiar habia muerto y el funeral se llevaría a cabo en la iglesia del pueblo, yo no podía seguirlo, eso era lógico ya que soy un demonio y los demonios no pueden entrar a las iglesias. Cuando se fue, mi gemelo, Freddy, decidió visitarme y advertirme de lo que podía suceder.

-Ya te lo había dicho, pase lo que pase, no dejare que le ocurra nada-. Dije ya harto de lo mismo.

-¡No importa que hagas morirá de igual manera!.

-¡Lo único que quieres es que vuelva a aquel lugar! ¿Que no ves que soy feliz aquí?-. Eso fue lo último que pudo escuchar antes de irse indignado y con una mueca de molestia.

Estaba enfadado pero no quería que Spring me viera así, intente calmarme y aun que me pareció imposible pude hacerlo justamente cuando llegó a casa.
Estaba triste, y no lo culpo, cualquiera lo estaría si un familiar muriera.

Entramos y nos sentamos en el sofá ubicado en frente de una mesita para el té. Bueno, yo no me senté, mis alas no me lo permitían.
Estaba todo en completo silencio, pero, quería romper ese silencio de cualquier manera.

-Spring, y-yo... Hay algo que quería decirte-. Admití logrando que volteara a verme. Cuando lo hizo aproveche para besarlo.

Se quedo en estado de shock al sentir mis labios sobre los suyos. Cuando me separe de el no dijo nada, aun seguia sorprendido.

-Lo siento...-. Fue lo único que dije antes de desvanecerme.

Camine por el bosque por un rato sin saber que podía hacer si no me perdonaba lo que había hecho. Estaba cabizbajo, con la mirada en el suelo y apenado por lo que había hecho.
Deje de caminar al escuchar una risita burlona cerca de mi. Al levantar la vista me encontré con Bonnie, al contrario que yo, el era un ángel de cabellos morados y ojos rojos.

El Demonio Que Deseaba El Amor [Goldentrap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora