Cap. 10 |"Celebración judía"| (Segunda parte)

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Con esas exquisitas caricias, no podía resistirme a reír, pero tenia que mostrar algo de seriedad. Lo primero que le haría a James apenas estuviéramos casados, seria regañarlo.
El testigo hizo una señal a James, quien enseguida obedeció y me giró para estar frente a él. Me sonrió y en su mano hizo aparecer un anillo de oro puro, completamente liso, sin ormentaciones y piedras preciosas. Y frente a todos los invitados, dijo con voz fuerte:
—he aquí, que estas comprometida a mi con este anillo, de acuerdo con la ley de Moisés e Israel.
Esa sexy y grave voz se lo escucho tan varonil cuando dijo esa frase. James colocó el anillo en mi dedo anular. Y me sonrió, correspondí a su sonrisa, y sentí en ese momento que me ruborizaba.
Enseguida, James leyó algo que en la religión tenia el nombre de ketubá, un contrato matrimonial, un texto original en arameo. En este, James aceptó sobre sí diversas responsabilidades que se detallan en la comprometida. En el resaltaba obligaciones principales, como proporcionarme alimentos, refugio y ropa, y estar atento a mis necesidades emocionales.
Apenas terminó, el testigo firmó el contrato matrimonial, dando oficial mi entrega a James, por la ley, ya era de su pertenencia.
A James le entregaron una copa de vino, del cual bebió mientras su padre, mi suegro, recitaba las siete bendiciones.
Terminó de recitar, James bebió todo su vino, la copa la colocó al suelo, y con su pie la rompió. Dando fin a la ceremonia. Todos los invitados lanzaron un grito y aplausos (que extrañas tradiciones). James y yo caminamos juntos sin tener algún contacto, y por las madres de ambos, fuimos acompañados a una habitación de la residencia. Donde estuvimos solos por unos minutos. Mi madre y su madre solo nos acompañaron hasta la entrada de la mansión, y de ahí seguí a mi esposo hasta una habitación, la cual abrió con llave y me dio el pase, entré y enseguida entró y cerró la puerta.
—señorita Maslow, estoy a su servicio —dijo con esa ardiente voz y me abrazó.
—te voy a regañar.
—¿porque preciosa?
—por que me acariciaste mientras se llevaba a cabo la ceremonia.
—¿no te gustaron mis caricias?
—al contrario mi amor, me encantaron —lo abracé —. Espero y esta noche las repitas.
Me besó.
—serán unas caricias muy íntimas y placenteras _________, pero dejemos esto de lado por el momento. Mientras tanto, hablemos de nuestra luna de miel.
—¿planeaste nuestra luna de miel?
—si. Quiero sorprenderte.
—¿y en donde va a ser?
—es una sorpresa. No la arruines.
—que malo eres —dije con un puchero.
—soy malo, pero si me permites decirlo, soy guapo también.
—eres un galán mi amor.
James sonrió y fundió sus labios en los mios. Nos ofrecimos unas caricias y mordidas.
En una mordida a mi labio inferior, James me hizo gemir.
—aahh... Me lastimas — gemí quejandome.
—perdón. No era mi intención lastimarte.
—la pagarás esta noche —musite.
—uy, que miedo tengo —se mordió el labio inferior—. Ya quiero que llegue esta noche.
Me sonrió y volvió a besarme.
—te amo demasiado —le dije.
—no tanto como yo te amo a ti, mi vida —dijo dulce y tierno.

"Un Maslow muy comprometedor" [NAFDS#2] (con James Maslow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora